Toda la atención se ha enfocado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ahora la reforma fiscal de Estados Unidos, las elecciones presidenciales en México o los altos niveles de inflación, pero hay un tema que ha sido trascendental en todo este proceso de incertidumbre y que ha favorecido el debilitamiento de la economía y es la falta de crecimiento de la infraestructura y sus beneficios a la sociedad, por lo que aumentar la inversión pública es el gran reto de México para el 2018.
Ciudad de México.- Mejorar un camino rural, convertir las brechas en carreteras seguras, construir puentes, edificios públicos o puentes para unir sitios lejanos, son algunas de las obras de infraestructura pública que más que ser atractivas y mediáticamente llamativas, ayudan al desarrollo de las regiones, crean empleos y mejoran la calidad de vida de las personas.
Pero las condiciones económicas generales han obligado al gobierno federal a reducir drásticamente los fondos destinados a este sector para equilibrar las finanzas públicas y el manejo de los recursos, sin embargo, esta decisión comienza a tener un impacto negativo directo en el desarrollo del país.
Si bien el gobierno federal se ha centrado en modernizar los puertos más importantes de México y con esto atraer más intercambio comercial tanto del océano Pacífico y Atlántico, algunos especialistas consideran que esto ha sido suficiente para impulsar las inversiones públicas.
Según cifra de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), en el último trimestre la inversión pública creció solo 0.1% y de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de cada 100 pesos que gastaron los estados “sólo 4.1 pesos se dirigieron a inversión pública, rubro que se refiere a obras por contrato y proyectos productivos y acciones de fomento”.
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Repercusiones económicas y sociales
Y los números empeoran, ya que de acuerdo a cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), de enero a octubre de este año la inversión pública cayó -24.6 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, situación parecida a la de 1995, pero en ese entonces México estaba sumida en la gran crisis de finales del SXX.
Pero en general, prácticamente durante toda esta administración el panorama ha sido similar, ya que cifras que pública Expansión señalan que “el gasto público en inversión física ha caído 27.4 por ciento, de 820 mil millones de pesos a 595 mil millones”.
Esto tiene un impacto que se expande por varios sectores, siendo el de la construcción el más dañado hasta antes de los sismos de septiembre pasado, ya que el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), asegura que cerrarán el año con un plano negativo de entre menos 1.3 y menos 1.5 por ciento y esto debido a que la obra pública continua sin presentar señales de reactivación desde hace 17 meses.
Para Ricardo Trejo, director general de la consultora Forecastim, “básicamente este sexenio en ese rubro ya terminó y salvo por algunas obras emblemáticas; las cifras de construcción de carreteras, caminos rurales u obras municipales, también retrocedió”.
En ese sentido, aumentar la inversión pública es el gran reto de México para el 2018, ya que puede ser un buen colchón para enfrentar los choques externos e incluso la reducción o salida de inversiones del país.