Comenzar un negocio siempre es una experiencia excitante para quien se decide; sin embargo, hacerlo por las razones equivocadas puede terminar con encontronazos ante una pared de realidad que, aunque también es muy satisfactoria, es más difícil de alcanzar de lo que pudiera parecer.
Ciudad de México.- A veces la emoción de emprender un nuevo negocio, el verse liberado de horarios rígidos, jefes y compromisos laborales –claro, aparentemente- hace que los emprendedores pierdan el piso y no se den cuenta de la gran responsabilidad que conlleva el tener libertad de acción. A continuación, las tres ilusiones más comunes que pueden llegar a ser muy perjudiciales para el proyecto.
1. “Por fin realicé mi sueño”.
El logro de crear una empresa sólo es el principio de la gran aventura que esto representa. Lo importante es saber mantenerla funcionando, es decir, llevarla a la prosperidad. Y esto sólo tendrá lugar tras mucho trabajo duro, perseverancia, compromiso y responsabilidad.
Muchos nuevos empresarios piensan que, ya iniciada la empresa, lo más difícil ha pasado, pero lo cierto es que, si se considera el porcentaje de personas que lograron lanzar su empresa, pero no alcanzar su primer aniversario (30%), lo cierto es que permanecer compitiendo es lo más difícil de lograr.
2. “Ahora que soy mi propio jefe, ya no dependo de nadie”
Otro gran error. Quizá se podrán tomar decisiones propias sin tener que consultarlo con nadie, pero hay que estar consciente de que el mundo de los negocios está lleno de interdependencias; sólo así puede funcionar efectivamente.
Además, se dependerá de los nuevos inversionistas o socios que se unan al proyecto, así como de los bancos, que tendrán la decisión de otorgar o no los financiamientos necesarios: también, es muy sano mantener una constante comunicación con los colaboradores, pues esto evitaría los errores que suelen cometerse cuando sólo una persona es la que tiene el criterio sobre la empresa.
3. “Ahora, soy libre de hacer lo que quiero”
Ya lo hemos escuchado en el célebre cómic de “Spiderman”, un superhéroe que se da cuenta del peor modo de que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Así, los empresarios en ciernes muy pronto se dan cuenta de la pesada carga que implica tener libertad de acción. No es lo mismo que un jefe u organización te lleven de la mano hacia el logro de sus objetivos, que establecer los propios y cumplirlos, lo cual representa un gran compromiso, disciplina y madurez. Además. El hecho de poder tomar decisiones implica que se es responsable 100% de las consecuencias de las mismas.
Para no cometer estos errores, lo mejor es abrir la mente a que lo que se viene después de iniciar una empresa no es ningún juego, sino toda una aventura que requerirá de todo el esfuerzo y dedicación del que uno es capaz.
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