En medio de una revisión de la política sobre drogas en México, se nota una apertura sobre el tema, teniendo así, una nueva concepción sobre los estupefacientes.
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Este jueves, el presidente Enrique Peña Nieto propuso históricos cambios a la política antidrogas del país para permitir el uso medicinal y científico de la marihuana, así como un mayor consumo personal, y liberar presos.
Al dejar de ser un tema tabú, México se une a un creciente grupo de naciones latinoamericanas que cuestionan abiertamente las políticas prohibicionistas en el corazón de la guerra contra las drogas.
“Los términos del debate en torno a las drogas está cambiando en México y en el mundo”, sostuvo Nieto.
Opiáceos, otra sustancia en la mira
Siendo conscientes de que la marihuana es la droga que menos ganancia deja a los grupos delictivos, comparándola con otras plantas como la amapola, las autoridades mexicanas ponen las cartas sobre la mesa.
Pese a que el mandatario no hizo referencia específica a la amapola, en un discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, Peña Nieto advirtió que debía crearse alternativas productivas en zonas donde se cultivan las drogas.
La regulación de la amapola dificultaría, en teoría, que las bandas narcotraficantes de México produjeran heroína, sin embargo, algunos expertos señalan que la combinación única en el país de una violencia extrema de los grupos criminales y de instituciones débiles ponen en duda su resultado.
[box type=”shadow” ]En la última década más de 100 mil personas han muerto en México en situaciones violentas relacionadas con las drogas.[/box]
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, preguntó a expertos finales de la Fiscalización de Estupefacientes (INC, por sus siglas en inglés), órgano de las Naciones Unidas, sobre el cultivo y la exportación de la amapola de opio para analgésicos, esto, de acuerdo información de la agencia de Reuters.
“Es una pregunta legítima”, dijo una de las fuentes con conocimiento directo de las conversaciones, que no estaba autorizada a hablar públicamente.
“Los estados se tienen que preguntar a sí mismos, y tienen que poner en discusión sus políticas”, agregó.
No está claro cuán seriamente el Gobierno considera regular la producción de amapola y si se ha acercado a la INCB directamente, pero la pregunta ilustra su preocupación sobre la violencia relacionada con la heroína.
La Secretaría de Gobernación no respondió a una solicitud de comentarios.
En este contexto, la revista local Proceso informó de un estudio del Gobierno que examinaba la legalización del opio para usos medicinales como una manera de reducir la violencia. El gobernador del sudoccidental estado de Guerrero, devastado por la violencia de las drogas, también se ha planteado la idea.
Stefano Berterame, jefe de la INCB, dijo que México no ha hecho contacto por una autorización del cultivo de opio para exportación, un prerrequisito para los grandes compradores farmacéuticos como Johnson & Johnson.
Berterame dijo que probablemente se rechazaría su solicitud porque hay un excedente mundial de opiáceos farmacéuticos, lo que resulta en precios bajos. El organismo es estricto sobre la superabundancia de opiáceos ya que fácilmente pueden ser desviados hacia el mercado ilegal.
México podría seguir adelante sin la aprobación del INCB, como hizo Portugal, para producir analgésicos para el mercado local, pero tendría problemas para ofrecer a los productores de amapola precios más altos por sus cosechas que los ofrecidos por los cárteles de la droga.
Peter Reuter, un experto en drogas de la Universidad de Maryland, dijo que la regulación daría a los productores dos mercados, uno legal y otro ilegal, animándolos a cultivar más.
Existe un precedente que podría respaldar la iniciativa
Bajo la presión de Estados Unidos, Turquía logró destruir su comercio ilegal de amapola en la década de 1970 mediante la regulación de la producción para hacer medicinas a base de opio.
“Turquía es de hecho el modelo para este tipo de política”, dijo Reuter. “Fue un gran productor para el mercado ilegal y después se convirtió por completo al mercado legal”, explicó el especialista.
Sin embargo, Reuter señaló que las violentas bandas y un débil sistema de justicia hacen a México más comparable con Afganistán, donde los intentos de regulación de la amapola nunca pudieron despegar, que con Turquía.