El presidente saliente, Enrique Peña Nieto, se despojó de la banda presidencial y se la entregó a Porfirio Muñoz Ledo, quien hizo el cambio y la entregó a López Obrador.
No hay plazo que no se cumpla, y este sábado, Andrés Manuel López Obrador se convirtió de forma oficial en el nuevo Presidente de México, tras haber recibido la banda presidencial de manos del presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo.
El político tabasqueño, contendor en tres elecciones presidenciales, salió de su domicilio particular en la alcaldía de Tlalpan alrededor de las 10:20 horas y arribó al Palacio Legislativo de San Lázaro a las 11:11 horas de este sábado. En punto de las 11:22, tras la ceremonia protocolaria, se convirtió en presidente constitucional de México.
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El presidente saliente, Enrique Peña Nieto, se despojó de la banda presidencial y se la entregó a Porfirio Muñoz Ledo, quien hizo el cambio y la entregó a López Obrador.
“Puede parecer pretencioso, o exagerado, pero hoy no solo inicia un nuevo gobierno, empieza un cambio de régimen político. A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo, radical, porque se acabará con la corrupción que impide el nacimiento de México”, destacó el nuevo mandatario.
Obrador agradeció a su antecesor, Enrique Peña Nieto “no haber intervenido como hicieron otros presidentes en las pasadas elecciones presidenciales”, y aseguró que bajo el modelo neoliberal, la economía de México no ha crecido lo suficientes y la pobreza ha aumentado.
Sobre la Cuarta Transformación, como ha llamado a su administración, dijo que convertirá la honestidad y la fraternidad en forma de vida y de gobierno.
“Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo. Es la causa principal de la desigualdad económica y de la violencia que padecemos”, acusó.
Con todo, Obrador insistió en que durante su gobierno no se perseguirá a nadie, ya que, señaló, su apuesta no es por el circo y la simulación.
“Si abrimos expedientes, dejaríamos de limitarnos a buscar a chivos expiatorios. Tendríamos que empezar desde arriba, tanto del sector público y privado. No habría juzgados ni cárceles suficientes. Meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación”, indicó el nuevo presidente.