Con la IED, más “cacahuates” muy costosos

Los enormes retrocesos que México ha registrado como potencia económica y como país exportador, también se registran en relación con la captación de flujos de Inversión Extranjera Directa (IED), por lo que, a continuación, realizo un análisis de su evolución en el marco del TLCAN, de los TLCs que han firmado con otros cuarenta y seis países y los treinta y tres APPRIS.

Los cinco objetivos fundamentales de la firma del TLCAN eran propiciar la integración comercial y productiva entre Canadá, Estados Unidos y México; aprovechar adecuadamente las ventajas comparativas de cada país en el esquema de producción compartida que se había gestado a través de un proceso de producción transfronteriza con base en la maquila y programas PITEX; lograr mayor competitividad de la región; captar mayores flujos de Inversión Extranjera Directa; y, generar más empleos a fin de lograr mayor bienestar para los habitantes de la región. Desgraciadamente, ninguno de esos objetivos se ha logrado.

Conviene señalar que, normalmente, la IED contribuye al crecimiento económico de un país ya que complementa al ahorro interno; impacta favorablemente la balanza de pagos, refuerza las reservas monetarias y el tipo de cambio; crea activos fortaleciendo a la planta productiva pues incrementa la diversidad y oferta de productos; crea mayor competencia al aumentar la eficiencia de las empresas, genera productos a precios competitivos y reduce la inflación; también, genera transferencia de tecnología, crea empleos y ayuda a elevar el nivel de vida de la población.

Sin embargo, la IED también tiene aspectos negativos como que limita el proceso nacional de industrialización de acuerdo con las necesidades del país, ya que la inversión se realiza en función de la importancia e intereses que establece el mercado generador de la IED y no de un proyecto nacional de desarrollo; contribuye a crear dos economías y, el  elemento más negativo de este proceso es la adquisición de activos que, en algunas ocasiones, genera eliminación de puestos de trabajo por la aplicación de tecnologías más desarrolladas y por la reestructuración de las empresas con los nuevos funcionarios originarios del país de la inversión. La adquisición de activos normalmente no crea nuevas plantas ni puestos de trabajo; generalmente, la adquisición de activos se realiza sobre empresas sanas que dominan el mercado y, a la larga, la inversión extranjera genera salida de divisas por la transferencia de beneficios que realizan las empresas extranjeras establecidas en el país.

Especial interés de México había en la captación de flujos de IED con la firma del TLCAN pues, como país con reducida generación de riqueza y decreciente nivel de ingresos per cápita, débil capacidad de ahorro y, consecuentemente, reducida posibilidad de inversión nacional para generar nuevas fuentes de trabajo y riqueza, se buscaba compensar estas deficiencias con los elementos positivos que genera la IED para propiciar el desarrollo económico del país.

En el año 1994, parecía que se iba a lograr el objetivo original pues, durante el primer año de vigencia del acuerdo, la proporción de captación de IED mundial en México alcanzó su máximo nivel histórico con 4.18%, sin embargo, a partir de ese año la captación ha tenido grandes oscilaciones con una tendencia clara a la disminución, de tal manera que en el 2016 sólo se captó el 1.53% de los flujos de IED mundial. (Anexo 1)

Debo señalar que en el periodo 1994/2016 los flujos de IED mundial se incrementaron 585% y que la IED destinada a los treinta principales receptores fue de 804%, en tanto, hacia México, fue de sólo 143%, situación completamente ilógica ya que Estados Unidos es el principal país generador de IED a nivel mundial; México era el primer país de América Latina con un TLC con Canadá y Estados Unidos; ambos constituyen el mercado más grande del mundo y al que logramos un acceso preferencial; nuestras economías resultan complementarias con ambos países y, muy importante, somos el país más cercano.

Entre los principales elementos que han incidido en este negativo proceso se incluye la enorme pérdida de competitividad del marco sistémico pues los posibles inversionistas señalan que resulta más fácil y menos costoso producir en su país y exportar a México, sobre todo porque, adicionalmente, se ha realizado una desgravación unilateral totalmente ilógica que permite la importación sin límite alguno, lo que genera una competencia desleal para los empresas radicadas en nuestro territorio, mismas que tienen que realizar sus labores en un medio sistémico nada adecuado y que, consecuentemente, genera costos muy elevados y productos muy poco competitivos.

