La refinería de Tula tendrá nuevas inversiones en los próximos meses para terminar la construcción de la planta coquizadora que permitirá aumentar la producción de gasolinas y combustibles y reducir la dependencia en este sector de las importaciones, que en su mayoría provienen de Estados Unidos.
Ciudad de México.- La refinería de Tula es uno de los grandes proyectos de infraestructura de Pemex que pasó de ser una promesa que solucionaría en gran medida el abastecimiento de gasolinas y combustibles en el país, a una obra que pasan los años y sigue inconclusa.
Pero al menos con respecto la planta coquizadora, que es en donde se refinan los combustibles, Pemex está a punto de concretar una alianza millonaria con un consorcio que lidera la japonesa Mitsui y que está integrada por Cosmo Oil, la Compañía Española de Petróleos, y una empresa conjunta entre Empresas ICA y Fluor en los Estados Unidos.
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Este proyecto, que se espera se concreté en unos meses, es “una de las mayores inversiones de una empresa privada en el sector de refinación de México desde que el país promulgó las reformas”, dice El Financiero y es que el monto total es de 2 mil 600 millones de dólares, de los cuales Pemex ya ha aportado mil 200 millones.
Con la puesta en marcha de esta planta, aumentará la producción de gasolinas, diésel y turbosina de la refinería en un 40 por ciento “al aprovechar al máximo el combustóleo, un producto residual de baja demanda”, señaló en su momento Pemex.
La refinería Miguel Hidalgo de Tula es una de las más importantes de Pemex, ya que tiene una capacidad de procesar 315 mil barriles por día (bpd), pero según cifras reportadas por Reuters, en “los primeros 11 meses de 2017 el promedio fue de 219 mil bpd”, pero con la puesta en marcha de esta planta se espera que para 2021, las instalaciones de Tula estén operando cercanas a su máxima potencial.
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