El suizo maravilla

Por desgracia el nombre de Rébsamen se convirtió en símbolo de tragedia, cuando una escuela con ese nombre se desplomó durante el terrible sismo de 2017, muriendo diecinueve niños y siete adultos.

Hasta entonces mucha gente ni siquiera había escuchado el nombre, que además de ser frecuente en instituciones educativas, también figura en muchas calles del país, esto porque el suizo Rébsamen, hoy un tanto olvidado, es sin duda uno de los personajes más importantes en la historia de la educación-pedagogía en México.

Enrique Conrado Rébsamen Egloff nació en 1857, en Kreuzlingen, Suiza, pueblillo idílico a las orillas de un lago, donde su padre, Juan Ulrich, fue director de la escuela Normal de Maestros por más de cuarenta años. Por supuesto, sus padres querían que el joven se dedicara a algo más “lucrativo” que el magisterio, pero Enrique lo traía en la sangre y así siguió su vocación, aunque su mente inquieta también lo llevó a estudiar botánica, geología, paleontología, idiomas y hasta comercio, por aquello de las cuentas chuecas.

Ya titulado consiguió trabajo en una escuela en Lichtenfels, Alemania, donde pasó cinco años enseñando idiomas. Ahí “analizó las situaciones en que trabajaban las escuelas preparatorias, dio a conocer sus argumentos y propuestas en una serie de artículos publicados en la revista del magisterio suizo. Así fue el comienzo de su profesión como pedagogo y escritor especializado en temas educativos”, comenta el periodista Luis Pérez Rosas.

educadores
Monumento a Enrique Rébsamenm, Xalapa, Veracruz, Méx.

Fue en Lichtenfels ‒que por cierto desde el siglo XIX fue el más importante fabricante de las famosas canastas de mimbre‒ donde Rébsamen conoció a un intelectual liberal, Carlos von Gegern. Este extravagante personaje, hijo de una familia cuyo apellido ya se mencionaba en el siglo XII, estuvo en México entre 1853 y 1871. Como buen alemán de alcurnia marcial, era una mezcla de vanidad e idealismo enfundados en un carácter inteligente, honesto y arrojado. En México demostró su valor defendiendo los ideales liberales durante su apasionada participación contra los franceses y en la Guerra de Reforma. Von Gagern estuvo en el sitio de Querétaro (1867) y vio caer preso a Maximiliano, a quien más tarde visitó en su celda para comprobar si era masón (cosa que no lo fue).

Por sus méritos militares e intelectuales a von Gagern le dieron la nacionalidad mexicana. Llegó a ser miembro notable de la Sociedad de Geografía y Estadística y escritor de ensayos y artículos en periódicos mexicanos y extranjeros. Sería uno de estos ensayos, titulado Quetzalcóatl, el que hipnotizó y convenció a Rébsamen de viajar a México.

Después de una paseadita como Dios manda (y el monedero alcanza) por varios países europeos, Rébsamen llegó en el vapor francés Ville de Bordeaux a Veracruz, el lunes 14 de mayo de 1883. El diario Siglo XIX anunció que de él bajaron “menos de una docena de mexicanos, una larga lista de españoles, una docena de alemanes y otra de franceses, un polaco, un italiano, y dos suizos, uno de ellos con esposa (Dulon) y uno, solitario, de apellido Rébsamen.”

El joven suizo venía con un par de cartas de recomendación de su amigo von Gagern, entre ellas una dirigida al destacado escritor, periodista y político Ignacio Manuel Altamirano, con quien Rébsamen entablaría una larga amistad, provechosa sobre todo para el avance de la enseñanza normal y la educación pública en México.

Enrique Rébsamen
Ignacio Manuel Altamirano (Foto: Mediateca INAH).

Por acá en ese momento estábamos en plena efervescencia porfiriana y el país parecía estable y muy “echado pa’delante”. En cuestión de educación vivíamos engolosinados con la famosa filosofía positivista, que dicta: no se puede conocer nada si no es por medio de la ciencia, la cual se convierte en positiva si se deja de pamplinadas abstractas y pajaritos en el aire y se limita a observar los fenómenos reales y a ordenarlos bajo leyes. Saber para prever, era el lema. La enseñanza no era un fin y “cientificar” y fortalecer el sistema educativo de un pueblo era el motor que motivaba al pensamiento libre.

Debe tomarse en cuenta que hubo un evento importante para la restructuración educativa del país, cuando en 1882 se dio el primer Congreso Higiénico Pedagógico. En él participaron médicos y maestros para hablar sobre la importante relación entre la higiene y la educación, sobre las condiciones higiénicas que debían tener las escuelas primarias, de cómo debía ser el mobiliario escolar higiénico y económico, qué requisitos debían cumplir los libros y útiles para que no afectaran la salud de los alumnos, etc. Una de las resoluciones fue que ninguna escuela pública debía situarse en casas de vecindad, ya que durante ese tiempo la mayoría de las escuelas estaban adaptadas en casas. También se quedó en que debían practicarse ejercicios físicos para ayudar al desarrollo de los alumnos y que las escuelas no deberían estar adaptadas en casas particulares y de vecindad, como era la costumbre hasta entonces, sino en edificios específicos para la finalidad de la escuela.

