Pérdida del poder adquisitivo del salario

Vámonos al tema de los ingresos y propiamente al tema del salario mínimo en México, mismo que es de 80.04 pesos por 8 horas de trabajo al día en todo el país, y ese salario es vigente a partir del 1 de enero de 2017; y que fue autorizado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.

Dentro de dicha resolución, propiamente en el Considerandos Sexto, me llama la atención lo siguiente: “(…) Salario mínimo e inflación (…) requiere que la interpretación que los agentes económicos den al incremento en el salario mínimo no tenga efectos negativos sobre la formación de expectativas. Para ello, es necesario que dichos incrementos, de adoptarse, sean moderados e interpretados no como un ajuste en el costo de vida, sino como un cambio en el precio relativo de la fuerza laboral con menores percepciones”.

Contemplando que el incremento en el salario mínimo no tenga efectos negativos sobre la formación de expectativas, es que aumentó en 7 pesos, al pasar de 73.04 en 2016 a 80.04 para 2017, representando un incremento porcentual de 9.6; siendo el incremento más alto al salario mínimo en términos relativos desde 1998. Sin embargo, recordemos que para diciembre de 2016 la inflación fue de 3.36 %. Recordando que inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios a lo largo del tiempo. Que no incluye el alza de precios que sufren algunos productos durante el año; como puede ser el caso del limón hace algunos meses o el aguacate.

En el siguiente punto del mismo considerando se menciona que en el “(…) Resumen Ejecutivo de los estudios sobre Salario Mínimo y Empleo, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el que se específica: No hemos detectado efectos (ni positivos ni negativos) del salario mínimo en la distribución salarial de México. Esto no es de extrañar puesto que el salario mínimo no se ha movido de su valor real en los últimos diez años, manteniéndose a niveles muy por debajo de lo que se consideraría un salario bajo (dos tercios de la mediana). Hay por lo tanto margen para incrementar el nivel del salario mínimo en el país. Y aunque no sabemos (en agregado para la economía) el efecto que esto puede tener en el empleo, las evidencias que arrojan la reforma laboral son alentadoras”. Sin embargo, no creo que dichos efectos se basen en un aumento tan pobre del salario mínimo, sobre todo porque si es verdad que aumentó porcentualmente (en términos relativos) más que en los últimos 18 años, no quiere decir que compensa la pérdida de poder adquisitivo que tiene, mínimo de la apertura comercial a la fecha.

En el estudio citado de la OIT la recomendación concreta en este sentido es: “un incremento del salario mínimo, junto con políticas que palien posibles efectos negativos, pueden ser positivas para reducir la desigualdad y a la vez incrementar el empleo”.

La política con la que se acompañó o se acompaña los incrementos al salario mínimo fue la llamada reforma laboral, la cual evidentemente no fomentó el fortalecimiento salarial, sino por el contrario fomenta el outsourcing, el uso y pago de salarios muy bajos, en aras de atraer capital, por un tema de la competitividad de la mano de obra (mal pagada, por cierto). Por lo que cabalmente no se le está haciendo caso al estudio de la OIT.

Políticamente podrán decir que sí, que la reforma laboral está ayudando, que no sé cuántos más empleos se generaron, acompañado de la “reducción” de la pobreza, etc., pero todos esos datos no coinciden con la realidad. Al mes de septiembre de 2017, esos 80.04 pesos que es el salario mínimo, se han enfrentado a una inflación 6.35%, lo cual se mide como la pérdida del poder adquisitivo. Probablemente a fin de año se logre una inflación no mayor a los 4 puntos, sin embargo, al menos para lo que va del año, el salario es castigado con el alza de precios del día.

El salario es impensable que se ajuste de conformidad al aumento de la inflación, porque se debería cambiar día con día y ya estoy escuchando los argumentos que hablen de lo impráctico que esto sería; es por eso que al fin del año, la inflación promedio es la que se toma en cuenta para evaluar su incremento, no absorbiendo el impacto real de la inflación al salario, lo que tiene muy rezagado al salario en cuanto a su poder adquisitivo.

La pérdida del poder de adquisición del salario no es un efecto “natural del actuar libre de la economía como tal; es un descuido u olvido del salario apropósito; hablamos de un desinterés al fomento del ingreso de la mayoría de las familias, palabras más, palabras menos.

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