Tras la decisión del Supremo de Brasil de paralizar hasta el próximo día 16 de diciembre la petición de juicio político contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff, tanto su partido como la oposición reordenan sus piezas para defender sus posturas.
Brasil (elsemanario.com).- La suspensión del juicio político contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff, determinada por el Supremo, es empleada por la oposición para reacomodar sus piezas, mientras Lula y la propia Rousseff salen a defender su ‘honorabilidad’.
Brasil vive una crisis no sólo económica y social, la situación política en el país mantiene niveles de tensión altos. Todo inició con el trámite para iniciar el proceso de impeachment contra la presidenta aceptado el pasado 2 de diciembre por el presidente del Congreso brasileño, Eduaro Cunha.
El Tribunal Supremo de Brasil suspendió el miércoles el proceso contra Rousseff, que había iniciado la jornada previa con la elección de los primeros miembros de una comisión que analizará las acusaciones.
La suspensión determinada por la Corte se dio luego que aceptó una demanda del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) contra el carácter secreto de la votación para escoger a los miembros de la comisión, alegando que toda elección en la Cámara Baja debe ser abierta.
Ante la suspensión del trámite que intenta llevar a juicio político a la mandataria brasileña, la oposición advirtió que el proceso no ha concluido y que utilizará este paréntesis para ajustar sus piezas de cara a su reanudación y a los futuros combates.
Para algunos analistas será fundamental el papel que juegue el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente Michel Temer, primero en la línea sucesoria en caso de una destitución y con quien Rousseff ya intercambió públicamente sus diferencias.
Temer cimbró a la política brasileña y la opinión internacional al difundir una carta dirigida a Rousseff en la que expresó malestar con la mandataria, de quien dijo que “jamás” le ha tenido confianza y que se siente “menospreciado”.
Posteriormente dio declaraciones a la prensa pero se negó a comentar sobre el contenido de la carta que envió a la mandataria. Sin embargo, aseguró que todo el proceso en relación a un posible enjuiciamiento de Rousseff transcurre en el ámbito de democrático.
Por su parte, el senador Aécio Neves, presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) aludió este jueves a un nuevo rechazo del Tribunal de Cuentas a los balances del Gobierno de Dilma Rousseff, que prueba –dijo– que la mandataria “cometió delitos”.
Pero lograr que proceda el impeachment no será sencillo. El Partido Comunista también inició una férrea defensa para la presidenta brasileña. La líder nacional del partido Luciana Santos celebró la decisión del Supremo, pero también llamó a mantener cautela.
En declaraciones para agencias, Santos consideró que los argumentos esgrimidos para solicitar el trámite de juicio político, no tienen cabida ante “una presidenta de la rectitud de Dilma Rousseff”. Por el contrario, cuestionó la calidad moral y política de Cunha quien dio entrada al trámite pero, que a su vez, es investigado por la Fiscalía General brasileña por corrupción.
También el expresidente brasileño de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva salió en defensa de su heredera e hija política, al sostener que lo que quiere la oposición es una “venganza”, calificando el intento de juicio político como “un intento de golpe explícito”.
Desde Berlín, donde participa en la Conferencia Internacional del Congreso del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Lula advirtió que lo “que está en juego no es la presidenta Dilma, sino el Estado Democrático de Derecho” de Brasil.
El ex mandatario advirtió que las acciones impulsadas contra Rousseff van más allá de “los ataques personales” y se dirigen directamente contra su Partido de los Trabajadores (PT), por mero revanchismo.
Todo esto transcurre mientras el trámite que puede llevar a un juicio político a Dilma Rousseff, quedó suspendido por el Tribunal Supremo hasta el próximo día 16 de diciembre cuando se retomará la discusión sobre si procede o no la moción de impeachment contra la mandataria.