En 1884 Rébsamen, que para entonces ya participaba activamente en la pedagogía nacional, conoció a don Ignacio M. Altamirano, responsable dos años antes de asentar las bases para que la instrucción primaria fuera gratuita, laica y obligatoria en México. Altamirano lo conectó con las personas adecuadas y comenzó a ser UN asiduo colaborador en la primera revista pedagógica del país, México Intelectual, fundada por Enrique Rébsamen en 1889. Era un volumen semestral con más de trescientas hojas cuyo objetivo “fue adquirir para el pueblo mexicano un invaluable patrimonio: la cultura intelectual, entendiéndose esta última como instrucción pública.”

Por ese tiempo el suizo se enteró de la gran labor pedagógica de Enrique Laubscher en Veracruz. Este alemán introdujo a la enseñanza mexicana cosas muy interesantes: en primera quitó la fastidiosa “instrucción memorística”, aquello de que el alumno tenía que aprenderse todo de memoria. Introdujo la educación física, talleres manuales, prácticas agrícolas y fue el primero en promover el concepto de Kindergarden, para los peques.

pedagogía
Revista pedagógica ‘México intelectual’, Tomo XXVII (Foto: Librerías de Ocasión).

Entusiasmado, Rébsamen visitó al profesor en Jalapa, y aunque era veinte años más chico congeniaron rápidamente. Así, con el apoyo del gobierno, ambos comenzaron a implantar sus métodos en la entonces novedosa Escuela Modelo, en Orizaba, destinada a preparar futuros maestros con programas modernos.

El reto fundamental de la pedagogía práctica del suizo maravilla consistía en “romper el viejo vicio de la letra con sangre entra, proponiendo la introducción de palabras normales, la utilización de la imagen con color y el juego como estrategia didáctica de enseñanza para hacer las clases amenas, para que los niños aprendiesen a leer y escribir en un plazo no mayor de uno o dos años.” La filosofía de ver al juego como estrategia didáctica sigue hasta nuestros días.

El éxito de estos conceptos cambiaron la educación normal y educación pública en México. Con ellos generaciones de mexicanos aprendieron a leer y escribir, reduciendo considerablemente el analfabetismo. El compendio del suizo maravilla a partir de 1899 se conoció como el Método Rébsamen. En 1904 el método se declaró obligatorio en las escuelas del país. Para 1929 ‒el año en que se le dio la autonomía a la UNM, para convertirse en UNAM‒ llevaba vendidos cuatro millones de ejemplares y siguió usándose hasta su última publicación, en 1985.

Mientras tanto, el éxito de Rébsamen hizo que las autoridades gubernamentales quedaran muy bien, por lo que le pidieron fundar la Escuela Normal de Veracruz, Oaxaca, Guadalajara, Guanajuato y participar en la de la capital. En 1890 publicó su Guía metodológica para la enseñanza de la historia, con la que la enseñanza de la historia patria cobra por primera vez importancia, contribuyendo a formar la conciencia histórica del mexicano. Ese año se fundó la primera Escuela Normal para mujeres en la capital.

educación en México
Maestras del Colegio de las Vizcaínas, 1910 (Foto: CONACULTA – INAH).

Su acelerado trote de trabajo y dedicación, un verdadero apostolado, le impidieron tener vida propia. Nunca se casó y la intensidad cobró factura en su salud cayendo enfermo en 1903. Regresó a Jalapa, donde tenía su hacienda Quinta Amarilla. Ahí era feliz plantando frutas, flores y cuidando de los animales, aunque el trabajo de contestar la voluminosa correspondencia era agotador.

Para principios de 1904 su revista anunciaba la pronta reincorporación del maestro a sus actividades, pero el 8 de abril Enrique Conrado Rébsamen moría en Jalapa, a los cuarenta y siete años de edad.

Enseñarás a volar…
pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar…
pero no soñarán tus sueños.

Enseñarás a vivir…
pero no vivirán tu vida.

Enseñarás a cantar…
pero no cantarán tu canción.

Enseñarás a pensar…
pero no pensarán como tú.

Pero sabrás
que cada vez que ellos vuelen, sueñen,
vivan, canten y piensen…

¡Estará en ellos la semilla
del camino enseñado y aprendido!

(Enseñarás a volar, Madre Teresa de Calcuta)

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Qué buen artículo. Qué maestría en la manera de transmitirnos los esfuerzos de Rebsamen. Me hace imaginar la vida que llevaba, sueños y fracasos. Qué inspirador! Muchas gracias

Gerardo Australia

Mil gracias por leer, estimado Luis Enrique, aprecio mucho su comentario…Abrazo

Lucia Yolanda

No sabia quien era Enrique Rebsamen, sin duda un personaje importantísimo en la vida educativa nacional, como hacen falta este tipo de personas en este tiempo!!! Gracias mi querido Gerardo!

Gerardo Australia

Queridísima Yolanda!, mi gracias por tomarte el tiempo de escribirme y leer!!!

VERONICA

Como siempre un memorable artículo. Gracias a un suizo y un alemán la educación cambió en nuestro país. No conocía esta historia. Extraordinaria labor la de Rébsamen y triste que murió siendo aún joven.

Gerardo Australia

Así es, doña Veronica, que por cierto ya se le extrañaba por este espacio (ja), pero a veces tienen que venir gente con otra mentalidad a abrir vereda…
Como siempre le agradezco su atención en comentarme y leerme…Un caluroso saludo!

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