Ciro Ortiz se ha convertido en el consejero emocional más famoso de Nueva York y solo cobra dos dólares por sesión, en donde ayuda a las personas a resolver problemas de la vida cotidiana.

Lo maravilloso de Ciro Ortiz, es que ha encontrado una forma práctica para hacer que los demás vivan mejor y disfruten de los momentos agradables que tienen a su alcance.

Ortiz vive en la ciudad de Nueva York, una de las urbes más emblemáticas de todo el planeta por la forma tan agitada en que viven sus habitantes, por lo que un poco de ayuda emocional siempre será de gran valor en la “Gran Manzana”.

Y con tan solo 11 años, Ciro Ortiz es capaz de darles consejos a las personas adultas, escucharlas y guiarlas en la búsqueda de soluciones a sus problemas.

Según escribió Entrepreneur, “cada domingo, este ingenioso kidpreneur se sienta en el metro de la ciudad con una mesa plegable y un letrero hecho con cartón en el que ofrece consejos emocionales”.

Pero cuando hay sol pone una mesa y 2 sillas en la calle, traslada su pequeño entorno de tranquilidad a algún rincón de la ciudad y ahí atiende sin prisa y con mucho cariño a sus clientes.

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Su sueño es ser diseñador de videojuegos y ha sufrido bullying en la escuela, por lo que ha encontrado una manera innovadora de enseñarle a las personas como ser empáticos y solidarios, en medio de una ciudad avasalladora.

El sitio UpWorthy señaló que la forma tan rápida en que avanza el mundo y el ritmo tan vertiginoso al que estamos inmersos, ocasiona problemas en la gente ya que ante entornos tan cambiantes, la sensación es de miedo y preocupación.

Sin embargo, Ortiz sabe lo que esto representa y les recuerda a sus pacientes que en lugar de ver estos cambios como una amenaza, es mejor que los asuman como una nueva oportunidad de desarrollo.

Haciendo esta labor, el pequeño consejero gana 50 dólares al día, pero para reafirmar su grandeza espiritual este dinero lo dona para que niños pobres puedan tener algo de comida.

“Es una buena forma de ayudar y hacer algo de dinero”, contó Ciro Ortiz al New York Post luego de que fotos suyas comenzaran a circular en las rede sociales con testimonios de gente que había disfrutado mucho hablar con él.