Independientemente de estos elementos, la simulación e improvisación que ha caracterizado a la promoción ha generado la carencia de una estrategia realista que incluya programas, proyectos y políticas públicas que generen los resultados necesarios para lograr el desarrollo de nuestro país.

En este contexto de mediocridad y frivolidad, hay que recordar que un recomendado y altísimo funcionario encargado de la promoción de las exportaciones e inversiones señaló como parte de su estrategia… mi ideal es que todas y cada una de las 42 consejerías comerciales de Bancomext en el mundo sean como un McDonald’s y que den un servicio homogéneo y de gran calidad a todos los exportadores que se acerquen a pedir asesoría. Lo bueno es que su idea no prosperó pues si se hubiera instrumentado, los funcionarios encargados de la promoción para realizar sus actividades tendrían que utilizar el traje característico de Ronald McDonald, aunque, para algunos de ellos, este atuendo parecería uniforme de gala.

Elemento adicional y determinante de esta estrategia fallida la constituyó la firma compulsiva de TLCs con otros cuarenta y seis países y un total de treinta y tres APPRIS que lo único que hizo fue atomizar nuestras reducidas fortalezas, situación que todavía ha sido empeorada con la ratificación totalmente ilógica del TPP-11.

Analizando la evolución de los flujos de IED hacia México en el periodo 1994/2016, podemos ver que en 1994 ocupábamos el 4º lugar como destino preferido y que en el 2016 caímos hasta el 18º, situación que se presenta repetitivamente al principio de cada sexenio, ya que la posición de nuestro país en el concierto mundial mejora por el inicio de un sexenio y la llegada de nuevos funcionarios pues la esperanza de los inversionistas extranjeros y, especialmente, de todos los mexicanos, con la entrante administración, se renueva, sin embargo, conforme avanza el sexenio y se va conociendo mejor a los “nuevos funcionarios”, las expectativas se reducen al igual que nuestra posición como destino de la IED.

En el mismo periodo, la participación de México como destino de la IED fue de 2.08 % (Anexo 1), sin embargo, en el periodo 1980/1993, fue superior alcanzando 2.67 % (Anexo 2), situación totalmente ilógica pues se supone que el porcentaje debió ser muy superior en el periodo 1994/2016 en que, prácticamente, ya estaban en vigor los TLCs  con cuarenta y ocho países y los treinta y tres APPRIS que firmaron nuestros altísimos funcionarios y que nos prometieron que iban a generar mayor captación de IED así como enorme riqueza y desarrollo, cosa que tampoco se ha logrado sino todo lo contrario, pues en este periodo caímos de la 9ª a la 15ª posición como economía mundial, en tanto que nuestro PIB per cápita cayó del 42º al 72º lugar.

Finalmente, habría que señalar que parte de la IED que llega a nuestro país es de mala calidad pues un porcentaje importante de ésta es de compra de activos, es decir, operaciones que normalmente no generan los beneficios que se espera de la IED nueva.

Por estas circunstancias, tendremos que repetir que si aplicamos el adjetivo que don Raymundo Riva Palacio utiliza para designar a funcionarios poco idóneos y nada rentables, habría que decir que durante más de noventa años hemos padecido continuos dedazos pero, sobre todo, en los veinticinco años más recientes hemos tenido “cacahuates” muy costosos, ojalá que, con el cambio previsto, muchos se vayan a realizar sus actividades en otros sectores en los que espero tengan mayor suerte, pero sobre todo, mejores resultados de los que han generado en la decadente administración pública mexicana.

N. B. Los datos sobre los flujos de la IED mundial para el 2017 todavía no han sido publicados, motivo por el cual ha sido imposible incluirlos en este análisis.

Referencias:

Anexo 1: IED Posición de México 2016 1994

Anexo 2: IED Posición de México 1993 1980

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