La relación entre AMLO y empresarios en México no fue la más cordial en tiempos de campaña, panorama que parece cambiar a medida de que el presidente electo se acerca a tu toma de posesión.
México.- Una de las características de las relaciones sólidas es la capacidad de dialogar y superar los conflictos o diferencias que existe entre ambas partes. Parece que esto también forma parte de la relación de “amor-odio” entre el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el empresariado mexicano, sector en el que recae gran parte de la responsabilidad del buen funcionamiento de la economía nacional.
Las cosas no iniciaron bien entre AMLO y la iniciativa privada. En tiempos de campaña, los discursos de Obrador en los que reiteraba que de ganar la presidencia iría en contra de empresarios y políticos que controlaban el país, a quienes calificó como “la mafia del poder”, lastimó la relación y tensó el diálogo.
Los conflictos en campaña
El entonces candidato a la presidencia por la coalición de izquierda acusó meses de las elecciones al su contrincante más cercano en las encuestas, Ricardo Anaya, de confabular un acuerdo con miembros del Consejo Mexicano de Negocios para presionar al presidente Enrique Peña de apoyar su candidatura y lograr vencerlo en las urnas.
Las declaraciones fueron condenadas por los empresarios liderados por el presidente del consejo Alejandro Ramírez (Cinépolis), además de Alberto Baillères (Grupo Bal), Eduardo Tricio (Grupo Lala) y Claudio X. González (Kimberly Clark).
Otra fricción entre AMLO y los empresarios mexicanos se evidenció con el comunicado emitido por los empresarios en contra de las declaraciones “dolosas” de Obrador.
“(…) La confianza se cultiva. No se dicta ni se obliga. Las expresiones y descalificaciones infundadas no ayudan a generarla”, escribieron los empresarios en el documento titulado “Así no”, publicado el 3 de mayo.
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Para todos parecía claro que AMLO no era el candidato favorito de los empresarios. En redes sociales trascendió que empresas como Femsa, Aeroméxico y Herdez advirtiendo sobre los “riesgos” de una posible victoria de un gobierno populista con el que se relacionada directamente al entonces candidato de Morena.
Del odio al amor
Las encuestas preferenciales favorecieron desde tiempos electorales a López Obrador con amplia ventaja sobre sus contendientes.
Esto obligó al empresariado a recapacitar sobre la relación que tendrían con el futuro gobierno si no existía diálogo y consensos entre partes.
Un mes antes de las elecciones, el 4 de junio, Obrador sostuvo una reunión con empresarios de la talla de Carlos Slim, Emilio Azcárraga y Alberto Baillères.
Tras el resultado de las elecciones del 1 de julio, que daban una contundente victoria a López Obrador, la reunión más esperada por los mercados fue la que sostuvo pocos días después con líderes del Consejo Coordinador Empresarial.
El discurso de AMLO se ha moderado desde que se supo virtual presidente electo y, ahora con la constancia que lo acredita como el próximo presidente de México, busca mantener un diálogo abierto con los empresarios al reconocerlos como fuentes creadoras de empleo y motor fundamental para el crecimiento económico.
A pesar de que los mercados han respondido favorablemente a esta reconciliación, aún existe cautela y expectativa sobre el comportamiento de la economía con las políticas que AMLO pretende impulsar durante su gobierno.
Banxico ha advertido que existen factores que, por su naturaleza, impliquen un riesgo para la inflación y sus expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna y firme para lograr la convergencia de esta a su objetivo de tres por ciento.
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Al final del día el sector empresarial es el generador de riqueza, para algunos un termino agresivo o mal visto, pero en realidad es lo que hace que un país funcione, lo único que ahora hace falta es una buena administración que haga que estos recursos se apliquen de forma INTELIGENTE y que no se designen a proyectos populistas.