Con su nuevo plan de energía, Donald Trump convierte al carbón en la fuente de energía oficial de los EU y con esto hecha por tierra el programa de Barack Obama para frenar la emisión de gases de efecto invernadero.
Ciudad de México.- Paradójicamente, cuando el mundo mira hacia el desarrollo de tecnología que impulse la producción de energía solar, eólica o incluso con gas natural, el gobierno de los Estados Unidos prefiere apostar por el carbón y elimina cualquier restricción ambiental apara este combustible.
Con esto, Donald Trump busca apoyar al sector minero e industrial que opera y produce carbón, en una decisión que ha sido muy criticada por organizaciones ambientalistas e incluso por ex funcionarios del gobierno federal.
Este nuevo plan permitirá a las plantas operar sin que exista alguna regulación que limite la emisión de gases contaminantes al ambiente. Estados como Kentucky o California, podrán establecer sus propios estándares sin ninguna injerencia federal para seguir utilizando todo el carbón que necesiten.
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De vuelta al pasado
“Somos el único país del mundo que considera el carbón la energía del futuro mientras el futuro pasa por un aire limpio, con energías limpias”, lamentó Gina McCarthy, jefa de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en la administración pasada.
Sin embargo, el actual jefe de la EPA, Andrew Wheeler, tiene una visión diferente y aseguró que con esta medida implementada por el gobierno de Trump, “la era de las obligaciones federales, monolíticas y burocráticas se ha acabado”.
Pero hasta a nivel comercial esta decisión parece estar desfasada, ya que el uso de carbón para la generación de electricidad ha disminuido de manera significativa en los últimos años, cuando hace una década la mitad de esta energía se producía con este mineral, actualmente solo abarca un 30 por ciento.
Por lo tanto, a pesar de que la administración estadounidense lo ha considerado como un triunfo político importante, “no veremos ninguna nueva planta de carbón como resultado de esta política, pero podría ayudar a algunas durante unos pocos años”, señaló Kit Konolige, analista de Bloomberg.
Y peor aún, según datos de la American Coalition for Clean Coal Electricity, 630 plantas de carbón en 43 estados han “cerrado o anunciado que cerrarán”, lo que representa casi el 40 por ciento del total de la infraestructura existente.
Esto debido a que el gas natural se ha convertido en la principal fuente de energía gracias al boom del gas de esquisto, y la energía eólica está creciendo rápidamente.
Lo que ha originado que los productores de carbón de Estados Unidos busquen colocar su producto en el extranjero, principalmente en China, Japón e India, que son algunos de los países que demandan su carbón.
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Daños al medio ambiente y a la salud
Por otra parte, los ambientalistas critican esta medida ya que provocará graves daños al medio ambiente y a la salud de los estadounidenses.
“El plan propuesto dejará a centrales eléctricas estadounidenses expulsando millones de toneladas de gases de efecto invernadero en la atmósfera en las próximas décadas, alejando a Estados Unidos de los objetivos del acuerdo climático de París de 2015, del que se retiró el año pasado por decisión del presidente Trump”, tal como lo señala Expansión.
Mientras que los ciudadanos sufrirán por esto, ya que según cifras de la propia EPA, “las nuevas normas pueden costar mil 400 muertes prematuras por enfermedades respiratorias y cardiológicas hasta el 2030, por el aumento de emisiones de micropartículas PM 2.5”.
Así, Donald Trump convierte al carbón en la fuente de energía oficial de los Estados Unidos en pleno auge del Siglo XXI.