Mi maestro, Casiano Campos Aguilar, ferviente socialista y anarquista coahuilense, amigo del General Álvaro Obregón Salido, en cierta ocasión me confió que, durante la última gira electoral de éste, realizada por Coahuila, le comentó que ya había leído todos los libros relativos a los dictadores con el propósito de no cometer los errores en que habían incurrido. Un joven fanático católico, José de León Toral, de oficio dibujante, terminó con la vida del caudillo militar el 17 de julio de 1928 en el restaurante de La Bombilla, de San Ángel, Distrito Federal, que transgredió el principio del sufragio efectivo, no reelección, bandera del presidente mártir, Francisco Ignacio Madero González. Causa por la cual se dio reversa y se realizó una nueva enmienda constitucional en el mandato del presidente Plutarco Elías Calles, para que nadie volviera a caer en la tentación de hacerse del poder por varios periodos, como fue el caso del General Porfirio Diaz Mori, postrer dictador que, al reelegirse, entre otros motivos, originó la guerra civil de 1910.
Durante la etapa hegemónica del Partido Revolucionario Institucional, de 1929 al 2000, interrumpida solamente por los gobiernos de Vicente Fox Quesada y Felipe de Jesús Calderón, sucedieron intentos de volver a reelegir a los depositarios del Poder Ejecutivo, principalmente en los dos años finales de sus mandatos, aduciéndose liderazgos prefabricados, como eran los casos de Miguel Alemán Valdés o Carlos Salinas de Gortari, quienes finalmente no cayeron en la tentación del poder vitalicio que exacerbaría la dictadura perfecta, acuñada por el escritor peruano-español, Mario Vargas Llosa, en el memorable coloquio que auspició el poeta y escritor, Octavio Paz, bajo la dirección del hoy controvertido empresario cultural e historiador, Enrique Krauze, debate denominado “El Siglo XX: la Experiencia de la Libertad”, celebrado del 27 de agosto al 2 de septiembre de 1990.
Hoy, los partidos políticos de oposición, representados en el Congreso General de la Nación, revivieron la presunta amenaza de la reelección del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con motivo de ir en la boleta electoral de las futuras elecciones intermedias de 13 gobernadores y totalidad 500 diputados federales, bajo la figura de revocación de mandato a la que se someterá el ocupante del Poder Ejecutivo. Sin embargo, al parecer, adelantaron los tiempos, que hace años llamaban futurismo, porque mediante un tapabocas mañanero al comprometerse por escrito a no reelegirse, atenuó la gresca política de la reelección. Adujo el presidente López Obrador que debido a su filiación histórica maderista y sus principios morales y políticos se lo impiden. El tema da para mucho más, porque la oposición política y mediática seguirá insistiendo al aducir que existe inequidad por incluir en la boleta electoral al presidente, ya que daría ventaja a los candidatos del partido Movimiento Regeneración Nacional, que en cinco años logró hacerse del poder Ejecutivo y mayorías en la Cámara de Diputados. Ésta es la causa del fragoroso pleito de la oposición cameral integrada por el PRI, el PAN y el PRD, sumamente disminuidos y con graves problemas internos y de financiamiento, arrasados por el tornado electoral del primero de julio del año próximo pasado.
La revocación de mandato, ejercida por diferentes países, se presenta de diferentes formas y se encuentra reglamentada de diversas maneras, principalmente por quien la pide y cuales son las causas que la originan. Andrés Manuel López Obrador, desde hace muchos años, en sus tres intentos de ganar la presidencia por la vía democrática, así como en los libros de su autoría, propuso que, mediante la revocación, a mitad de su gobierno se sometería a la confirmación o desaprobación de su mandato. Dice el dicho popular: sobre aviso no hay engaño.
Su contundente victoria con más de treinta millones de votos y el actual apoyo de ochenta por ciento de la población, conforme a las encuestas, hasta ahora, le da la ventaja de mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, sino tropieza en el Senado con la rectificación o anulación de esta versión a la mexicana, de la revocación de mandato.