La memoria colectiva relaciona de manera inmediata elecciones presidenciales con crisis económica y una devaluación del peso. Y esto no es gratuito, ya que a pesar de que los últimos procesos electorales la caída del peso no ha sido tan profundo, la moneda mexicana reciente cambios políticos y, aunado a presiones externas, su desempeño se ve afectado de manera directa, lo que hace del fin de sexenio un tiempo de riesgo para la economía.
Ciudad de México.- Tal vez para las nuevas generaciones el famoso “error de diciembre”, justo cuando comenzó el gobierno de Ernesto Zedillo en diciembre de 1994 no les sea muy familiar, pero fue el momento cumbre de las crisis económicas que se generan en México derivados de los cambios de gobierno y la llegada de una nueva administración federal.
En aquella ocasión, el peso de depreció más del 100 por ciento, millones de familias perdieron todo su patrimonio por deudas que de la noche a la mañana se volvieron impagables, los bancos quebraron por falta de liquidez y México entro una de las peores crisis económicas de las que se tenga registro en toda la historia.
Afortunadamente, esto no se ha vuelto a repetir, pero cada seis años, durante los procesos electorales y en la víspera del nuevo gobierno, el peso se debilita de manera evidente, sin importar los resultados ni quien resulte ganador.
De acuerdo a un análisis realizado por El Financiero, en todos los sexenios de este nuevo milenio el peso ha sufrido las presiones de las elecciones presidenciales y muestra una tendencia a la baja en el mercado cambiario, por lo que el pronóstico es que para el 2018 este efecto se vuelva a repetir.
Según cifras del registro histórico del Banco de México (Banxico) que retoma este diario, “durante el último año de la administración de Felipe Calderón, la moneda mexicana registró una depreciación de 14.9 por ciento, mientras que en el último año de Fox, la caída fue de 3.4 por ciento”.
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¿Qué nos depara para el 2018?
El panorama es incierto, debido a que el peso ha mostrado una tendencia a la baja durante todo este sexenio, ya que en diciembre de 2012 cuando tomó el poder Enrique Peña Nieto, la moneda nacional se cotizaba en promedio en 12.96 pesos por dólar y actualmente está en 17.87 pesos.
Estas cifras muestran que el peso mexicano acumula una depreciación de al menos 37 por ciento, pero su peor momento lo vivió el 19 de enero pasado previo a la toma de poder del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuando rebasó la barrera de los 21 pesos por dólar.
A partir de ese momento, el peso ha tenido un rumbo ascendente y en lo que va de 2017 ha sido una de las monedas que mejor se han comportado a nivel mundial y ha presentado una apreciación de 16.76 por ciento, según cifras del Banxico.
Sin embargo, los analistas pronostican dos momentos claves para la consolidación del peso: las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las elecciones presidenciales.
Así, de acuerdo a Jorge Gordillo, director de Análisis Económico y Bursátil de CIBanco, el proceso electoral apenas comienza pero una vez que se conozca a los candidatos contendientes a la presidencia de México y sus propuestas económicas, “veremos un incremento en la volatilidad del tipo de cambio por este tema”.
Por lo que si atendemos los comportamientos históricos del peso registrados durante las elecciones presidenciales, seguramente tendrá un nuevo periodo de inestabilidad y depreciación.