El bloque del TLCAN es el que más ha perdido participación en la generación de riqueza mundial, pues si en el año 2000 producía el 34.94% del PIB mundial, en el año 2017 el porcentaje se redujo a 28.12%, siendo México el país que más perdió en participación, ya que en términos absolutos perdió 0.52%, equivalente al -26.4% de su aportación a la generación de riqueza mundial.
Por lo que se refiere al comercio exterior, el TLCAN exportó el 18.99% del total mundial en el año 2000, en tanto que, para el 2017, ya sólo exportó el 13.41%, es decir, en números absolutos perdió el -5.58%, equivalente al 29.38% de su aportación al comercio mundial.
En este contexto, pareciera que México perdió poco en materia de comercio exterior, equivalente al 0.27% de participación en el total de la exportación mundial, al pasar de 2.58% a 2.31%, sin embargo, si tomamos en cuenta el Valor Agregado Nacional (VAN), la situación es completamente preocupante, si en el año 2000 nuestro VAN era realmente reducido, ya que correspondía a sólo el 1.07% de la exportación mundial, para el año 2017, se redujo aún más, cayendo al 0.87% del total, debido a que el valor agregado nacional en la exportación total mexicana cayó de 59% en 1993 a 41% en el año 2000 y a 39% en el 2017.
Conviene señalar que, formalmente, como país exportador caímos del 12º al 13º lugar, sin embargo, si sólo tomamos en cuenta el VAN, nuestra caída fue del 18º al 30º lugar.
Sin duda, la caída de nuestra participación en el PIB y en la exportación mundial es consecuencia de la aplicación de un liberalismo dogmático y de la carencia de una estrategia integral que contemple los elementos fundamentales de un proceso de desarrollo que incluye una política de competitividad, de fomento y de comercio exterior, con políticas públicas realistas que apoyen programas y proyectos que permitan la generación de riqueza y bienestar.
Si en los años 80 y 90 se realizaron diversas reformas que nos permitieron ser competitivos y participar positivamente en el concierto internacional, una vez que los efectos de dichas reformas se diluyeron, a partir del año 2000, se han presentado enormes retrocesos cuya manifestación más plena y negativa ha sido la caída de la 9ª a la 15ª posición como economía mundial, y del 4º al 18º lugar como destino de la IED.
Esta situación fue empeorada por la firma compulsiva de TLCs con un total de cuarenta y ocho países, treinta y tres APPRIs, una desgravación unilateral totalmente incoherente y, a partir de 2007, la destrucción del aparato promotor de comercio exterior y las inversiones; situación que, con la irresponsable firma del TPP-11, será agravada.
Sin duda, el cambio que está previsto en diciembre próximo representa una enorme oportunidad para detener las enormes regresiones que ha sufrido la economía mexicana, para ello será necesario definir programas y proyectos realistas, así como realizar una reestructuración sana del aparato promotor de las exportaciones y las inversiones.
Las cifras de pérdida del Valor Agregado de las manufacturas mexicanas y de las exportaciones e importaciones temporales (maquila) inherentes son contundentes. Sin embargo, pareciese un dilema “a la n” el formar parte de la economía y geopolítica de la región norteamericana a través de 25 años de operación del NAFTA. Urge invertir en investigación y desarrollo tecnológico como parte de una política industrial realista y moderna. Al final del día los estelares son los empresarios que deben utilizar más los Centros de I y D.