Ser un líder ético es la manera de mejorar el entorno empresarial

Los cambios importantes se generan por las acciones de los hombres que buscan influir de manera positiva en su ámbito y dadas las condiciones de convivencia actual, ser un líder ético es la manera de mejorar el entorno empresarial, ayudar a las personas a lograr un desarrollo integral y compartir una visión a largo plazo generosa y confiable.

Ciudad de México.- Las habilidades de liderazgo dejaron de ser orientadas a los conocimientos técnicos de manejo de las organizaciones empresariales para dirigirse hacia ámbitos de desarrollo personal que permita un mejor manejo de los individuos y sus emociones, logrando mejores grupos de trabajo y sobre todo de seres humanos.

Esto se puede encontrar y concentrar en el perfil de un líder ético, que es aquel que antes de asumir un rol protagonista y sobresaliente en la estructura corporativa, basa sus acciones en un marco justo para delegar, ayudar y apoyar a los miembros de su equipo para avanzar de manera coordinada.

Tal como lo explica el sitio Entrepreneur, “se trata de cultivar valores como la honestidad y la humildad, y de entender que cada persona que sumes a tu equipo trabajará contigo, no para ti”, lo que representa que los éxitos y los fracasos son compartidos y como consecuencia del trabajo colaborativo de todos, sin descuidar las responsabilidades individuales.

De esta manera, no solo se convierten en la autoridad que marca los lineamientos sobre cómo hacer las cosas a nivel laboral, sino que también es un guía que tiene una influencia mayor en las personas, lo que a la larga lo convierte en una figura muy influyente.

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La generosidad como regla general

En este sentido, la Universidad de Kansas afirma que los líderes éticos se distinguen por “la manera en que tratan a las personas todos los días, en sus actitudes, en las maneras que alientan, en las direcciones en que conducen a sus organizaciones o instituciones o iniciativas” y sobre todo, por una visión de generosidad que se estimula día con día.

Y sobre todo con lo relacionado con los recursos financieros y la generación de riqueza, ya que más allá de ser un fin único, esto debe ser parte de una postura productiva que conlleve beneficios materiales a otras personas que están fuera del entorno interno de esas empresas.

“Los negocios tienen que producir riqueza, pero no acapararla”, se trata de “reinvertir y seguir generando más posibilidades de éxito, de una manera en la que la principal preocupación sea el bien común antes que el bien del propio negocio”, explica el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE).

Con esto, los líderes éticos ganaran terreno sobre otras formas de gestionar las empresas, más orientadas a los resultados sin contemplar ninguna de estas situaciones y que dañan a sus trabajadores, fomentando prácticas tóxicas que se justifican con el cumplimiento de objetivos pero que ponen en riesgo la estabilidad de la estructura organizacional.

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