La economía es cíclica por naturaleza; bueno, en términos económicos, sería depresión o crisis; recuperación o expansión; auge y recesión; y también existen diferentes posturas sobre el uso de políticas macroeconómicas en cuanto a la forma en que se actuara ante cualquier eventualidad, por lo que existen políticas pro-cíclicas (las que quieren mantener el ciclo) o anti-cíclicas (las que quieren que dure menos el ciclo o que acabe rápidamente). Además de eso, se tiene de fondo el contexto político-económico que predomina en épocas determinadas de la historia económica. Tenemos a los defensores del libre mercado y a quienes no lo promueven y defienden al proteccionismo.
En las últimas décadas es el libre comercio lo que se promueve en la escena económica. Sin embargo, y de acuerdo con los acontecimientos recientes, propiamente la postura de Estados Unidos de imponer aranceles, es indudable que estamos ante la obsolescencia del actual modelo económico; ahora es China quien anunció aranceles a productos de Estados Unidos.
Huele a proteccionismo. No duden que ahora se leerán argumentos a favor, como los siguientes: “Se consolida la industria nacional, fomenta la producción y el empleo”; “fortalecer industrias estratégicas para el desarrollo del país”. Un argumento muy usado en su momento fue el del fortalecimiento de la industria naciente. Las tecnologías, indudablemente, darán pie a usar este argumento de manera constante.
Los librecambistas dirán (argumentos en contra) que, con el proteccionismo, no habrá acceso a productos extranjeros (incluidas las tecnologías), se encarecerán los precios y mermara la calidad, que miden teniendo en cuenta el lugar de fabricación.
Habrá un gran debate en este sentido; la historia no le dará la razón a ningún bando, porque las condiciones sociales, culturales y hasta políticas son distintas; sin embargo, el olor a neoproteccionismo es muy fuerte; pero no hablamos exclusivamente de aranceles.
Las cuotas de importación serán otra de las medidas de neoproteccionismo, mismas que limitan o topan el número de unidades a importar, por lo que sí podremos tener tecnología de punta; otro mecanismo será los subsidios a la exportación, que no es otra cosa que el apoyo gubernamental a empresas para aumentar sus exportaciones, situación que pasa actualmente con distintos nombres, desde estímulos fiscales y hasta créditos.
Se tendrá nuevamente control sobre el contenido mínimo doméstico que hace alusión al porcentaje del contenido nacional que deben tener los productos. Situación que ahora es distinta, con el alto contenido de valor importado de las exportaciones. Hablaremos de las restricciones voluntarias a la exportación, sobre aquellos productos que sean sensibles a la aplicación de aranceles de otros países para evitar que se castigue al productor nacional.
El proteccionismo no significa cerrar las fronteras, sino proteger a las industrias nacionales y establecer el comercio. Especializarnos no ha sido la solución en las últimas décadas del libre mercado. El primer mundo nos es muy lejano aún, y hablar de desarrollo sigue siendo algo teórico, se ha vuelto un mecanismo sin sentido alguno, sin beneficios reales o comprobables para la población.
Finalmente, se tendrá a las barreras no arancelarias o administrativas, que son mecanismos que desincentivan la importación, ya sea por trámites altamente burocratizados o especificaciones técnicas necesarias, difíciles de cubrir a la hora de importar.
Leamos detenidamente o, más bien, detengámonos en la justificación de la imposición de aranceles a la industria del acero y aluminio por parte de Estados Unidos; proteger a industrias estratégicas es de suma importancia para la economía norteamericana. Ahora los chinos responden que los aranceles a productos provenientes de Estados Unidos se hacen para proteger a los productores locales ante el desafortunado establecimiento arancelario norteamericano, se justifican con el argumento de proteger, y con un papel activo del Estado en la economía.
El neoproteccionismo ya tiene sus primeras líneas en la historia económica mundial actual. El discurso neoproteccionista estará más encaminado en buscar los beneficios económicos a favor de grandes industrias establecidas, y no a favor de industrias realmente prioritarias para el país. Mis letras se orientan en favor de un desarrollo económico incluyente. La polarización del ingreso y la pobreza no desaparecerá con una etapa de neoproteccionismo; si no se hace algo al respecto, el mercado nuevamente no lo hará, que no quede duda.
La pobreza y la desigualdad desaparecerán con empleo, ciencia, tecnología, educación, salud, oportunidades laborales reales y bien pagadas. Asimismo, la inseguridad y la corrupción son el freno de mano del desarrollo económico, no sólo de México, sino de muchos países de América Latina. Indudablemente, podríamos aprovechar el contexto neoproteccionista, para consolidar industrias de alto impacto económico y lograr el paso a un desarrollo económico, que contemple finalmente al medio ambiente y al ser humano como variables prioritarias.