La vida cotidiana es vertiginosa, agobiante y de mucha exigencia emocional, donde las personas en mayor o menor medida vivimos angustiadas por lo que pasa en nuestro alrededor, por lo que el estrés es un mal que aqueja a todos pero ¿se puede reducir?
Ciudad de México.- Pareciera que es como una epidemia que se contagia inmediatamente, que provoca malestares físicos, desequilibrio emocional e incluso hasta enfermedades, por lo que el estrés es considerado como una de las peores pestes con la que hemos aprendido a convivir.
Sin embargo, todo hace suponer que los altos niveles de presión a los que constantemente estamos sometidos, son de cierta manera incontrolables y que poseen un poder en sí mismos que los hacen muy poderosos, pero esto puede ser solo una mala interpretación de la realidad.
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El poder de las palabras
De acuerdo a Eduardo Scheffler Zawadzki, experto en temas de contenido emocional, “a veces, sin darnos cuenta, somos nosotros uno de los principales generadores de estrés en nuestra vida”.
Aunque suene un poco extraño, la manera en que asumimos las cosas que van sucediendo puede ser un factor para elevar o reducir los niveles de estrés y de angustia en las personas, ya que todo depende del enfoque que se le quiera dar.
Es decir, la carga de trabajo por sí sola no representa nada si no le atribuimos ciertos valores negativos que la convierten en un factor detonante del estrés. O las relaciones personales pueden ser totalmente indiferentes, hasta que le otorgamos algún juicio de valor.
Entonces interpretamos la realidad desde una perspectiva negativa y ajustamos todo lo que nos pasa a esa sensación, de que todos conspiran en nuestra contra.
“Cada vez que te estés contando uno de estos relatos, haz el pequeño ejercicio de relatar esa misma historia una vez más, pero desde un lugar neutral. El simple cambio de voz hará que veas las cosas diferentes y que entiendas las razones y preocupaciones de la otra parte”, dice el experto.
Aplica un poco de orden en tu vida y reducirás los niveles de estrés y ansiedad
Nos acostumbramos a sufrir
También hemos asumido que el estrés no solamente es algo natural, sino como algo obligatorio que debe formar parte de nuestra vida, como para sentir que estamos en concordancia con todos los demás.
Es una especie de “estrés autoimpuesto”, dice Scheffler Zawadzki en un texto para Entrepreneur, ya que es una manera muy simple de definir lo que supuestamente estamos viviendo, sin considerar que en realidad es un estado emocional muy malo para las personas.
Tan solo por el hecho de decir “estoy estresado” -explica el autor-, se convierte “en tu realidad y terminas por agobiarte incluso en momentos en los que deberías de estar relajado”, por lo que “las palabras tienen un poder inmenso para contribuir a la creación de la realidad en la que vives”.
Ser conscientes de esto y tener un mayor control de lo que pensamos y decimos, puede ayudar a reducir significativamente los niveles de estrés, ya que es un antídoto para combatir sus efectos dañinos y de esta manera, ejercemos un dominio positivo sobre los factores estresantes de nuestras vidas.