El condicionamiento operante y la mente como conducta

En éste y el próximo capítulo entraremos escuetamente en dos teorías y técnicas de estudio abocadas a la conducta animal y humana cuya gestación, práctica y consecuencias fueron muy distintas, en algunos aspectos contradictorias, pero que, junto a los trabajos de Jean Piaget, plantaron al comportamiento sobre la mesa de la discusión del problema mente-cuerpo como un componente indispensable.

El conductismo nació con la crítica que hizo John Watson en 1913 de la fenomenología al aseverar que la instrospección no es una herramienta científica objetiva públicamente comprobable, y que sólo el comportamiento cumple este requisito positivista en el campo de la psicología. El impulso definitivo del conductismo fue provisto por el célebre y polémico profesor de Harvard, B. F. Skinner (1904-1990), quien desarrolló los postulados de la doctrina y además la técnica de investigación empírica o experimental que se conoce como “condicionamiento operante.” La doctrina conductista consiste en dos afirmaciones complementarias. La primera es que la psicología es la ciencia de la conducta y no de la mente, pues la conducta es observable y los actos mentales no lo son. La segunda es que la conducta puede describirse y explicarse sin hacer referencia a procesos psicológicos, pues la fuente del comportamiento consiste en los estímulos del medio que desatan respuestas motoras y en el aprendizaje de sus consecuencias. La doctrina ha sido objeto de una intensa discusión en la psicología, la filosofía y las ciencias de la conducta, discusión que se ha convertido en un incentivo conceptual, aunque en ocasiones haya polarizado y marginado a los oponentes. Pronto veremos que uno de los impusos iniciales de la ciencia cognitiva ocurrió por la crítica que Noam Chomsky realizó del libro Verbal Behavior (1957) de Skinner, en el cual se afirma que el lenguaje es un tipo de conducta condicionada por sus consecuencias en el medio social.

Skinner de frente
El psicólogo norteamericano Burrhus Frederik (B.F.) Skinner en la Universidad de Harvard, hacia 1950.

Por su parte, el programa de investigación experimental del conductismo tiene como antecedente a la reflejología y el condicionamiento de Pavlov. Este programa es verosímil, al ser válido y útil en la investigación del comportamiento animal en términos de estímulos, respuestas y aprendizaje. El influyente método del conductismo fue el condicionamiento operante, consistente en secuencias de reforzamiento usando estrictos arreglos experimentales en la llamada “caja de Skinner.” Se trata de un ingenioso dispositivo en el cual un animal de experimentación, usualmente una rata un poco hambreada y sin experiencia en ese ambiente, tiene como único objeto movible una palanca situada en una de las paredes. Cuando en su exploración del medio el animal presiona la palanca, automáticamente se emite en una charola adjunta una gragea de alimento, que el animal detecta y engulle. Cuando la rata presiona la palanca de nuevo, va asociando su conducta con la disposición del alimento, lo cual constituye una forma de aprendizaje llamada reforzamiento que es mesurable en un registro adjunto. Además, la caja puede estar provista de un piso enrejado capaz de conducir electricidad unos segundos después de que se prende una luz. La evasión o evitación de un choque eléctrico acontece cuando la rata aprende a presionar la palanca para evitar la descarga, poco después de que se prende la luz en el interior de la caja. El condicionamiento operante es diferente al producido en los perros de Pavlov, pues en estos la asociación entre un sonido y la salivación ocurre mediante el sistema nervioso autónomo, mientras que el de Skinner implica la acción de la rata sobre la palanca. Podría inferirse que es una acción voluntaria, pero esta clase de términos que implican estados o procesos mentales son evitados por el conductismo como imposibles de verificar, o incluso innecesarios.

caja de skinner
Dispositivo experimental conocido como “Caja de Skinner.” La rata puede apretar la palanca (response lever) para obtener comida, o bien, para evitar un choque eléctrico en las patas (electrified grid), luego de que se prende una luz (lights) o se emite un sonido (loudspeaker). Es un sistema muy útil en estudios de aprendizaje.

