Se trata de otro muro, uno del que nadie habla por el momento, mucho más discreto y por el momento más efectivo que el propuesto por Donald Trump.
Salvador Elías salió de Honduras con la intención de llegar hasta los Estados Unidos. Sabía que el camino era largo y lleno de peligros, pero al menos contaba con transitar con un poco de tranquilidad por México, después de todo, había realizado el mismo camino hacia el sueño americano años antes y el territorio mexicano era, al menos, un espacio amigable en el que los migrantes podían transitar.
Ahora, sin embargo, las cosas han cambiado. En las calles de Chiapas, de Tamaulipas, decenas de migrantes centroamericanos encuentran todos los días puntos de control, patrullas y militares, policías federales, locales y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM).
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Se trata de otro muro, uno del que nadie habla por el momento, concentrados en la propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de construir una enorme valla física en la frontera con México. Se trata de un muro discreto y por el momento mucho más efectivo.
“Está muy dura la cosa, por donde te muevas hay riesgo de topar con migración o los soldados, y vas de vuelta. Hay que insistir y rodear mucho para librar el camino al norte”, comentó Salvador a la BBC, vía telefónica desde un albergue en Tapachula, Chiapas, en la frontera con Guatemala.
Miles de detenciones
En medio de la presión estadounidense, México ha implementado un costoso operativo para impedir la migración ilegal a Estados Unidos, principalmente a cientos de migrantes centroamericanos que empeñan todo para llegar al país de las barras y estrellas.
Esta nueva postura migratoria en México (que ha sido halagada por el propio Trump) ha tenido una efectividad de la que pocas veces se habla. Datos oficiales destacan que entre 2015 y marzo de 2018 se logró detener a 495,590 migrantes, un número mayor al de las deportaciones que ha realizado EU en el mismo periodo de tiempo.
Ya no sólo son los grupos de criminales los que asolan a los migrantes centroamericanos. En México, país que exige trato humano a los connacionales en Estados Unidos, los migrantes centroamericanos son víctimas de extorsiones, secuestros, torturas y violaciones por parte del crimen organizado. También han denunciado extorsiones y malos tratos por parte de la policía y el ejército.
Un muro “virtual”
Desde 2003, México ha aplicado una nueva estrategia migrante, algunas veces con apoyo de EU, algo que activistas han calificado como un “muro virtual” para que los centroamericanos sean detenidos antes de intentar cruzar la frontera norte.
Enrique Vidal, de la organización Voces Mesoamericanas, relató a la BBC Mundo que la estrategia mexicana consta ahora de al menos tres etapas simultaneas.
Existen al menos cinco puntos formales de cruce fronterizo donde se revisan la documentación migratoria y comercial de quienes los utilizan. Se trata de una revisión todavía insuficiente, porque no opera en los casi mil sitios de ingreso irregular a México que se conocen.
Además, existe un operativo permanente en las carreteras de Chiapas y Tabasco, donde participan elementos de la Marina, policías federales y locales con respaldo de agentes del INM. De acuerdo con la Unidad de Política Migratoria de Segob, en esta operación se detiene al 66% de los migrantes que ingresa irregularmente al país.
Las revisiones se realizan en carreteras e incluyen la revisión aleatoria de autos particulares, autobuses de pasajeros y taxis para detectar centroamericanos, denuncian los activistas.
Finalmente, una tercera etapa se aplica en los cinco Centros de atención temporal del tráfico fronterizo. Se trata degaritas de revisión aduanal contra mercancía irregular, pero que también sirve para detectar personas sin documentos migratorios.
Pero eso no es todo, existen operaciones de la policía estatal en las zonas de bares o sitios de reunión de migrantes, como parques o plazas, especialmente en ciudades como Tapachula o Frontera Comalapa y en las vías del tren también hay patrullajes, y las empresas ferroviarias construyeron muros para impedir que los migrantes suban a los trenes.
Por este motivo, el viacrucis de los migrantes se ha vuelto cada vez más duro, lleno de peligros y con costos económicos y emocionales devastadores para los que se atreven a buscar el sueño americano.