En los principios de los noventa se presentó un torero tapatío con el sobrenombre de El Conde, que ejecutaba suertes añejas como el salto de la garrocha.
Ciudad de México.- En los principios de los noventa se presentó un torero tapatío con el sobrenombre de El Conde, que ejecutaba suertes añejas como el salto de la garrocha, variado en banderillas y curiosamente con proclividad a ejecutar sus lances y muletazos con temple, cadencia y arrastrando, los engaños por la arena de manera clásica. Se sabía que era tapatío, pero se trataba de mantener en el misterio su nombre de pila. Finalmente, con el tiempo se hizo público el nombre de Alfredo Ríos Becerra, quien es quién era originalmente, El Conde.
Por diferentes razones, desde hace casi ocho años no acudía a La México, lugar en dónde ha transcurrido parte de su carrera pues después de novillero confirmó su alternativa el nueve de enero de 1994, hace 21 años de manos del ahora retirado Manolo Mejía y de testigo Mario del Olmo, ahora apoderado de Juan Pablo Sánchez, con toros de Las Huertas del recordado Chachito Barroso padre de Rodrigo quién ahora está en el proceso de revivir una ganadería emblemática. Antes la alternativa se la concedió en la Vicente Segura de Pachuca, el Niño de la Capea y el testigo lo fue David Silveti, con un toro de Huichapan propiedad de Don Adolfo Lugo Verduzco.
En Las Ventas confirmó el doce de octubre de 2010, para constatar que voluntad tiene de trascender en el toreo y que pasan los años, pero sus facultades las conserva y particularmente ha aderezado lo que apuntaba con el capote y en la muleta en sus principios, profundidad y asentamiento, gusto por paladear lo que interpreta en el ruedo. En Guadalajara, el año pasado realizó dos faenas de gran estructura que le han valido para estar contratado para actuar el ocho de marzo de 2015, en dónde esperemos ya se encuentre recuperado de las cornadas que sufrió de un toro de La Punta, el once de enero de 2015 en La México.
Como se mencionó regresó a La México a confirmar la alternativa a Jorge Sotelo con el testimonio de Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea con los toros de La Estancia, otra curiosidad pues recuerde que su padrino de alternativa es el padre de con quién alternó en su reaparición en La México. Los toros de La Estancia, si bien de presentación no tuvieron tacha, en su comportamiento en el ruedo resultaron un galimatías de sosería y sentido que salvo momentos de claridad en la embestida del primero y el tercero para Sotelo y Capea respectivamente, el resto fue para el olvido.
En el tercero Capea tuvo momentos brillantes con la muleta, y con la espada fue efectivo en el tercero, pero esta vez el juez de plaza Jorge Ramos se puso más exigente que su colega Jesús Morales, y no otorgó un trofeo al salmantino que la rala entrada pedía para el salmantino que tuvo que conformarse con una salida al tercio con fuerza. Ojala y así sea de ahora en adelante sino que mala pata para Pedro. Sotelo no pudo ir más allá de estar decoroso y enterado.
Pero regreso a El Conde, quién en su afán de triunfar después de haber tenido una actuación recordable de capote, banderillas, muleta y estoque en el mal lote de La Estancia con el que pechó, acudió a regalar un toro de La Punta que no desentonó con el encierro lidiado por La Estancia y salió con sentido para al menor error tirar cornadas. En un muletazo por el palco de ganaderos así sucedió y fue dramáticamente zarandeado El Conde quién sin aspavientos, pero con un gran pundonor, se quedó maltrecho en el ruedo al concluir su actuación para irse por su propio pie a la enfermería, y luego al hospital, dónde ahora se recupera y esperemos que sea pronta. En su reaparición, que grato fue comprobar el estado actual de su tauromaquia. Se ha ganado el reconocimiento y la sensación de que es merecedor de más oportunidades para demostrar en el ruedo su solera.
Esperamos que quienes hacen las contrataciones así lo entiendan.