Tres pintores del Renacimiento y la tecnología aplicada al arte

Hace cuatro años, el Centro Nacional de las Artes (Cenart) presentó una exposición muy peculiar. Nos brindó la posibilidad de apreciar las obras de tres grandes pintores europeos: Leonardo, Rafael y Caravaggio. Fue diferente porque no se exhibieron los originales sino copias digitales, en alta resolución, en su tamaño original. El éxito fue inusitado. El público abarrotó las salas porque no importaba que no fueran las obras auténticas (varias de ellas pintadas en los muros de monasterios europeos), sino porque el sistema empleado para reproducirlas hace olvidar que no estamos frente a las obras mismas. La impresión láser en tela, en alta resolución, colocada sobre cajas de luz, nos permiten incluso ver detalles significativos como la unión de los lienzos, las grietas en la imprimatura o el carácter de la pincelada (ya que podemos acercarnos a ellas con mayor facilidad por ser duplicados).

Pues ahora, el Cenart lo vuelve a hacer y nos ofrece las obras de otros pintores que dieron vida al Renacimiento: Giotto di Bondone, Piero della Francesca y Sandro Botticelli, en la muestra titulada Opera omnia. Las obras de arte en la era de la reproducción digital II. Tres salas dedicadas a célebres obras de tres hombres que se dedicaron a revolucionar el arte en su época. ¿Qué nos depara nuestra visita si decidimos arriesgarnos a ir a apreciar “reproducciones” y no “originales”? Comencemos con Giotto.

Los últimos veinte años del siglo XIII, el pintor florentino se dedicó a pintar las paredes de numerosas iglesias y conventos. Es considerado un artista del Renacimiento al  adelantarse a esa época, en más de 100 años. Fue visionario por el tratamiento que brindó a las temáticas de sus obras. Siempre inscrito en el tema religioso (propio de la época), se convirtió en un gran observador de la naturaleza y sus fenómenos.

En 1302, Enrico Scrovegni le encargó la decoración de la capilla familiar localizada en Padua, Italia. La técnica que utilizó (el óleo todavía no se inventaba), fue el fresco que permite pintar paredes y bóvedas sobre yeso húmedo. Al secar, el color no pierde su brillantez, excepto por el color azul que, por el tipo de pigmento empleado en ese momento, no permitía su absorción en el estuco hasta que estuviera seco, de ahí que, en varias de las obras, el azul se encuentra descarapelado, permitiendo a su vez, observar los trazos del pintor sobre el yeso humedecido y que después sería cubierto por el pigmento.

Capilla Scrovegni.
Capilla Scrovegni. Padua, Italia. Foto: National Geographic, España.
(Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/capilla-scrovegni-perla-giotto-padua_11104/8).

Opera omnia nos ofrece un recorrido por la Capilla Scrovegni y no sólo baja a la altura de nuestros ojos esos grandes frescos, sino que también nos permite apreciarlos, sin la necesidad de viajar miles de kilómetros. La también conocida como la Capilla de la Arena se convirtió en un hito en la pintura, no sólo por la historia bíblica que representó sino por numerosas características que podemos admirar en ellas. Giotto además de pintar pasajes de la anunciación, el nacimiento o la crucifixión de Jesús, dedicó numerosas horas a la reflexión sobre las condiciones que se dieron en torno a esos hechos en específico. La intención dramática y la ilusión de profundidad fueron dos de los ejes de su obra.

Así podemos apreciar cómo en la Adoración de los reyes, un fresco de grandes dimensiones (2 x 1.85 metros), el pintor representó una montaña, carente de perspectiva, pero buscándola; la estrella de Belén, tomada del cometa Halley que había pasado por esos años; un portal que, más bien, parece una mesa; un camello, con pezuña de caballo; y un ángel con unas sugerentes alas, tomadas de estudios de plumas de aves reales; todo para semejar el lugar donde se resguardaron José y María.

Giotto di Bondone. Adoración de los reyes.
Giotto di Bondone. Adoración de los reyes. Foto: Opera omnia. Cenart
(Fuente: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Giotto).

Todas las obras de la Capilla Scrovegni reflejan esas características: la observación de su entorno y plasmarlo en la pintura. Basta decir que La divina comedia de Dante es una de sus influencias para pintar El juicio final (fuente que también tomaría Miguel Ángel para su magna obra en la Sixtina). Por eso Giotto es considerado un precursor del arte del Renacimiento. En El descendimiento de la cruz (lamentación) podemos observar su constante búsqueda de la perspectiva (recurso que se encontrará hasta el quattrocento italiano, 150 años después de Giotto). En una obra donde respeta la iconografía del tema (Jesús, María y Juan Evangelista), pero donde la cruz de madera no está presente. Vemos a María que abraza a su hijo muerto y a Juan que se asoma incrédulo. Pero en ese asomo, podemos observar su mano derecha, completamente perdida en la proporción de su cuerpo. Ahí es donde podemos apreciar la búsqueda de Giotto por la representación volumétrica.

