Valentina Alazraki alecciona al Papa y a los Obispos

El pasado 23 de febrero, en Roma, la conocida periodista mexicana de origen judío y, hasta donde se sabe, conversa al catolicismo, Valentina Alazraki, dio una utilísima lección al Papa y a los Obispos de todo el mundo, reunidos con motivo de la cumbre sobre “La Protección de los Menores en la Iglesia”.

La corresponsal de Televisa en el Vaticano desde 1974 abordó el tema de la comunicación en torno a los abusos sexuales de menores cometidos en el seno de la Iglesia. Centró su presentación en la necesidad de que la Iglesia se comunique en forma transparente. Habló como madre y se refirió también a la Iglesia como madre. Dijo que los hijos son unos más fuertes y otros más vulnerables, pero no los hay de primera o de segunda división. Les dijo que los Obispos y Cardenales no son más importantes que los hijos y jóvenes víctimas de abuso.

Señaló que, para predicar el Evangelio, la Iglesia necesita reforzar su liderazgo moral, y la coherencia entre lo que predica y lo que vive es la base de ello. Por eso es que no tiene otra alternativa que denunciar al victimario, poniéndose siempre del lado de la víctima, del hijo vulnerable.

Valentina Alazraki ponencia
Valentina Alazraki (Fuente: Periodista Digital).

La Iglesia y la sociedad, incluidos los periodistas, deben velar por el bien común y juntar sus fuerzas para evitar estos abusos que no son sino crímenes. Recordó a Benedicto XVI, quien había dicho que la mayor persecución a la Iglesia no viene de los enemigos de afuera sino del pecado que viene de adentro: de los abusadores y de los encubridores.

Explicó que la sociedad tiene el derecho a estar bien informada sobre la verdad y a que se haga justicia. Los abusos desde luego se cometen también fuera de la Iglesia, pero son más indignantes los cometidos en el seno de ella, por el liderazgo moral que debe desempeñar. Tan indignante es el abuso como su encubrimiento, el cual se ha dado de manera sistemática y de abajo hacia arriba. Mientras más se trate de ocultar un crimen, más grande es el escándalo. El silencio no sana, la denuncia obliga a enfrentar la realidad. Les dijo que el encubridor se vuelve cómplice del abusador y corresponsable de que ocurra un nuevo abuso, ya que priva a las víctimas y a sus familias de las herramientas necesarias para defenderse.

Aseguró que la falta de transparencia es una nueva violencia contra las víctimas; alienta un ambiente de desconfianza y provoca odio en contra de la institución. Las víctimas tienen derecho a saber qué hace la Iglesia para alejar y castigar al abusador. Aunque el abusador esté muerto, el dolor de la víctima no prescribe. La víctima tiene que ser consolada. La Iglesia está obligada a encontrar a esas víctimas para que sean consoladas y a generar el ambiente adecuado para que se decidan a salir al encuentro.

Sería sano, positivo y útil que la Iglesia fuera la primera en informar, de manera proactiva y no reactiva, como hasta la fecha ha sido. No es conveniente que se limite a contestar preguntas surgidas de investigaciones de la prensa. En la época que vivimos, la de las redes sociales, ya no es posible esconder los escándalos. La única solución disponible es la rendición de cuentas y la transparencia, lo que beneficia a la institución misma, porque pone el foco de atención en los culpables y no en la Iglesia.

cartel contra terrorismo-Londres
Las recomendaciones a la Iglesia pueden quedar sintetizadas en este póster colocado en las calles de Londres para evitar el terrorismo: “Vélo. Dilo. Arreglado”.

Aseguró que es necesario aprender de los errores del pasado, del caso Maciel, entre otros. Uno de esos errores fue el voto legionario para no criticar, comentar, ni informar actuaciones de los superiores, voto que constituyó encubrimiento. Dijo que detrás del silencio no sólo hubo miedo al escándalo, sino intereses económicos representativos de corrupción.

La transparencia ayuda a ser coherentes con el mensaje del Evangelio para dejar en claro que en la Iglesia no hay intocables, ya que todos somos responsables ante Dios y ante los demás. Hay que evitar el “secretismo” provocado por el abuso de poder. Desde luego, la transparencia tiene límites, no hay que publicar cualquier acusación, sino aquellas que sean investigadas y confirmadas con celeridad para presentar los casos a la llamada justicia civil, hay que separar al abusador y hay que informarlo a la comunidad. También se deben explicar las razones de las renuncias de los clérigos. La caridad justifica el silencio sólo cuando éste no perjudica a nadie.

Para vivir la transparencia en la comunicación, Alazraki dio tres recomendaciones:

  1. Poner a las víctimas en primer plano, lo que implica encontrarlas y escucharlas para conocer directamente su dolor en su cuerpo y en su alma, lo cual ha sido prioridad en la agenda del Papa;
  2. Déjense aconsejar antes de tomar decisiones en materia de comunicación, los voceros deben gozar de credibilidad y tener acceso directo e inmediato al superior; y
  3. Profesionalizar la comunicación para que se proporcione información oportuna y completa, a efecto de evitar que, ante la falta de información, los medios obtengan ésta por otras vías, quizá incorrectas o tendenciosas. Invertir en la comunicación dará seguramente resultados positivos a largo plazo.

