Ante todo somos mexicanos y nos hermanan valores inquebrantables.
Los recientes acontecimientos (y los no recientes) que hemos vivido y sufrido, para unos cuantos que los consideran justificados y para otros tantos injustificadas, como son: desde niños sin poder asistir a clases en diferentes latitudes del país hasta padres de familia preocupados por la incertidumbre educativa de sus hijos; bloqueos en avenidas y tomas de lugares públicos y con ello las molestias, daños y perjuicios que se pudieron ocasionar, inclusive a quienes ni la debían ni la temían, aunado a una serie de inconformidades y preocupaciones sobre tan diversos e innumerables temas, nos hacen reflexionar.
Así mismo, hoy, como lo atestigua la historia nacional, ante los desafortunados y lamentables sucesos ocurridos en diferentes latitudes de nuestro país a consecuencia de los fenómenos naturales ocurridos el fin de semana pasado por el paso de Ingrid y Manuel, sociedad y gobierno dan muestras de unidad nacional, sin afinidades partidistas, ni intereses personales o de grupo, simplemente por servir a México.
La fraternidad y solidaridad de la sociedad, así como la coordinación entre los tres niveles de gobierno, se hacen presentes ante la desgracia que hoy viven nuestros hermanos de los diferentes Estados afectados por la contingencia climatológica suscitada.
Ante la urgencia de evitar mayor daño, se han concentrado esfuerzos por resolver, en una primera etapa, la situación que acontece en el puerto de Acapulco. Así, SEDENA, SEMAR y SEGOB, a través de la Comisión Nacional de Seguridad, así como las autoridades estatal y municipal han dispuesto, sin escatimar esfuerzos y recursos, vehículos de transportación aérea y elementos en activo para apoyar a la población y trasladar a miles de turistas varados. Asimismo, se ha contado con el apoyo consistente de la Cruz Roja Mexicana.
También la sociedad está haciendo su parte, donando víveres, productos de limpieza y aseo personal, como lo han solicitado organizaciones civiles de apoyo y autoridades de las zonas afectadas. Es necesario no disminuir esfuerzos y correr la voz para que muchos otros se sumen en ayuda de nuestros hermanos que hoy sufren esta lamentable situación.
Como le he comentado en anteriores ocasiones en este mismo espacio, Servir a México es un Honor, y hoy todos tenemos la posibilidad de hacerlo y sentirnos orgullosos por ello. Desde nuestras diferentes posibilidades solidaricémonos y seguramente en la unidad encontraremos una pronta solución. Hago un consistente y sentido llamado para que acudamos a los distintos centros de acopio instalados en todo el país para que aportemos nuestra ayuda.
¡Con la ayuda de todos lograremos superar esta adversidad!