Los retos que enfrentará Meade son el apoyo de la población a López Obrador y el rechazo que ha provocado la administración del presidente Peña Nieto.
Calificada por muchos como la mejor elección y por otros como “dedazo”, la virtual candidatura como presidenciable del PRI de José Antonio Meade no ha dejado indiferente a ningún miembro de la clase política mexicana.
El exsecretario de Hacienda no ha sido nombrado oficialmente como el candidato presidencial del PRI, sin embargo, el presidente Enrique Peña Nieto ha mostrado su respaldo a esta candidatura, por lo que fuentes cercanas al Revolucionario Institucional destacan que Meade será la elección final.
Te puede interesar: Meade y el proyecto salinista
Este respaldo, sin embargo, podría resultar contraproducente para Meade y para el PRI, partido que atraviesa una profunda crisis y que busca desligarse de los recientes casos de gobernadores militantes en sus filas que han sido acusados de fraude y corrupción, y en algunos casos, como en el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, detenidos.
Los retos de Meade
Este jueves, el diario británico, The Economist, publicó un artículo en el que detalla que el exsecretario de Hacienda no tiene garantías de ganar las elecciones de 2018, a pesar del espaldarazo recibido por parte del presidente Peña Nieto.
Para el diario inglés, los principales retos que enfrentará Meade son el enorme apoyo de parte de la población a Andrés Manuel López Obrador, quien se mantiene como favorito en todas las encuestas, y sobretodo el rechazo que ha provocado la administración del presidente Peña Nieto.
“Los votantes opinan que el Presidente no ha hecho lo suficiente para combatir el crimen y la corrupción y, después de un escándalo de conflicto de interés, dudan de su honestidad”, destaca el artículo citado.
Adicionalmente, el diario referido destaca el alarmante aumento en la inseguridad que se ha presentado el último año en el país. Particularmente la cifra de dos mil 371 asesinatos registrados durante el mes de octubre, la cifra más alta en la historia reciente que, afirma el texto: “Hace burla de la promesa de reducir la mitad la tasa de homicidios que hizo Peña Nieto en 2012”.
Eso no es todo, The Economist destaca que José Antonio Meade podría ser visto también como como “cómplice de la corrupción, porque no la denunció en el gobierno de Peña Nieto”, a la par de que su estilo de “discurso suave” no movilizará los votos.
Con información de Proceso