2018, apolíticamente importante

Primeramente, a cada uno de ustedes que se toman unos minutos para leerme, les deseo que el 2018 sea un gran año, al igual que a sus respectivos seres queridos. Dicho lo anterior, quiero platicarles de dos temas que están a la vuelta de la esquina con este incipiente 2018. Mismos que son importantes por su alcance y trascendencia, no sólo nacional sino también internacional; y eso temas son:

  • Los olvidados de septiembre de 2017.
  • Las elecciones presidenciales.

En cuanto al segundo tema, no me quiero detener mucho, la verdad no dudo que muchos, por no decir todos los que me están leyendo, ya tienen o al menos ya saben por quién no votarán el domingo 1 de julio de 2018. Si los partidos de “derecha” y de “izquierda” ya se unieron con un fin, no dudo que como ciudadanos logremos elegir a la mejor opción para este país. Sí, ya sé que alguien me dirá “te estás contradiciendo con tu escrito de ¿quién elige?”. Pero no es contradicción, es en verdad creer que las cosas pueden ser diferentes si logramos organizarnos como sociedad. ¿Recuerdan esa sensación que se despertó después del sismo, esa solidaridad incontrolable? A esa parte de todos nosotros apelo para los que decidan ir a las urnas, y de no ser el caso, lograr que en verdad se respete la verdadera voluntad popular.

Sí, habrá compra y coacción de voto, habrá tarjetas (ya un tribunal dijo que sí), desafortunadamente habrá de todo, pero dependerá de cada uno de nosotros organizarnos y hacer las cosas bien y no a medias.

Antes de eso no podemos dejar en el olvido a los damnificados que dejaron los sismos de septiembre de 2017, no podemos dejarlos solos. Nuevamente nos tenemos que organizar para ayudarlos, ya quedó claro que institucionalmente no son importantes. Debemos lograr que nuevamente se dé ese aire de solidaridad que corrió por las venas de los mexicanos en esos días tan cruciales.

Insisto que no debe gastarse un peso en campañas políticas, hasta que todos y cada uno de ellos recupere su patrimonio; muy probablemente serán parte de las promesas de campaña. Es imprescindible estar atentos y no nos vuelva a pasar como con la gasolina o el precio del metro, las cuales fueron promesas de campaña que no subirían y pasó exactamente lo contario.

Debe lograrse que, ante ese tipo de actos de prometer y no cumplir, eso cause responsabilidades por el simple hecho de que se está mintiendo; y no permitir que los sismos sean una moneda de cambio dentro de los discursos.

Todo candidato que esté dispuesto a meter este tema en su agenda política dentro de su campaña, lo invito a que mejor destine el dinero de la campaña para la reconstrucción. Esas acciones hablarán mucho más que todos los discursos bien hechos, y bien letrados que puedan decir.

Es hora de hacer campañas para ciudadanos a-políticos, es hora de hacer propuestas reales, no promesas que no se cumplirán o que es impensable que puedan pasar por el sistema económico que nos gobierna.

Los partidos políticos tienen el gran reto de enfrentarse a una sociedad que se ha unido como hace muchos años no lo hacía. Ése es el voto por el que deben de ir, no por el voto de la coacción, de la compra, de las dádivas.

Por eso este año es apolíticamente importante, tenemos en nuestras manos una oportunidad de hacer las cosas bien, de lograr que los damnificados en verdad puedan reincorporarse a la sociedad civil, ¿quién puede pensar en votar, si su domicilio ya no existe? ¿esas credenciales de elector serán vigentes? Sus casas simplemente dejaron de existir, ése es el gran problema. Démosle certeza jurídica a cada uno de ellos; y ya que estén en igualdad de condiciones entonces sí, decidamos qué es lo mejor para todos y cada uno de nosotros.

La inseguridad será otro de los temas que estará en las campañas presidenciales, pero ojo, es la educación, el trabajo bien pagado, las condiciones óptimas para crear empresas lo que permitirá que pueda abatirse; hacer de las cárceles lugares de readaptación social y no una escuela profesional del crimen como viene siendo.

Necesitamos un 2018 apolíticamente importante, que no nos importe los políticos, que logremos que si van a prometer algo lo cumplan, y de lo contrario, se castigue. Esforcémonos a que el tema de este año no sea la elección, sino la edificación de cada una de las casas que se perdieron. Invito a cada uno de los aspirantes a presidente, que en verdad no echen en saco roto este tema, no se trata de prometer sino de actuar. No gasten en decir que lo harán, háganlo, nos lo merecemos.

Basta de promesas al aire; es necesario que la realidad cambie de inmediato, como candidatos tienen un papel único, ojalá lo sepan aprovechar y hagan de este país, ese país que despertó el 19 de septiembre.

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