Freshwater y Saltwater Universities: ¿La vieja confrontación sobre el gobierno y la economía?

Si hay un tema claramente vinculado con la economía política es el referido a la intervención del gobierno en la economía. El tema se torna crucial en situaciones de crisis económica y en condiciones de atraso y estancamiento de la producción y el empleo y en el subyace, como en casi todo el quehacer social, las ideas, la visiones, las conjeturas o teoría.

Con la crisis económicas financiera, algunos los economistas de Estados Unidos (USA) han identificado a las dos corrientes económicas sobre la intervención del estado en la economía con los términos Freshwater (FW) y Saltwater (SW) Universities o Schools. Tal identificación se asocia con la localización geográfica de las universidades identificadas con el monetarismo y el keynesianismo. Si bien es cierto que no hay una total identificación geográfica hídrica entre las universidades, los términos de Freshwater (Agua Fresca o dulce) y Saltwater (Agua Salada) han servido para asociarlas a la corriente del pensamiento económico dominante en ellas (May 2nd, 2012, StockTwis Univeristy, Consortium).

Así, las escuelas identificadas con el término FW se les asocian con una posición teórica adversa a la intervención del gobierno en la economía. Las referidas al SW son aquellas en las que el pensamiento económico parte del activismo del gobierno dentro de la economía. Así, las universidades y escuelas que están asentadas cerca de grandes cuerpos de agua dulce como Carnegie Mellon, Universidad de Chicago y la Universidad de Minnesota han sido identificadas como escuelas FW, mientras que las escuelas SW incluyen universidades cerca de océanos, como Berkley, el MIT, Columbia y Harvard.

Durante la crisis hipotecaria en USA, en 2008, inmediatamente se generó el debate si el gobierno debería intervenir o no para asegurar la recuperación económica y el empleo. Una posición del pensamiento económico estuvo en contra y otra urgió la intervención del gobierno para asegurar la actividad económica y la estabilidad, como medios para evitar la profundización del desempleo y el colapso del sistema financiero. Por lo que un tipo de universidad estuvo en contra de toda intervención y la otra argumentó la necesidad de una rápida intervención gubernamental, avivando una franca disputa sobre la política económica que se manifestó desde los 1970’s.

La disputa entró a la arena de la política con el fenómeno de la estangflación, término acuñado para identificar la inflación con desempleo y que constituyó un fenómeno económico inédito. Con este hecho el keynesianismo pareció ser derrotado, resurgiendo el Laissez Faire como slogan del pensamiento económico. Las escuelas FW asumieron que la economía actúa bajo patrones de racionalidad y que puede ser manejada por sí misma, sin necesidad de la intervención del gobierno. Considera que cada crisis económica es producto del propio sistema económico, por lo que su solución por el propio mercado dará bases para su saneamiento en el mediano y largo plazos.

Con esta visión del sistema económico y del mecanismo de libre mercado se considera innecesaria la intervención del gobierno, aún frente a eventos de crisis, se dio paso en los 1980’s a la reforma económica global, identificada políticamente con Margaret Thatcher y Ronald Reagan. La reforma económica buscó liberar los mercados nacional y globalmente y en los países en desarrollo, además, implicó la privatización indiscriminada de las empresas públicas.

En tanto las escuelas EW esencialmente contaron con el monetarismo de Milton como estrato teórico, las escuelas SW se sustentaron en la visión de John Maynard Keynes, que considera como necesaria la intervención del gobierno en la economía. Idealmente consideran que la economía debe ser guida con los medios gubernamentales de la política monetaria y fiscal. En el primer caso, con medidas de manejo y control de la tasa de interés y oferta monetaria. En el segundo caso, con el presupuesto público, apoyando la inversión y el empleo privados.

La discusión de las visiones de las escuelas FW y SW se ha centrado esencialmente en cómo atender los efectos recesivos del ciclo económico sobre la producción y el empleo. Lo cual tiene implicaciones más allá de si debe o no intervenir el gobierno en el manejo de la economía y, en el caso de los países en desarrollo, el rol del estado en la promoción del crecimiento y el desarrollo. Por lo que naturaleza y causa de una recesión y estancamiento económico reviste singular importancia.