En todas las obras donde la virgen se encuentra representada, hay que observar con detenimiento la parte del manto que, alterado por el paso de más de 600 años, nos permiten apreciar los trazos del artista para reflejar los pliegues de la tela y que, a la luz de la reproducción digital, nos revela la forma cómo Giotto concebía sus obras desde el proceso de dibujado.

La perspectiva tendría que esperar a Masaccio para su estudio y aplicación en la pintura, pero tendría en Piero della Francesca a su más fiel seguidor: no sólo plasmó en sus obras el recurso pictórico, sino que escribió numerosos métodos sobre el tema, convirtiéndose en el gran teórico de la época.

Retrato de los Duques de Urbino.
Piero della Francesca. Retrato de los Duques de Urbino. Foto: Opera omnia. Cenart
(Fuente: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Giotto).

En la muestra podemos observar, en todas las obras, la preocupación por delinear el punto de fuga y los distintos niveles de profundidad, pero es sobre todo en las escenas con fondos paisajísticos donde se aprecia con mayor intención. Los Retratos de los Duques de Urbino dan testimonio del ducado y es cuando entendemos el gran valor de la perspectiva incorporada a las obras –más sobre el contraste–, y nos señala la cédula correspondiente, de lo lejano y lo cercano. Vale la pena detenerse en esta obra y apreciarla en sus dos lados: frente y reverso.

Un gozo que continúa después de los matices de Giotto y Piero della Francesca, es la parte correspondiente a Sandro Botticelli. Además de su obra religiosa que también sigue las pautas de la intención dramática (nótese cómo la virgen siempre abraza al niño), el uso de la perspectiva (a pesar de que en algunas partes no lo lleva al oficio de della Francesca), lo que nos sorprende a la vista son sus obras de tema mitológico. El nacimiento de Venus y La primavera valen por sí solas, la visita. Dos cuadros que nunca saldrán de la Galería Uffizi de Florencia y que la Rai (Radiotelevisione italiana), patrocinadora del proyecto, decidió incluir para deleite de todos.

El nacimiento de Venus
Sandro Botticelli. El nacimiento de Venus. Foto: Opera omnia. Cenart
(Fuente: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Giotto).

El nacimiento de Venus es uno de los desnudos femeninos más conocidos en la historia del arte. Se nos revela en toda su majestuosidad. El mito nos señala que Venus, nacida de la caída de los genitales de Urano, es conducida a la isla de Citerea ayudado por Céfiro, dios del viento y recibida por una de las Horas, la primavera que está a punto de cubrirla con un gran paño. Hay que observar los detalles de los pliegues de las telas, de los rizos del cabello. No se puede dejar de citar una frase de la cédula que la acompaña: “Botticelli otorgó a esta diosa mitológica significados filosóficos de tipo neoplatónico para demostrar que la ‘verdadera belleza’ nace del encuentro entre el espíritu, la idea y la materia-naturaleza.” Uno no puede estar más de acuerdo, al salir de la última sala de la exposición.

Una fotografía subida al Twitter para difundir la muestra da cuenta de un fenómeno que ha ocurrido en esta ocasión: el poco público que se ha presentado a ella. Hecho que se ha convertido en un verdadero placer para los que apreciamos el arte renacentista, pero queda poco tiempo para hacerlo; menos de tres semanas.

Vista en la Galería Uffizi y en el Cenart.
El nacimiento de Venus. Vista en la Galería Uffizi y en el Cenart. Foto: Cenart. Twitter
(Fuente: https://twitter.com/cenartmx/status/1128053015053778944?s=12).

Opera omnia. Las obras de arte en la era de la reproducción digital II, con la curaduría de Antonio Paolucci, se presenta en la Galería Central, Arte Binario, Espacio Alternativo y Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes. Ubicado en Churubusco y Tlalpan, Ciudad de México. Estacionamiento gratuito. Entrada libre. De martes a domingo, de 10:00 a 17:30 horas. La exposición estará abierta hasta el domingo 16 de junio. No se permiten fotografías ni videograbar. Les recomiendo también visitar el sitio web donde encontrará toda la información que se muestra en sala: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Inicio

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