La teoría del toreo

En opinión de uno de los artistas más carismáticos que haya tenido el toreo, el jerezano Rafael de Paula, cuando se habla de técnica, farfulla: “eso es para mecánicos”. Por el contrario, Luis Miguel Dominguín, unos de los toreros más grandes de su historia (para aquellos menos entendidos y más musicales, es reconocido como padre de Miguel Bosé) tuvo la siguiente frase: “lo que a mí me interesa es la técnica, el dominio del toro mediante la técnica, y esto, es mucho más difícil. Los efectos emocionales no me interesan”.

Todo lo anterior pasaba por mi cabeza cuando transcurría la lidia de los astados de La Punta, propiedad de un grupo de taurinos a los que mucho aprecio, pero en el que me parece que hace cabeza en el renglón ganadero, Pepe Vaca.

Miraba en Arroyo la novillada, cuarta del serial y como observador de las escenas que se producen en el precioso y minúsculo ruedo, buscaba cómo interpretar lo que acontecía ahí con jóvenes que buscan su sitio en este difícil oficio.

Rodeo.
Fotografía: Cultoro.

Como siempre impera la buena vibra en Tlalpan y los ganaderos dedicaron al estilo del licenciado Alberto Baillères en la nomenclatura de su novillada, una frase a quien es uno de los mejores anfitriones que existen en el mundo y la replico esperando ubicar con corrección el mensaje: “Sr. Arroyo, hostelero, amistoso, buen amigo”. Si bien el segundo tiempo, con aire sevillano de hostelero, corresponde tal vez a cuando don Chucho, hace muchos años, vivió en España.

Y lo mencionado sobre el Sr. Arroyo, también aplicaría a Pepe, su hijo, que cuida los detalles de los festejos para celebrarlos con gran categoría.

Pero regreso a la técnica y a la intuición a la hora de interpretar el toreo, lo cual debería ser una simbiosis en la interpretación, y en particular, por aquellos que van empezando, como los cuatro novilleros que alternaron el pasado 10 de agosto de 2019.

Aseguro que del aprendizaje de esa secuencia dependerá el crecimiento y la confianza que Cayetano Delgado, Cristian Antar, Juan Sebastián Hernández y Eduardo Neyra, desarrollen a futuro.

Eduardo Neyra.
Eduardo Neyra, novillero duranguense (Fotografía: Noventa grados).

Las cuadrillas integradas por César Morales y Carlos Domínguez en el caballo de picar; Sergio González y Fernando García, que iban a pie junto con el veterano Emilio Ríos en la puntilla, sacaron brillo como acostumbran a la plata.

En los de oro, el más destacado fue Antar, quien se presentó con fuerza en el ruedo de Arroyo con el capote en unas verónicas del tercio a los medios y su remate final; con la muleta demostró buen gusto y temple, aprovechando bien las muchas cualidades en la embestida de “Hostelero” que al final fue homenajeado merecidamente por la calidad en su embestida en el transcurrir de su lidia, por el juez de plaza, el matador Gilberto Ruiz Torres, con el arrastre lento.

Como casi todos los que se han presentado en la temporada novilleril, requieren mayor práctica en la suerte suprema, el colombiano Hernández por su tardanza en la misma, escuchó un aviso. Al mismo Antar, por sus fallas, se le escapó otro trofeo.

Todos pusieron voluntad ante astados con sus virtudes y defectos, que –de tener mayores conocimientos técnicos– hubieran, tal vez, tenido mejor aprovechamiento de astados, que claramente requerían primero lidiar a los toros, y luego confiarse con ellos.

Cristian Antar.
Cristian Antar, novillero mexiquense (Fotografía: Toros en el Mundo).

Con ese pensamiento salí de la novillada y por ello lo escribo, me parece que a los que empiezan, e incluso, a un gran número de matadores, les hace mucha falta aplicar la técnica para hacerse de las embestidas del animal, y no ir directamente a la ostentación y la intuición, pensando quizá, que los toros no requirieran de una fase de preparación y de extracción de cualidades innatas.

Entiendo que la mayoría de las ganaderías, hoy en día, han procurado mantener algunas cualidades de embestida como las de “Hostelero” de La Punta, las cuales permiten de inmediato aprovechar y salvar gran parte de preparación en la faena, como parte técnica. Pero muchos otros no, y habría que contemplarlo en la formación de los toreros quienes, como el duranguense Eduardo Neyra, prometen, pero me parece importante que no lo olviden.

Lo digo por si les es útil, como diría Manolo Martínez “no pasa nada”. O como diría mi padre: “De toros saben las vacas y no hablan”.

¡Agur!

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