Las escuelas FW asumen a las crisis de producción y empleo como efecto de un problema de oferta, sobre la que el gobierno en el corto plazo no puede mayormente actuar. En tanto las escuelas SW parten del principio de que siendo el problema de falta de demanda, los gobiernos vía el gasto público y la política monetaria pueden alentar la producción y el empleo, dada la capacidad de producción existente y ociosa. Teóricamente esta discusión del ciclo productivo ha estado presente entre los economistas desde inicios del siglo XIX.

Aun limitadamente, USA aplicó medidas intervencionistas de gasto público y de inyección monetaria para enfrentar la crisis. También se aplicó una política de gasto inicialmente en la Zona Euro (ZE), pero después se canceló ante el surgimiento de la deuda pública que se generó por el rescate fiscal de deudas de entidades financieras privadas. Finalmente, una vez más la política monetaria no convencional seguida por USA ha terminado por regresar a la ZE, ante la amenaza de la deflación europea (The NYT, 6 de June, 2014).

Obviamente la confrontación entre las dos corrientes del pensamiento tiene una vieja data y aún dentro de ellas ha habido relativamente una evolución teórica. En el primer caso, considérese que la macroeconomía, como esencialmente hoy la conocemos, surgió a partir de la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero de Keynes. Por lo que el posicionamiento de la no intervención del gobierno para enfrentar crisis económicas se sustentó inicialmente desde la esfera de la microeconomía, es decir de los mercados, por los llamados economistas “Clásicos”. Entonces la visión sobre las consecuencias adversas de la operación de los mercados sin gobierno radicó emblemáticamente en el ámbito del Capital de Marx y otros economistas.

En segundo lugar, el posicionamiento inicial de las escuelas SW se ha radicalizado a partir de los 1980’s. De la visión monetarista de Friedman que clamaba “no exigirle a la política monetaria más de lo que puede dar”, prácticamente se ha llegado a considerar a ésta como relativamente estéril. De esta forma los llamados “Nuevos Clásicos” han terminado por negar la pertinencia de la política monetaria para enfrentar las crisis, en virtud de las expectativas racionales.

Esta teoría conjetura que los mercados se adelantan por sus expectativas a las acciones intervencionistas en materia monetaria, cancelando cualquier efectividad de ésta. Por ello se considera que la “enfermedad” económica debe seguir su propio curso, hasta que el propio sistema económico logre su cura, sin intervención gubernamental alguna, fiscal o monetaria.

Ante la crisis actual, fehacientemente los gobiernos no han asumido una actitud contemplativa y fatalista, como la derivada de los Nuevos Clásicos (NC). En el peor de los casos, las ideas del viejo Friedman han estado presentes en ciertos casos, como podría ser asignado al banco central mexicano. Es posible pensar que las ideas de los NC no permearon en la definición de las políticas anticíclicas por que la crisis actual sólo puede ser equiparable en su magnitud a la gran depresión del 29, que fue atendida finalmente con la visión keynesiana. Así, no hubo crisis de gran magnitud previa a la actual de para evaluar la pertinencia instrumental de los NC. Además, porque se ha reconocido que la crisis ha sido el resultado del mantra de los mercados auto-regulados, que operan más eficientemente sin mayor intervención del gobierno, como es el motto de las escuelas FW.

A pesar de los hechos y de las acciones decididas o tímidas de los gobiernos para enfrentar la crisis actual y sus consecuencias, sin duda el debate entre las FW y SW escuelas habrá de seguir (P. Krugman, How Did Economists Get It So Wrong?). En otros casos, como el mexicano, la visión conservadora de la intervención del estado en la economía seguirá en marcha, aunque sea evidente que el recetario aplicado haya arrojado magros resultados de producción y empleo, en relación a lo prometido. En el ínterin de un posible cambio de política económica nacional, el gobierno seguirá administrando la economía con la misma visión reproducida desde el semillero mexicano de las escuelas Freshwater.

Sólo recordemos los pasivos pendientes, especialmente la deuda social que con tanta pobreza y dolor se manifiesta en este país.

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