Reflexiones sobre la política en tiempos de la 4T

Uno

En su valioso ensayo, Política, David Runciman, profesor de la Universidad de Cambridge, sostiene que el peligro de la política moderna radica en que la estabilidad produce desafección, convirtiendo a la política en un mero ruido de fondo en la vida de los ciudadanos. Visto desde ese ángulo, las conferencias mañaneras de López Obrador se sitúan en las antípodas, buscan abolir la indiferencia ciudadana. Apenas va uno hacia el trabajo cuando todos los noticieros, tuiteros, opinólogos, ya replican y editorializan lo dicho por el presidente unos instantes atrás. Es imposible permanecer indiferente al día a día de la política mexicana.

Algunos no acaban de entender que hay cosas que están cambiando. La forma de comunicar de la Presidencia les causa escozor. La oposición se refiere en clave crítica a “la Cuarta Transformación” sin darse cuenta de que al referirse así al gobierno reafirman un concepto propagandístico que se instala en la mente de sus electores. A eso se refería George Lakoff cuando les pedía a sus estudiantes de comunicación política, “no pienses en un elefante”. 

Conferencias mañaneras.
Fotografía: El Diario NY.

Dos

Algunos partidarios de Morena, funcionarios y legisladores incluso, no acaban de entender el por qué en las Cámaras la oposición no cesa de debatir y discutir por todo y con todo. Parecen olvidar que cuando fuimos oposición debatíamos encendidamente en las Cámaras, en las calles, en los espacios de opinión. Sin debate no hay democracia, sin diálogo no hay construcción de acuerdos. La política es la forma más refinada –por impura que sea– de encontrar soluciones a problemas humanos, de construir vías de entendimiento entre los contrarios.

La oposición tampoco parece comprenderlo, festina pequeñas victorias: dictámenes atorados o ternas devueltas como triunfos particulares. No entienden que hoy como nunca antes, la arena parlamentaria es el sitio de la construcción de un entramado institucional de todos y para todos.

Estábamos acostumbrados a la verticalidad de un régimen que no accedía al debate, que desde su burbuja apenas concedía –a veces– el derecho al pataleo legislativo, a la presentación de reservas y votos particulares que luego eran desechados sin miramiento. Las reformas recién aprobadas por el Senado –donde no existe una aplanadora de partido–, son el resultado de una política de consensos, de un entendimiento de la composición política de la federación, que testimonia en quienes han hecho posible ese entendimiento, lo que Isaiah Berlin llamaba, el sentido de la realidad.

Si algo está cambiando y el precio es el debate, aunque a veces éste sea terco y ocioso, entonces nuestra democracia merece pagar ese costo para bien. 

Cámara de diputados de MORENA.
Fotografía: Tabasco Hoy.

Tres

Nadie está obligado a lo imposible. El listón de la esperanza se ha puesto tan alto, que enciende los corazones de los hombres, pero la política es el arte de lo posible. Quienes fueron arrojados por la ola de la esperanza al gobierno y al poder legislativo, requieren serenidad y claridad en sus objetivos.

Es cierto que transformar un país no es sencillo y que habrán de pasar años, décadas incluso, antes de que los ciudadanos puedan ver resultados en su vida cotidiana. Maquiavelo en sus Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio afirma que para transformar a una República se requieren de dos hombres buenos. Si recordamos que Maquiavelo se refería al tiempo de los monarcas, entonces en nuestro tiempo se requieren al menos dos generaciones de mujeres y hombres buenos para transformar un país lleno de vicios y corruptelas. Pero, ¿cómo le decimos esto a los ciudadanos? 

Política de Dinamarca y México.
Imagen: Depositphotos.

Cuatro

La serie danesa Borgen resulta muy interesante porque muestra los entresijos de la política en Dinamarca. La buena política incide en la vida de las personas. Se sabe que los daneses no son felices –los países nórdicos, esos de los que siempre queda bien hablar al poner un ejemplo de políticas públicas, tienen las tasas más altas de suicidio–, pero cómo se le parece a la felicidad su aburrimiento.

Si la política es estable, su poder es transformador. En Dinamarca lo entendieron hace mucho. Por eso, bien valdría desearle a los políticos que les vaya bien, ejercer nuestra capacidad de elección y participar una y otra vez, sin negarle a la política su vocación de diálogo. Frente al dilema hobbesiano, “la política o la nada”, es preferible la política, aunque sea de un aburrimiento proverbial, casi escandinavo.

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