De acuerdo a la información oficial de entonces, en 2006 la deuda pública neta reportada por la Secretaría de Hacienda era de 1.9 billones de pesos,[1] en tanto la registrada por el Banco de México era alrededor de 3.1 billones, más de un billón de pesos por arriba de los registrados por esa Secretaría.[2]
Al cierre de 2012, la verdadera deuda pública del gobierno federal, denominada como “saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público”, alcanzó un monto del orden de 5.9 billones. Un incremento de casi 100% a la cifra de seis años antes. Al cierre de 2017, la deuda llegó al umbral de los 10 billones, un aumento de nuevamente del orden de 100% en sólo cinco años. Estos hechos han significado que hoy la deuda pública federal sea el equivalente casi la mitad (46%) del valor total de todos los bienes y servicios que produce el país, en su conjunto, en un solo año.[3]
Como consecuencia de ello, el peso presupuestal de la deuda actual hará que previsiblemente hasta 2021 el gobierno federal tenga que endeudarse cada año mínimamente por un monto de alrededor de 400 mil millones de pesos. Caso alternativo sería incrementar sustancialmente los impuestos y/o reducir sustancialmente el gasto programable federal, es decir, de relativa disposición del ejecutivo federal.
La primera alternativa ha sido negada por los tres principales candidatos a la Presidencia de la República. La segunda, en línea con las acciones relativamente ya emprendidas desde 2016, significaría ajustes en el gasto que han afectado la inversión pública y el apoyo los sectores productivos. Ajustes que no parecen lógicos si se desea que la economía crezca y se genere más empleo.
Las cifras de un endeudamiento creciente han sido finalmente la muestra fehaciente de las llamadas “finanzas sanas”, que por muchos años han presumido los funcionarios desde los pasillos hacendarios. Como es sabido, en todo ese periodo, el Subsecretario y después Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, fue protagonista de las finanzas públicas, hecho que cuesta decirlo ante la inminencia de las elecciones presidenciales. Aún más, en el presupuesto para este año, presentado a la Cámara de Diputados el año anterior por el entonces Secretario de Hacienda y Crédito Público, contempló y le fue autorizado un nuevo endeudamiento por medio billón de pesos más (505,224.7 millones).[4]
En este país de leyes vanas, no se ha acatado la Constitución federal para que los endeudamientos públicos sean destinados única y exclusivamente a la inversión. La duda en la materia es saber qué derrotero tomará la Hacienda Pública del próximo gobierno y cuál será el rol que desempeñe el Congreso de la Unión al respecto.
El manejo de la deuda pública federal y su correlativo engarce con el gasto, constituyen las mayores dudas que la sociedad y los sectores productivos deberían tener sobre los compromisos electorales y el desempeño del próximo gobierno y del poder legislativo.
Ya veremos el futuro, que muy pronto deberá ser parte del presente incierto.
[1] http://finanzaspublicas.hacienda.gob.mx/es/Finanzas_Publicas/Estadisticas_Oportunas_de_Finanzas_Publicas (apartado): Deuda Pública, Saldos de la Deuda del Sector Público Federal.
[2] De acuerdo al Informe Anual 2006 del Banco de México, la deuda neta total consolidada incluye: Deuda Neta Económica Amplia (1.6 billones) y las Partidas Adicionales o Pasivos Adicionales (1.3 billones).
Banco de México.2007. Informe Anual 2006. Deuda Neta del Sector Público. pp 85, abril 2007 http://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-discursos/publicaciones/informes-periodicos/anual/%7B4EF1BFA3-67A1-F187-0DB0-1243591806B5%7D.pdf
[3] http://finanzaspublicas.hacienda.gob.mx/es/Finanzas_Publicas/Estadisticas_Oportunas_de_Finanzas_Publicas (apartado): saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público.
[4] Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2018, Artículo 1°.
Definitivamente regresamos a los tiempos del PRI, para aquellos que ya se les habia olvidado