Movilidad basada en gasolina

Un tema en el que se explica la inflación (creciente), tanto de 2017, como del primer trimestre de 2018, es el alza del precio de la gasolina. Dicho crecimiento tiene una explicación, y en estas letras intentaré explicar (entendiendo) en qué consiste la liberación de los precios de la gasolina. De inicio, y en pocas palabras, volvemos a “confiar” en el mercado, al menos teóricamente. En eso se resume lo que está pasando.

Se terminó con los decretos en los que se establecía el mecanismo para establecer precios máximos al público, esto tras la llamada reforma energética. El Precio Máximo se calculaba de la siguiente manera: Pmax = P referencia + Margen + IEPS + Otros Conceptos.

En donde Max = Precio máximo; P referencia = Promedio del precio de la gasolina; Margen = Valor del margen de comercialización, flete, merma, transporte, ajustes de Calidad y costo de manejo, se actualizará mensualmente conforme a la inflación esperada; IEPS = Impuesto Especial sobre Producción y Servicios aplicable a combustibles; y Otros Conceptos = Conceptos aplicables a los combustibles + IVA.

De esta forma, se determinaba el precio máximo mensual, mismo que fue siempre con tendencia positiva. Recuerdan, las filas en las gasolineras el último día de cada mes, la variación porcentual, vaya que representaba un ahorro en la economía familiar. Este mecanismo se mantuvo desde el 18 de febrero de 2017, pero para finales de noviembre de ese mismo año, se liberó el precio de la gasolina.

A partir de diciembre de 2017, para determinar el precio, se tomaría como referencia el precio de las importaciones en dólares. Recordemos que asistimos a una depreciación de la moneda (peso) respecto al dólar, lo que bajo esta lógica hace que se encarezca el precio de la gasolina, bueno, además de muchos otros productos, por su efecto multiplicador en la inflación.

Se puede minimizar el efecto, pensando que no afecta a la gran mayoría de la población, claro, con más de 60 millones de pobres. Sin embargo, los datos son contrastantes; enseguida los revisamos. Lo que es pertinente preguntarnos es saber si es rentable o no el importar las gasolinas. Recordemos que es un bien complementario del uso del automóvil. Algunos plantean que, actualmente, el automóvil es todavía un bien de lujo; aunque las cifras hablan de otro estatus en esta materia; para 1980, el parque vehicular era de 11,239,576, entre Automóviles registrados en circulación (3,950,042); Ccamiones de pasajeros registrados en circulación (60,388); motocicletas registradas en circulación (277,084); vehículos de motor registrados en circulación (excluye motocicletas) (5,481,246); y camiones y camionetas para carga registrados en circulación (1,470,816).

Para 2016, el parque vehicular fue de 82,878,077, presentando una variación del 637.38 % respecto a 1980. Vaya que es impresionante el número de automóviles. Si hacemos una revisión histórica del mismo tomando como base 1980, podríamos ver que es un tema que por sí solo dice que es importante. Para 1990, había 73.28% más autos (19,475,669); para el 2000 eran 30,929,908, que representa un 175.19% respecto a nuestro año base; para 2008, hablamos de 57,495,733 (411.55%); y ya para 2016, los 82 millones.

transito vehicular

Son las “motocicletas registradas en circulación” las que presentan el mayor incremento porcentual, al lograr un 978.03%; aunque son los “vehículos de motor registrados en circulación (excluye motocicletas)” los que alcanzaron los 39,945,510.00; representando el 48.20% del parque vehicular para 2016.

A esos números, agregaremos variables como tenencia, refrendo, multas, refacciones, y por si fuera poco, aditivos y gasolina, estamos hablando de una economía que genera ingresos exorbitantes. Es por eso que nuestra movilidad está basada en la gasolina, y muy difícilmente va a cambiar.

Una buena planificación hubiese tomado en cuenta el aumento del parque vehicular, que de 1980 a 2016 creció en promedio 5.75% año tras año. Eso nos hubiese dado pie o pauta a generar condiciones endógenas para solventar el problema de la movilidad. Pensar que el mercado lo iba a regular fue un grave error, y poner el precio de la gasolina nuevamente en el mercado, es un desacierto. No hay condiciones externas para lograr, a corto y mediano plazo, que el precio de la gasolina baje, y mucho menos, tenemos las condiciones internas para hacerle frente. No porque haya ya varias gasolineras es en beneficio de los consumidores, es todo lo contrario, aunado en la corrupción que impera, lo que también ha causado el problema del robo de gasolina. Un círculo vicioso que se dejó crecer.

Y a 82 millones de vehículos automotores les está afectando esa liberación, que no ha dejado de ser alcista. La movilidad basada en gasolina debe ser parte de una nueva forma de pensar en la economía y la movilidad. Es hora de un plan integral, un cambio radical a los autos híbridos, o eléctricos.

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