Posverdad. El reclamo de Greta

Algo que caracteriza a nuestras sociedades en el siglo XXI, la era del acceso, la era-ciber, era del riesgo, es la “posverdad”, un neologismo más de la época posmoderna que nos ha tocado vivir, con sus transformaciones radicales y esquizofrenias nunca imaginadas.

La Real Academia de la Lengua ha incorporado el término y lo define como la Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Los demagogos son maestros de la posverdad”.

El mundo de hoy, indefinido por el relativismo del cristal con que cada quien observa la realidad, puede ser percibido desde cualquier ángulo de una manera virtual diferenciada, amoldando la imagen del sistema social según lo decidan las fuerzas dominantes, personas o grupos, con afanes de manipulación de las masas, de acuerdo con intenciones varias y particulares intereses.

Medios.
Imagen: Axios.

En la posverdad, la realidad se torna virtual mediante el discurso distorsionado y se viraliza a través de los universales medios de comunicación que el avasallante desarrollo tecnológico ha puesto en manos de cada individuo del planeta. La Internet y las redes sociales se han convertido en poderosos vehículos de interacción social, con grandes e innegables beneficios, pero también en herramientas de manipulación y convencimiento en manos enajenantes, que ofrecen enormes riesgos para la realidad, la seguridad e intimidad de las personas.

Así, el más abyecto proceso puede ser presentado como noble causa. El villano puede ser transformado en héroe, el bandido en benefactor o el beato en monstruo, a conveniencia e intencionalidad, mediante el uso adecuado del discurso, donde la negación, el denuesto, la calumnia, la intriga, la promesa o la invención, condimentan el mensaje.

Sobre nuestro mundo se erigen innegables amenazas y riesgos de todo tipo: políticos, bélicos, económicos, sociales, tecnológicos y medioambientales, tanto locales como de alcance global, sin embargo, no en todos los casos se les reconoce como tales ni se adoptan las medidas pertinentes para asegurar la sustentabilidad de Gaia con todos sus componentes. Se niega o se menosprecia el problema, se pasa por alto la amenaza y la urgencia de acción o simplemente se oculta para no afectar la renta.

Serpientes.
Ilustración: Behance.

Es por ello que ha adquirido tanta relevancia el encendido discurso de Greta Thunberg, reprochando a los líderes mundiales su falta de compromiso, reclamando que asuman su responsabilidad generacional ante los graves problemas comunes que asechan a la humanidad. Su exigencia responde, con sorprendente claridad y contundencia, al discurso superficial y acción negligente, a la posverdad de las élites gobernantes.

La joven sueca, pretende despertar la omnubilada conciencia de la sociedad global desde el máximo estrado. Con su activismo, naturalidad y justificado coraje, exhibe, como aquel inocente niño en el cuento de los ropajes del rey, la desnudez y la fatuidad del discurso del poder global, en cuyo seno se promueven majestuosos proyectos para el futuro de la raza humana, pero que, en no pocos casos, ofrecen magros resultados o sucumben de plano a las posturas de los estados con mayor peso específico, por nobles y necesarias que sean las intenciones.

La posverdad es el recurso del indiferente, del incapaz, del ambicioso, del perverso. Es la herramienta posmoderna para el engaño y la simulación que se ha instalado paulatinamente, con patente de corzo, en un mundo cada vez más complejo y voraz, difuso y líquido, en donde las virtudes naturales del ser humano ceden espacio, día con día, a la competencia feroz, a la individualidad, al desinterés por la otredad, a la ambición irracional, sin importar las consecuencias.

“¿Cómo se atreven?”.

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JOSE ANTONIO TREJO

Excelente artículo, estoy totalmente de acuerdo con cada una de sus palabras, y sobre todo con esta casi niña reclamando a quienes llevan las riendas del planeta; mientras ellos se pavonean con modelos económicos, el mundo se está colapsando; la industrialización ha dañado tanto el planeta como nunca antes, en menos de 70 años hemos dañado tanto nuestra hábitat y del resto de los seres vivos, que si no se detiene, en unos 50 años más, tendremos un planeta desolado y casi muerto.
La humanidad esta entrampada y creo que hay muy pocas esperanzas de que este rumbo cambie; la sociedad a nivel mundial está muy bien manipulada, y se ha vuelto terriblemente pasiva, los líderes políticos, industriales, religiosos, empresariales seguirán con su discurso de mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los seres humanos, pero lo que realmente están haciendo es condenarlos a un desesperanzado futuro; egoístamente protegen sus intereses personales, sus voraces ambiciones están ante todo, no les interesa que al final también condenan a sus propias familias.
Que pasaría si ya no se usara el petróleo, que pasaría si la industria deja de comercializar los plásticos, si las embotelladoras solo usaran el vidrio, si solo se produjera energía limpia; sabe que pasaría, el planeta tendría una oportunidad de regenerarse y recuperar sus ciclos naturales aptos para toda clase de vida.

Pero qué escenario tenemos hoy, ríos, mares campos llenos de plásticos, chimeneas enormes dañando nuestro aire, ciudades colapsadas por los contaminantes, atiburradas de vehículos automotores con combustibles dañinos, industrias arrojando venenos al medio ambiente, derramando químicos en ríos y lagos; y todo esto con la complicidad de líderes gubernamentales que nos mienten con el discurso de un mundo mejor; la pasividad de una sociedad disque moderna, bien controlada por la superficialidad de una tecnología que nos deshumaniza cada vez más; hoy más que nunca la juventud tiene tantos distractores que se vuelve carne de cañón para ser manipulada y es lo que aprovechan los que solo buscan su interés personal.
Ojala los líderes del mundo escuchen las voces de la juventud, ojala ese grito desesperado de esta chica sueca, haga eco en todo el mundo y todos nos contagiemos para defender nuestro hogar, nuestro planeta que es el único que tenemos; hoy por hoy ya no se está regenerando, le estamos ganando la batalla y se está muriendo.

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