Privacidad como medio de pago en Internet

En la era digital la lucha por la privacidad apenas comienza.

Hace apenas unos semanas, el Congreso Estadounidense aprobó una resolución de la FCC para que los proveedores de acceso a internet, los llamados ISPs por sus siglas en ingles, puedan comercializar la  información acerca de los patrones de consumo de datos de sus clientes, lo que ocasionó que varias voces, dentro y fuera de los Estados Unidos manifestaran su descontento contra esta acción..

La medida propuesta por el FCC es un capitulo más de una batalla histórica entre los operadores de infraestructura de telecomunicaciones y aquellos jugadores de contenido y soluciones IT que viven en el ciberespacio.  A esta batalla, en muchos casos, se le refiere como “neutralidad de la red”.

La realidad es que esta lucha por poseer nuestra información por parte de los diferentes jugadores que integran la economía del internet, es una que, los usuarios de la red, perdimos hace mucho y lo hicimos voluntariamente con o sin conciencia de ello.

Cada vez que bajamos un “app” o bien usamos un servicio en la red, aceptamos una serie de disposiciones legales en donde principalmente renunciamos a la privacidad de nuestros datos. Todos esos servicios  que hacen  preguntarnos ¿porque es “gratis”?, ¿que ganan al ofrecerlo así?; la respuesta a estas interrogantes es que los  estamos pagando cediendo  nuestra privacidad.

Las consecuencias sociales de la “monetización” de la privacidad que hemos venido viviendo en los últimos 20 años, todavía no es posible comprenderla con claridad, sus implicaciones para nuestra vida diaria no son perceptibles en su parte negativa todavía.  Sin embargo no es difícil imaginar cómo fácilmente esto se puede configurar como un riesgo que atente seriamente  contra nuestras libertades.

Si pensamos que un principio fundamental de la democracia es la preocupación constante de proteger al ciudadano frente al poder del Estado, entonces podemos apreciar lo delicado que  es que una entidad, ya sea publica o privada,  pueda ejercer una posición de poder absoluto basada en la acumulación y aprovechamiento de información privada.

La batalla por seguir acumulando información de cada una de nuestras acciones, gustos y preferencias, continuara intensificándose. Muchas veces veremos encabezados de noticias que hablen de esto en un contexto de industria o bien con un sabor técnico como el de “neutralidad de la red”. Cuando veamos esto es importante entender que es un fenómeno que tiene una afectación directamente hacia nosotros, que es importante visualizar los riesgos y oportunidades que significa la “digitalización” de todo lo que hacemos, que cada vez que hay una nueva aplicación o servicio novedoso disponible en nuestros dispositivos móviles, veamos su uso en un contexto de lo que significa para nuestra privacidad, si lo que estamos pagando con nuestros datos es una transacción justa, en donde ambas partes obtienen lo que esperan y si el tipo de cambio que asignamos a nuestra privacidad es realmente el adecuado.

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