Una ilusión llamada Economía Verde

Hablar de “Economía Verde” en estos días es hablar de muy buenas intenciones a nivel macroeconómico, y sus respectivas implicaciones sociales, pero dichas buenas intenciones a la fecha se han quedado ahí, en buenas intenciones. La realidad económica mundial actual, no arroja evidencia de que estamos en camino de intentar lograr algún cambio en ese sentido; muy por el contrario, los efectos reales del llamado impacto ambiental (cambio climático) es preocupante día con día. En estas líneas, trataré de explicar el porqué de esta afirmación, e intentaré que sea un tipo de manual ABC para entender realmente por qué la economía verde no es más que una ilusión, o desafortunadamente no ha pasado a ser un eje real de la economía mundial.

¿Por qué se habla de Economía Verde? De inicio, no hay postura oficialista que no se alinee a querer los beneficios de la economía verde para su respectivo país, “implementarlos”. Simplemente quién no va a querer una “mejora del bienestar social” de la población; una “lucha por la equidad” real; una reducción “en las emisiones de CO2”; uso de “energías limpias”; además de “eficiencia energética” y que se cuide “el medio ambiente”.

Naciones Unidas la ha definido como “aquella economía que resulta en un mejor bienestar humano y equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas”. En ese sentido, la a Economía Verde “fue reconocida como una herramienta para lograr un desarrollo sostenible social, económico y ambiental.”

economía verde

Asimismo, Naciones Unidas, a través del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente; insiste encarecidamente a que los países cumplan con Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en aras de fomentar con la economía verde deben cumplirse cabalmente con los siguientes: 1: Fin de la pobreza, 8: Trabajo decente y crecimiento económico; 9: Industria, innovación e infraestructura; 11: Ciudades y comunidades sostenibles; y 12: Producción y consumo responsable. Además, deberán lograrse para 2030; es decir, en un par de lustros, a la vuelta de la esquina.

En ese sentido es uno de los cuentos más grandes de la economía mundial actual; porque no siendo pesimistas, sino realistas, no son objetivos alcanzables en el corto plazo, en el mediano y largo plazo deberá existir una tendencia real de cambio, no perceptible desafortunadamente.

Veamos por qué es una ilusión, y en verdad no es pesimismo, sino dimensionar la situación actual y entender qué no se necesita buena voluntad, sino líneas concretas a seguir más allá de buenas intenciones.

Fin de la pobreza; cómo le hacemos si el Banco Mundial dice que “casi la mitad de la población mundial, es decir, 3,400 millones de personas, aún tienen grandes dificultades para satisfacer necesidades básicas”; no llego ni a imaginar lo que se debería hacer para poder sacarlos de ese umbral.

Trabajo decente y crecimiento económico; entendiendo por trabajo decente que sea bien remunerado y con prestaciones sociales (salud, educación, vivienda), y al día de hoy, según la OIT, “la economía informal emplea más de 60 por ciento de la población activa en el mundo.” Siendo el desempleo una característica nata (o arraigada) del sistema de producción imperante.

Industria, innovación e infraestructura; al menos en innovación exceptuando a países como Corea del Sur, Finlandia, Suecia, Japón, Dinamarca, Alemania, Suiza y Australia, que son de los que más invierten en I+D, todos los demás países del mundo tienen una deuda importante con este tema, desinterés le llaman.

Ciudades y comunidades sostenibles; “en la actualidad, 828 millones de personas viven en barrios marginales, y el número va en aumento”, la inversión en infraestructura y servicios básicos tendría que ser histórica; y no veo voluntad política para que así sea.

Producción y consumo responsable; con datos de la ONU tenemos que: “cada año se desperdician 1,300 millones de toneladas de alimentos, mientras casi 2,000 millones de personas padecen hambre o desnutrición”. Algo en verdad no se está haciendo bien.

Inversión economía verde

En otros rubros se tienen otros frentes que deben combatirse en conjunto; por ejemplo: “El sector alimentario representa alrededor del 22% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, en gran medida debido a la conversión de bosques en tierras de cultivo”. Asimismo, “a nivel mundial, 2 mil millones de personas tienen sobrepeso u obesidad”, siendo un tema de salud por demás urgente de atender; contemplemos que “sólo el 3% del agua del mundo es potable y los humanos la consumen más rápido de lo que la naturaleza demora en reponerla”, esto es alarmante; y finalmente, “una quinta parte del consumo global de energía en 2013 provino de fuentes renovables”, por lo que no es una opción a corto plazo.

Dependemos y seguiremos dependiendo del petróleo, así lo hace ver la pugna internacional por el control del crudo; desafortunadamente seguirá siendo una ilusión la llamada economía verde, los esfuerzos individuales suman, pero no son suficientes. Hay mucho que hacer indudablemente.

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