Alazraki anticipó que estamos en el umbral de otro escándalo: el de las monjas víctimas de abusos sexuales por parte de Obispos y Sacerdotes. Es importante que la Iglesia juegue ahora a la ofensiva y no a la defensiva. Es una gran oportunidad para tomar la iniciativa, para denunciar estos abusos sexuales y de poder.

Es evidente que el papel de los laicos en la solución de este grave problema que enfrenta la Iglesia es fundamental, lo cual quedó demostrado con la participación de la decana de los corresponsales de medios extranjeros acreditados ante el Vaticano, siendo posible gracias a la humildad probada del Papa Francisco.

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Carlos Prida

Valiente mujer y defensora de la comunicación eficaz. Cuenta con todo el apoyo. Que el Espíritu Santo la siga iluminando! Muy buen artículo, felicidades

Antonio Prida

Gracias por leerme y por comentar, hermano.

Roberto Sanchez Mejorada

Valentina habla con fuerza porque le ha dolido mucho lo que ha observado. El mal se ha ocultado sigilosamente y descubrirlo y enfrentarlo ha requerido de actos heroicos. También ha sido una gracia que Dios haya permitido desenmascarar la verdad para acabar con la red de cómplicidad y lealtades cobardes que algunos pudieron tejer por años. Falta mucho pero los avances son evidentes. Dios es celoso de su casa y la quiere limpia.

Antonio Prida

De acuerdo con tu comentario, estimado Roberto.

Alejandro Rodríguez

Excelentes recomendaciones de Valentina Alazraki, a ella le a tocado vivir de cerca los procesos internos del Vaticano y como se a dado el encubrimiento por parte de la iglesia en los casos de abusos de niños. Muy puntualmente el caso del Padre Maciel, hay que tener en mente que siempre la víctima tiene que estar antes que el ofensor, por ende nunca se de debe proteger al violador y tratar de desestimar al ofendido.
Este es un tema que históricamente se a tratado de ocultar por parte de la iglesia, y ahora ésta tiene la obligación de ser la que denuncie y presente ante la justicia a todos aquellos sacerdotes, obispos, cardenales y demás violadores miembros de la iglesia para limpiar su imagen con la sociedad.

Antonio Prida

Sugerencias prácticas las de Alazraki, las cuales esperamos tengan pronto gran impacto en la realidad de la Iglesia.

LUIS ARMANDO ARMENDARIZ MUNGUIA

Este mensaje debería ser de publicidad obligatoria en los templos católicos y en sus medios de comunicación.

Antonio Prida

Ponemos nuestro grano de arena para su difusión, estimado Luis Armando.

Alfonso mejia

Estimado Antonio . Te felicito por editorializar la intervención de alazraki, a mi y quizá a muchos se nos pasó enterarnos . Es importante difundirlo . Recibe un abrazo y gracias por compartir

Antonio Prida

Agradezco el comentario, estimado Alfonso.

Mauricio Sánachez G.

Me parece de valentía el mensaje que está periodista transmite a la iglesia y al Papa. Ojalá esto se sumara a la raíz del problema, ya que existe una plena seguridad de que sacerdotes, obispos y demás magistrados de la iglesia, son, sobre todas las cosas, humanos. No se puede avanzar en esta problemática si no se toma este aspecto en cuenta. Y al decir que son humanos, me refiero a que cada vez está más difícil que sean apartados socialmente como individuos autónomos que no pueden ejercer su masculinidad y que terminan haciendo atrocidades que de todos son bien sabidas. Ese no es el camino que nos exige Cristo.
Es difícil esperar que la iglesia católica hiciera un giro como lo que yo considero es vital en la vida de los que se entregan al servicio de Dios, pero creo que si no se atiende la raíz del problema, esto no tendrá fin.

Antonio Prida

Valiente mensaje, sin duda, y fon entera buena fe.

enrique cantero rodriguez

LAS VIOLACIONES SON CRIMINES Y LA PEDOFILIA UN CRIMEN REPUGNANTE EL CUAL DEBE DE SER CASTIGADO CON CÁRCEL.
NO MÁS CASTIGOS DE ESCOMULGACIÓN DE LA IGLESIA O CAMBIOS DE PARROQUIA, SE DEBEN DE CUMPLIR LAS LEYES Y PROTEGER A ESTOS NIÑOS Y NIÑAS INOCENTES Y NO A LAS APROVECHADAS AUTORIDADES CATÓLICAS, QUE SE APROVECHAN DE LA FE DE SUS FIELES CREYENTES.

Carlos Romanos

En aras de la transparencia en la información sería muy interesante se divulgaran oficialmente las conclusiones alcanzada en la Cumbre sobre la Protección de los menores en la Iglesia.

Susana Corcuera

¡Buen artículo, Toño!

Bdo Fdez del Castillo

En estos casos se vulneran Derechos Humos fundamentales por ser contra el honor y dignidad y son los ofendidos y cuando son menores y discapacitados son quienes tienen el derecho a denunciar o no, y los miembros de la Iglesia, todos estamos obligados a informar a Padres y/o tutores, hechos verases y no rumores. Ellos deciden querellarse o no

Antonio Prida

En efecto en esos casos puede haber colisión de derechos y dilemas éticos, en cuya resolución debe darse prioridad a las víctimas y a la necesidad de evitar mas abusos. La Ley en efecto establece, en el caso de menores, la obligación de los miembros de la Iglesia de informar a los padres o tutores. Gracias por enriquecer el debate, estimado Bernardo, en éste tema en el que por tu experiencia eres un referente obligado.

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