John Kelly en México o el vecino que llegó para quedarse

Sugiero que le demos una tregua de atención a los dichos de Donald Trump y observemos las señales de la relación bilateral de seguridad entre México y Estados Unidos con la visita oficial del General John Kelly, Secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos (DHS) a México el 5, 6 y 7 de julio; justo un día después de celebrar el 4 de julio, fecha de independencia de Estados Unidos y, coincidentemente, en las mismas fechas que el Presidente Peña está de viaje por Francia y Alemania para atender en Hamburgo la reunión del G20. Cabe mencionar que el General Kelly no anda sólo, lo acompañan Michael Richard Pompeo, director de la Agencia Central de Inteligencia, el Senador Tom Cotton y la Embajadora Roberta Jacobson.

En un ajetreado primer día de trabajo para el General que durante cuatro años fue responsable del Comando Sur de Estados Unidos, fue recibido junto con su comitiva por el Presidente Peña Nieto y el Secretario Videgaray en la residencia oficial de los Pinos en una reunión de alrededor de una hora en la que se acordó según el comunicado oficial “continuar trabajando con Estados Unidos para seguir impulsando medidas que promuevan el flujo eficiente y ordenado de bienes y personas a lo largo de la frontera (…) combatir al crimen organizado trasnacional, a partir del enfoque de corresponsabilidad”.

Posteriormente, el General Kelly y su comitiva tuvo reuniones con el Secretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray, con quien analizó temas de fronteras, migración y seguridad; el Procurador General de la República Enrique Cervantes, con quien discutió temas de trata de personas y combate al lavado de dinero; y finalmente en Palacio Nacional con José Antonio Meade, el Secretario de Hacienda, en donde trataron temas de cooperación fiscal y financiera.

El jueves 6 se reunió con los Secretarios de Defensa Nacional y Marina, General Salvador Cienfuegos y Almirante Vidal Soberón en las instalaciones de la 27/a Zona Militar en Pie de la Cuesta, Guerrero para: “tratar asuntos relacionados con la seguridad, combate a la delincuencia organizada (…) realizaron un reconocimiento a las áreas de incidencia de enervantes en el Estado de Guerrero (y) una demostración del despliegue para la destrucción de destrucción de cinco plantíos de amapola (…) conforme a las instrucciones del Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Mexicanas”. Presumiblemente, el viernes tendrá una reunión de trabajo con el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.

Resalta la apertura y calidez ofrecida al Secretario Kelly, la cual probablemente sea producto de su simpatía personal, de la visita anterior a México del 23 de febrero o de los múltiples encuentros que ha tenido con los Secretarios Videgaray y Osorio; el más reciente el 15-16 de junio en Miami durante la Conferencia de Prosperidad y Seguridad de Centroamérica que fue copatrocinada por México y a la que asistieron los presidentes de Guatemala, Honduras y el Vicepresidente de El Salvador, en la que México se comprometió a coadyuvar a promover la inversión y crecimiento económico y aumentar la seguridad en la región.

Aunque me temo que esta grandiosa recepción para Kelly y acompañantes se debe a que la coyuntura de la relación entre México y Estados Unidos está en una situación crítica de la administración Trump, no obstante la tensión generada por la agresiva posición contra México y los connacionales, reflejada en su insistencia para construir el muro, redadas e iniciativas antiinmigrantes, posiciones que llevó a la cancelación del Presidente Peña del encuentro con Trump del 31 de enero.

Más bien es que durante la coyuntura del huracán Trump y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte es donde se resalta el valor estratégico de México para la seguridad de Estados Unidos, ese valor reflejado en la importancia de la estabilidad de la frontera sur estadounidense y que por la dinámica, dimensión y retos de los problemas de seguridad transnacionales, necesariamente pasan por amplios canales de comunicación y cooperación con las contrapartes mexicanas y la participación activa de México como actor regional.

Ésta es la razón del Secretario Kelly de acercarse a las autoridades en México aunque me parece que desde la parte mexicana falta identificar o comunicar mejor los objetivos del acercamiento con el DHS, además de un posible interlocutor en las intrigas palaciegas de la Casa Blanca, el cual no será suficiente para atender los problemas en común, disminuir la agresividad de la relación, ni mucho menos defender los intereses de México. Para lo cual se necesita una estrategia unificada como país, algo mucho más complicado de lograr que ser buenos anfitriones.

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