Aunque todo parece indicar que el modelo de la startup se enfoca en tratar de enamorar a inversores y captar recursos, hay algunas que han desarrollado otro método.
Estas startups han popularizado el término bootstrapping, que el experto Clate Mask lo traduce como “trabajar como se pueda con los recursos que se tengan a la mano”.
Teóricamente, es un término procedente del inglés que hace referencia a empezar algo sin recursos o con muy pocos recursos.
A esto en México le llamamos la época de las “vacas flacas”, del sufrimiento y de sobrevivencia extrema, pero se ha convertido en un método que le ha funcionado a algunos proyectos innovadores que no pudieron levantar fondos.
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Pero no todo es malo con el bootstrapping, ya que las necesidades hacen al maestro y las empresas que logran sobrevivir, fortalecen aspectos que no se consiguen sin carencias y sufirmientos.
“Por ejemplo, en mi empresa Infusionsoft nos autoinvertimos por años y eventualmente conseguimos levantar cerca de US127 millones con inversionistas, pero esos años complicados nos obligaron a ser creativos y a empujarnos a ser mejores administradores”, dice Clate Mask en artículo de Enterpreneur.
Para otros expertos, en realidad es una de las mejores maneras para que la startup enfoque su razón de ser en el elemento principal del negocio: las ventas y los clientes
“El objetivo de una startup no es convencer a los inversores de lo estupenda que es su empresa, sino persuadir a los clientes de lo genial que es su producto”, Javier Megias es CEO y co-fundador de STARTUPXPLORE, la mayor comunidad de startups e inversores de España.
Además, la base de poder sobrevivir en el tiempo son las ventas, que en realidad es la única vía de ingreso que tienen estas empresas.
“Debes vender sí o sí cuando no tienes grandes reservas de efectivo. Antes que cualquier cosa, las ventas son los indicadores básicos del desempeño de un negocio. La estrategia de ventas debe ser integral en tu plan de negocios”, dice Mask.
Con esto, no solo perfeccionan los productos y las estrategias de venta, sino que mejoran sus procesos de administración de recursos y aprenden a trabajar en escenarios de escasez, aumentando su capacidad creativa.
“Se suele decir que el dinero de los inversores para una startup es como la droga, y cuanto más se consigue más se necesita… y eso no es bueno. Una cierta sensación de escasez no sólo es buena para la innovación sino que nos empuja a ser más eficientes en el uso de recursos, y crea una cultura espartana de disciplina…”, concluye Javier Megias.