El silencio de los ingenuos

Empíricamente el silencio es indispensable para regenerar el cerebro.

Centro de Investigación para Terapias Regenerativas,

Universidad Técnica de Dresde, Alemania.

¿Conoce a un candidato mudo? Si es así, publíquelo y será trending topic porque en México, y en el mundo, no se tiene noticia de algún político o gobernante sin capacidad de habla. Si acaso, hay una antigua referencia literaria al respecto: “La Triste Historia del Príncipe Erasto”, quien no carecía del don, pero causó alarma tanto a su padre Dioclesiano, como a toda Roma, al negarse a emitir durante seis días vocablo alguno. Por otra parte, el valor de la palabra se aquilata en el Huey Tlatoani –el gran orador, el de la palabra mayor–, término con el que se denominaba al emperador de los aztecas.

La comunicación es inherente a los procesos políticos para convencer, acceder y ejercer el poder público en los sistemas democráticos.

Habría que preguntarnos el propósito de pretender silenciar a los “pre” candidatos presidenciales durante el mal llamado período de intercampaña, gracias a un acuerdo de las autoridades electorales, una norma difícil de cumplir por su vaguedad y complejidad.

Toda norma, para serlo, debe acreditar por lo menos dos requisitos: el primero es que su cumplimiento sea realizable en la práctica. El otro que sea clara para evitar interpretaciones múltiples, diversas y contradictorias que signifiquen una puerta más para la judicialización de la política.

El concepto de intercampaña se estableció en nuestro país por primera vez en 2012, se ratificó para los comicios de 2015; se retoma para los actuales y se define como “un período de preparación interna de los partidos políticos, un espacio para que se resuelvan en los órganos jurisdiccionales, posibles diferencias sobre la selección de los candidatos a cargos de elección popular”. En el mismo acuerdo se explicita que NO se trata de un periodo de competencia electoral… ¿De qué se trata?

En el periodo de intercampaña iniciado el pasado 12 de febrero, el cual concluye el 29 de marzo, los precandidatos tienen prohibido convocar al voto y participar en eventos proselitistas, mientras que los partidos políticos conservarán la posibilidad de difundir mensajes genéricos o institucionales, aunque se les restringe publicitar sus plataformas electorales y/o programas de gobierno, y hacer del conocimiento público sus procesos de selección interna.

En esta etapa, los precandidatos podrían ser entrevistados y figurar en los medios, pero no en los spots de sus partidos. Al igual que los aluxes de la mitología maya son invisibles, sólo aparecen cuando son necesarios.

¿Cómo reaccionarán los candidatos independientes? Aparentemente quedan en desventaja al estar en un limbo legal.

Considero que los autores de esta disposición no reconocen la realidad política del país. Tal y como está concebida es irrealizable e invita a la simulación, deporte favorito de millones de mexicanos. En términos coloquiales dicen lo que sí se puede pero no se puede o viceversa. De manera que las impugnaciones estarán a la orden del día y los especialistas en derecho electoral tendrán mucho trabajo. La intercampaña pone en entredicho, no sólo la libertad de expresión, sino la función esencial de los partidos: acceder al poder y permanecer en él, es decir, utilizar el verbo como instrumento privilegiado del convencimiento.

El acuerdo, sin embargo, tiene el beneficio de la duda. Pensemos positivamente. En efecto puede tratarse de un periodo de reflexión y análisis para preparar el llamado al voto desde la ortodoxia política.

Pensemos objetivamente. Partidos y candidatos habrán de establecer una estrategia de comunicación sin rostro. En la intercampaña los seguidores de cada coalición continuarán manifestándose aún con más ahínco, cuidando que los aspirantes no aparezcan y sin embargo se muevan como ya lo están haciendo. Si los precandidatos guardan silencio, no lo harán los medios, ni las redes sociales. Los analistas políticos, los encuestadores, e incluso la “inteligencia” institucionalizada de varios países, léase los Estados Unidos, estarán muy ocupados en ver cómo se mueven las tendencias y, por supuesto, lo harán del conocimiento del electorado a fin de inclinar la balanza el dia de la jornada electoral.

No pequemos de ingenuos. Llamemos a las cosas por su nombre. Por la antonomasia de los comicios presidenciales, éste es un año crucial en México. Todo el tiempo hablaremos de la campaña, llámese precampaña, intercampaña o como usted, estimado lector, la quiera calificar.

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Angelita SÁNCHEZ Diaz

Muy buen artículo felicidades

Felipe Mues Campos

Excelente artículo. Desgraciadamente en nuestro caso – MEXICO – los pésimos gobiernos se han dedicado a destruir la esperanza de las personas con talento y deseos de superación basados en la mejora de si mismas y en el esfuerzo personal, hasta convertir a muchos de ellos en títeres de falsos mesias mediocres insaciables de poder.. para mi, ahí es en donde radica el gran peligro de terminar perdiendo lo que nos queda, a manos de un engañatontos.

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