Éste es un tema central de la doctrina conductista en el sentido de que un estado mental es tomado como una disposición para actuar, con lo cual la medición de la conducta condicionada es suficiente. De igual forma, el conductismo afirmaría que una creencia es una inclinación para actuar y se le atribuye a la persona cuando actúa de determinada forma. Esta noción fue mantenida y argumentada en diversas variantes por filósofos como Gilbert Ryle, Ludwig Wittgenstein y, más tarde por U. T. Place, uno de los proponentes de la teoría de la identidad entre estados mentales y cerebrales, una solución materialista fuerte al problema mente-cuerpo que iremos revisando en diversos momentos como relevante en el debate reciente del dilema.

Los fundamentos filosóficos del conductismo se avienen a las propuestas del positivismo lógico del Círculo de Viena que ya hemos visto. Recordemos que el positivismo es una doctrina empirista en el sentido de que la veracidad de una proposición debe basarse en la verificación de observaciones y resultados experimentales, es decir, que todo conocimiento seguro tiene que tener un riguroso fundamento científico. En el caso del conductismo, en algún momento denominado “hijo radical del positivismo”, se manifiesta en la idea de que los estados mentales son tendencias o disposiciones traducibles a hechos verificables de conducta. Podemos voltear aún más hacia atrás para ver que el conductismo es una manifestación del siglo XX de la doctrina empirista clásica de Locke o Hume.

La doctrina del conductismo enfrentó dificultades que impidieron su aceptación general por la psicología y la filosofía. Por ejemplo, la presentación de comida en la caja de Skinner puede tener efectos no observables en la conducta, pues el animal puede no apretar la palanca o consumir el alimento por diversos motivos o estados internos, por ejemplo, su capacidad para identificar el alimento o recordar las circunstancias en las que se presenta. En pocas palabras: no toda mentalidad es traducible a conducta. Argumentos de este tipo impiden una identificación estricta entre estado mental y conducta, previniendo que la doctrina constituya una solución materialista convincente del problema mente-cuerpo.

Freud y Skinner
Caricatura de la oposición teórica y técnica entre el psicoanálisis de Freud y el conductismo de Skinner, dos teorías antitéticas de la psicología. Fuente: https://acepuandes.files.wordpress.com/2012/08/fr_sk.jpg

La respuesta de Skinner a estos argumentos fue radical: la conducta observable no puede atribuirse a estados mentales internos y es un hecho que no tiene una explicación más allá de los estímulos que la producen. Es decir, Skinner no niega que existan los estados mentales, sino afirma que estos no son observables y no son necesarios para el análisis de la función operativa del organismo, debido a que es suficiente con corroborar que el comportamiento está determinado por sus consecuencias y al establecer las ligas causales entre estímulos y respuestas. Se ha dicho que el conductismo concibe al organismo como una caja negra porque no importa lo que acontezca en su interior, sean estados del sistema nervioso o estados mentales, sino lo que entra del sistema como estímulo y sale en forma de conducta. Curiosamente, el condicionamiento operante y la caja de Skinner han sido instrumentos muy útiles en la búsqueda del engrama de la memoria en el cerebro de ratas condicionadas de manera específica, como lo han realizado durante décadas los investigadores mexicanos Roberto Prado y Federico Bermúdez-Rattoni.

Emilio Ribes conductismo
Emilio Ribes es un psicólogo mexicano dedicado a las teorías de las ciencias de la conducta y experto en el conductismo.

Otra vertiente de la discusión tiene que ver con la idea de que toda conducta es producto del aprendizaje. En esto difieren el conductismo y la etología, pues, como veremos a continuación, la etología se basa en buena medida en la noción de conductas innatas o instintivas seleccionadas por la evolución por ser adapatativas, heradables y sujetas a mantenerse o desaparecer en generaciones sucesivas según sean o no conducentes a sobrevivir y reproducirse.

Los contenidos de la columna Mente y Cuerpo forman parte del próximo libro del autor. Copyright © (Todos los Derechos Reservados).

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