Generalmente tenemos la idea de que las cosas siempre funcionan bien y que esta percepción hace que un cambio en el ambiente, nos meta en un estado de estrés que provoca reacciones diversas; pero en realidad, en muy pocas ocasiones se puede tener un control total de lo que pasa en nuestro alrededor, por lo que factores de riesgo siempre están presentes y por eso conoce la clave para crecer en los negocios en medio del caos y desorden.
Ciudad de México.- El desorden, el caos, situaciones de alto estrés y enfrentar riesgos de manera constante es la única forma en que se puede mejorar y alcanzar niveles de desarrollo impulsados precisamente por estos factores, que la mayoría de las personas los ven como un peligro latente.
Esta es la propuesta que hace Nassim Nicholas Taleb, autor del libro Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden, en donde según su visión no hay nada más productivo que estas situaciones, ya que considera que probar los límites bajo estas condiciones adversas es una de las metodologías más productivas para cualquier persona, organización o grupo social.
Según explica el sitio Entrepreneur, “lo contrario de lo frágil es lo antifrágil, algo que crece con el desorden, la volatilidad, la incertidumbre”.
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No es fácil entender este concepto, ya que hace una propuesta arriesgada en donde considera que es precisamente en la práctica, en encontrar soluciones creativas a problemas complejos y en diseñar estrategias para aprovechar este entorno desfavorable, lo que hace se pueda convertir en “antifragil”, es decir, a ser inmunes a los “errores de predicción” en todos los ámbitos.
Y el autor utiliza un ejemplo práctico de lo que para él sería el estrés o los riesgos y lo que se necesita para enfrentarlos.
“La gente que busca desarrollar su fuerza con las modernas máquinas de gimnasio puede llegar a usar en ellas mucho peso, pero serán incapaces de levantar una piedra pesada y perderán una pelea con cualquiera que haya entrenado en un entorno más real”, dice Nassim Nicholas Taleb.
Y agrega: “su fuerza sólo funciona en un dominio muy específico y ese dominio no existe en la vida real”, con lo que de cierta manera nos hace conscientes del poco control que podemos tener sobre el entorno.
De esta manera, enfrentarse y no rehuir al estrés, a la incertidumbre, a los riesgos y las adversidades, nos convertirá en “antifrágiles” y por lo tanto mejores cada día.