Todos los días cuando despertamos y nos vemos en el espejo pareciera ser a simple vista que estamos idénticos al día anterior, sin embargo, hemos envejecido de manera casi imperceptible.
Hace poco fui a renovar mi pasaporte y cuando comparé las fotos, dije ¡qué barbaridad! Cómo cambié y no lo había notado. Fue un deterioro que se dio tan despacio que no me di cuenta al pasar de los días, pero al pasar los años el cambio era evidente.
Esto mismo nos ha pasado con la inseguridad en que vivimos y que nos hemos acostumbrado a tolerar. Hace 20 años si alguien nos hubiera dicho cómo íbamos a vivir en México en términos de seguridad, yo creo hubiéramos contestado que había que estar locos para vivir en las condiciones en las que hoy ya estamos acostumbrados.
En lo que refiere a la industria, la inseguridad se ha convertido en un costo permanente y con tendencia al alza; no podemos ignorarlo y se ha vuelto necesario integrarlo al precio del producto.
Siguiendo esta línea de pensamiento puedo afirmar que la incapacidad de los gobiernos locales y federales para controlar a la delincuencia está provocando inflación en el país de forma importante, debido a que los costos por la inseguridad de ninguna manera ya son menores.
La población en general está sufriendo la inseguridad no sólo de forma física sino en su poder adquisitivo; al igual que la industria está perdiendo competitividad en comparación con los países en que este tema es menor.
A mí me parece que debemos pedir a nuestros gobernantes que si la inseguridad no se puede controlar, de alguna manera nos compense estos costos para poder seguir siendo competitivos y seguir trabajando y generando empleos.
Las formas de compensar la inseguridad pueden ser: bajar los precios de los bienes que nos vende el gobierno como la gasolina y la electricidad, bajar los impuestos que pagamos, o aumentar los aranceles a los productos de importación, entre otras medidas.
Mientras no se logre mejorar la inseguridad me parece que es muy injusto siquiera hablar de subir los impuestos o subir los precios de los servicios que otorga el gobierno, y de bajar aranceles a la importación.
Me parece que la inseguridad a la que nos hemos acostumbrado a tolerar tiene que revertir su tendencia y de alguna manera todos los mexicanos debemos unirnos para lograrlo.
La primera obligación del Gobierno es darle seguridad a los ciudadanos , que cumplan con ese mandato .
Es como el cuento de la rana. Si la metes en agua hirviendo para cocinarla salta inmediatamente pero si la metes en agua fría y la calientas poco a poco, se queda allí hasta que muere cocinada. Tenemos que hacer algo antes de que nos cocinemos!