México: consolidación como país en vías de desarrollo

“Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos”.
Anónimo.

El Lic. Mauricio de María y Campos –muy preocupado por el planteamiento que realiza el Lic. Rodolfo Cruz Miramontes en la nota que se presenta como anexo a estos comentarios– nos invita a reflexionar sobre el “trato diferencial” que se nos otorgó en el TLCAN como consecuencia del desnivel de desarrollo de México en relación con Canadá y Estados Unidos, para lo cual, en las negociaciones de dicho acuerdo, se nos consideró como un país en vías de desarrollo.

Nuestro amigo Mauricio nos dice que el Lic. Cruz Miramontes nos invita a realizar una reflexión de urgente atención en relación con la mención que el presidente Donald Trump hace sobre nuestro país, amenazando con modificar nuestra condición de país en vías de desarrollo ante la OMC.

En relación con este tema, a continuación me permito presentar un cuadro en donde se resume la situación del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) y el trato diferencial aplicable a México durante la negociación al entrar en vigor el TLCAN, de acuerdo con la información proporcionada por la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI) en su tiempo.

Al final de las negociaciones, en las conclusiones se señaló que en el TLCAN se hizo:

  • Reconocimiento de la asimetría de las economías de los tres países, misma que se reflejó en una desgravación más rápida para el acceso de productos mexicanos en Canadá y Estados Unidos.
  • No se sacrificó sector alguno y, para ello, se establecieron períodos de desgravación suficientemente largos que permitieran la modernización de las empresas a través de la inversión y cambio tecnológico.

A continuación se presentan dos cuadros en donde se resumen las características del proceso de desgravación, con períodos que supuestamente darían tiempo suficiente para definir una estrategia, a fin de prepararnos para las nuevas condiciones creadas por el TLCAN hacia el año 2008, y ser ganadores en un proyecto que era el más importante para el desarrollo económico de nuestro país.

Desgraciadamente, la estrategia brilló por su ausencia, por lo que ninguno de los cinco objetivos que México se planteó para firmar el TLCAN se ha alcanzado, pues se frustraron la integraciones comerciales y productivas con nuestros socios; tampoco se aprovecharon las ventajas comparativas en la producción compartida ni se consiguió mayor competitividad; fracasó en captar mayor flujo de inversión extranjera directa, lo que al final se tradujo en que no se logró el objetivo fundamental de crear mayor número de empleos ni mayor bienestar para los mexicanos, pues la generación de riqueza en nuestro territorio ha sido decreciente.

En consecuencia, hay que señalar que la posición de México como país en vías de desarrollo no ha sufrido mejora alguna durante los 25 años de vigencia del TLCAN y, lo peor, es que su posición como país en vías de desarrollo se ha consolidado debido a los enormes retrocesos que ha sufrido la economía mexicana en esos cinco lustros, pero especialmente en el periodo 2001-2018 en que cayó de la 9ª a la 15ª posición como economía mundial, independientemente de que nuestro PIB per cápita también sufrió enormes retrocesos, según se puede ver en el siguiente cuadro. Importante es señalar que en el año 1981, México era la 8ª economía mundial.

Para mí no hay duda alguna de que si los altísimos funcionarios mexicanos presentan este cuadro, los funcionarios norteamericanos –y hasta el mismo Donald Trump– difícilmente podrán afirmar que hemos avanzado y que nos hemos aprovechado de la relación con los Estados Unidos, debiendo señalar, que estos retrocesos sólo son el resultado de la pésima calidad de las instituciones públicas mexicanas y la de sus funcionarios que han sido incapaces de crear condiciones para que México aproveche realmente las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN.

A continuación se presenta un cuadro elaborado con indicadores del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), en donde se hace referencia a la pésima calidad de las instituciones públicas mexicanas, de sus funcionarios y de la pesada tramitología que esos “expertos del comercio exterior mexicano” han creado por su dogmatismo y el desconocimiento de nuestra realidad.

Resumiendo, especial incidencia en estos retrocesos ha sido la indefinición de una estrategia realista, con programas, proyectos y políticas públicas que nos permitan ser más competitivos para aprovechar adecuadamente las ventajas del TLCAN y lograr que nuestro país ganara utilizando al comercio exterior como palanca del desarrollo pues, los altísimos funcionarios, no han creado las condiciones para generar una mayor competitividad, más empleos, más riqueza, mayor valor agregado y más bienestar en nuestro territorio, sino todo lo contrario.

La amenaza de Donald Trump debe preocuparnos, pues genera enorme incertidumbre, pero también habría que pensar que la serie de retrasos registrados en la economía mexicana nos sitúan más firmemente como un país en vías de desarrollo, y que si hoy no logramos definir una estrategia adecuada de comercio exterior que incida definitiva y positivamente en el desarrollo de la economía, esta situación empeorará.

Sin duda, habría necesidad de pensar en aplicar responsabilidades e inhabilitar a esos altísimos funcionarios que tanto nos han prometido, sobre todo con la firma irresponsable de TLC’s con otros 52 países y 33 APPRIS, pero que sólo lograron retrocesos para nuestro país; especial referencia me permito hacer al periodo 2014-2018, porque en el mismo, cada uno de los mexicanos perdimos 1,232 US en el ingreso per cápita anual al pasar de 10,846 US a 9,614 US, lo que significó una pérdida mensual de 103 US.

  • A guisa de referencia sobre la mediocridad que ha caracterizado a la política de comercio exterior y el crecimiento económico del país, a continuación se incluye un cuadro comparativo de la evolución del PIB Total y PIB Per Cápita de México y de España, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional, debiendo resaltar lo siguiente:
  • En 1981, España sólo contaba con el 54% de la población de México y en el 2018 este porcentaje se redujo a 37%.
  • A pesar de la disminución en el porcentaje de la población española en relación con México en el mismo periodo, España ha logrado superar nuestro PIB Total, ya que en 1981, sólo correspondía al 69% del nuestro, en tanto que para el 2018 la proporción fue de 120%.
  • En 1981, la participación de España en el PIB Mundial fue 1.79% y para el 2018 se redujo a 1.69%, en tanto que el de México registró una caída mucho más pronunciada pues pasó de 2.58% a 1.41% a pesar de sólo contar con una población que corresponde al 37% de la de México.
  • Naturalmente, el PIB Per Cápita de España pasó de ser, en 1981 el 130% del PIB Per Cápita de México, en tanto que en el 2018 se elevó a 323%, nada más. Esto, con independencia de que en el año 1981, el PIB per cápita mexicano se ubicaba 48% por arriba promedio mundial y para el 2018, se ubicó -15% por debajo.
  • Todo esto nos dice que España ha progresado mucho más en relación con México, superándonos prácticamente en todo, pues resulta ser un país mucho más productivo y competitivo ya que ha sido un país con políticas muy coherentes, con una administración pública mucho más consciente, eficiente, inteligente y honesta que la mexicana y, como consecuencia, su nivel de competitividad mundial se ubica en el 34º lugar en tanto que México se sitúa hasta el 51º.

Aprovecho la ocasión para agradecer a mi amiga, Ing. Telma Bernárdez, Catedrática de la Universidad Anáhuac, su invaluable ayuda para elaborar este análisis.

Anexo: 

Reflexión de Urgente Atención.

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