Corazón de León

En días recientes, en la ciudad de León del bellísimo estado de Guanajuato, el alcalde de esa ciudad Héctor López Santillán, encabezó un merecido homenaje a uno de los toreros más importantes de nuestra historia, Antonio Velázquez –torero que nació en el barrio de Coecillo el 14 de diciembre de 1920– por el personaje que fue en el toreo y por su generosidad hacia su tierra natal.

Su hijo, el que fuera novillero, José Luis Velázquez, relató que su padre cuando era adolescente pasaba frecuentemente por el sitio donde se ubica el monumento representativo de la ciudad, el Arco de la Calzada, y así le fue bullendo en su cabeza la idea de convertirse en figura del toreo; también fue concibiendo la meta de sustituir al león de cantera (ya medio deteriorado por los años) por uno más regio y acorde a la categoría de su ciudad cuerera.

Este año, el 15 de octubre próximo, se cumplirán 50 años de la partida a la gloria, de uno de los toreros más arrojados de la historia y quien construyó su carrera primero como subalterno y posteriormente como matador, misma que cerró el 1º de mayo de 1969, en la Plaza El Paseo‑Fermín Rivera de San Luis Potosí, de la que obtuvo dos trofeos del cuarto toro de Santa Marta, día que fue el de la alternativa de Mario Sevilla hijo, cerrando la terna “Curro” Rivera.

Siete rabos en su trayectoria en La México, entre 1947 y 1950 en franca competencia con Rafael Rodríguez en el concepto del toreo llamado encimista, por torear en donde cruje la seda o más claro, pasando el toro a milímetros del cuerpo del torero en cada lance y en cada pase.

Hace años, en la transmisión por televisión de una novillada con Heriberto Murrieta y Rafael le pregunté por qué muchos de sus contemporáneos criticaban ese concepto y me dijo: “porque ponerse en ese sitio, espanta a todos”.

Torero mexicano Antonio Velázquez.
Ex torero mexicano Antonio Velázquez (Fotografía: Aula Taurina de Granada).

En competencia con Antonio, Rafael también en un tramo corto de 1948 a 1954, acumuló seis rabos en La México para su espuerta (palabra de varios significados pero que en el toreo es donde se trasladan los avíos de los toreros) y es el único matador en lograr recibir cuatro rabos en una misma temporada.

A principio de los noventa del siglo pasado, David Silveti y Jorge Gutiérrez, cada uno en su estilo, acudieron al sitio de Antonio que decía el recordado Rafael que espanta, para convertirse en el eje de varias temporadas capitalinas.

Antonio tuvo una trayectoria brillante y varias cogidas, la más pavorosa fue con un toro de Zacatepec, “Escultor” de nombre, lidiado en el ruedo de El Toreo de Cuatro Caminos el día 28 de marzo de 1958; dicho astado le infringió una cornada gravísima en el cuello e interesó el cráneo, de quien como siempre puso su corazón a tope con tal de triunfar; milagrosamente se repuso y como relaté, toreó hasta años más tarde.

Cumplió Antonio su meta, trazada desde adolescente al integrar un patronato que finamente el 16 de marzo de 1958 inauguró el “León de Bronce” que remata el Arco de la Calzada. Obra del inmortal escultor yucateco, Humberto Peraza, y es por ello que, sesenta años más tarde, el alcalde de esa ciudad rindió merecido homenaje a su memoria.

Antonio Velázquez.
Ex torero mexicano Antonio Velázquez (Fotografía: Urbina).

Y con esos recuerdos da gusto relatar la buena actuación de Mario Aguilar en su segunda comparecencia de la temporada novilleril, en la plaza San Marcos de Aguascalientes el 7 de abril de 2019, ante un lleno, obtuvo un trofeo de novillo, regalo de Santa María de Xalpa. Sus compañeros de cartel José Sainz y Alfonso Ortiz fueron aplaudidos en sus respectivos turnos.

En Texcoco el mismo domingo, José Mauricio salió en hombros después de obtener un trofeo de cada astado que le correspondieron en suerte de Gómez Valle. Sergio Flores en su reaparición, después de estar en el dique seco por la operación de un hombro, recibió aplausos y el madrileño Gonzalo Caballero ganó un trofeo para que la siguiente semana, el 14 de abril, prosigan los festejos en la feria.

El cartel para el próximo festival lo integran Fabián Barba, El Calita y Juan Ortega, torero sevillano, con astados de la divisa legendaria de Pastejé, ganadería que debutó –por cierto– el 31 de enero de 1943 en El Toreo de la Condesa ‒hoy El Palacio de Hierro‒; día de la alternativa de Antonio Velázquez y de las grandes faenas de Silverio Pérez a “Tanguito” y Armillita a “Clarinero”, historia que como tantas nos lleva al camino de los tantos recuerdos que ofrece el toreo en su ya casi media milenaria historia en México.

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