Jiménez Espriú dice que consulta sobre el NAIM será responsable; Mitre dice que base de Santa Lucía es inviable

La operación simultánea del AICM y Santa Lucía daría lugar a la creación de un sistema aeroportuario y aeroespacial congestionado, con retrasos y problemas operacionales, afirma la corporación Mitre.

La consulta pública sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México sólo se hará sobre la base de opciones viales y sin irresponsabilidad, así lo afirmó Javier Jiménez Espriú, propuesto por AMLO como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para el siguiente sexenio.

“Estamos planteando la información y después vamos a asumir la opinión de la comunidad, en ese momento nosotros asumiremos la total responsabilidad de lo que vayamos a hacer”, aseguró hoy Espriú en entrevista con Carlos Loret de Mola.

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“Estaremos hablando de dos opciones viables, si alguna no lo fuera sería una irresponsabilidad plantearla y después construirla, asumiremos nosotros la responsabilidad a partir de opciones viables”, precisó.

El académico dijo que es necesario no reducir la discusión al tema de los costos y, por el contrario, se debe analizar a profundidad la viabilidad de continuar con la terminal aérea de Texcoco o conservar el AICM y habilitar la base aérea militar de Santa Lucía como un aeropuerto alterno.

La postura de MITRE

El plan de utilizar la base de Santa Lucía, sin embargo, ha sido criticado por empresarios, especialmente después de que la corporación Mitre entregara al equipo de AMLO un dictamen en el que se describe que utilizar la base militar no sería viable desde una perspectiva aeronáutica.

En el documento, citado por El Economista, se destaca que la operación simultanea del AICM y Santa Lucía daría lugar a la creación de un sistema aeroportuario y aeroespacial congestionado, con retrasos y problemas operacionales que impedirían satisfacer la demanda de aviación a largo plazo en la Ciudad de México.

De igual forma se plantea que un plan de esta naturaleza crearía una interferencia significativa en el espacio aéreo y de procedimiento que limitaría la capacidad entre los flujos de tránsito hacia los dos puntos.

Riesgos a la seguridad

El director del Centro para el Desarrollo de Sistemas Avanzados para la Aviación de la Corporación Mitre, Bernardo Lisker, precisó ya desde marzo pasado que la interferencia ocurriría al tener dos aviones volando, uno del norte y el otro del este, mismos que deberán cruzar por el mismo punto, con una separación vertical menor a lo que las reglas establecen, y estaría abajo de mil pies, contra la seguridad.

Por ejemplo, actualmente la separación entre aeronaves que aterrizan en el aeropuerto de la Ciudad de México es de cuatro millas, pero con Santa Lucía se tendría que aumentar a ocho millas náuticas. Esto quiere decir que además, de que puede poner en riesgo la seguridad de las personas por el cruce en la ruta de descenso de las aeronaves, terminaría demorando aún más el tráfico aéreo en la capital del país.

“Las trayectorias de vuelo llegan a un punto donde convergen y esto puede provocar serios problemas, uno o varios accidentes. Las trayectorias no están propias para que estén operando al mismo tiempo. Además, ahora las aeronaves traen otras tecnologías, por eso se requiere otro aeropuerto con otras tecnologías y una amplitud diferente”, señaló el presidente del Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica (CIMA), Gregorio García Morales, quien coincide con el dictamen de Mitre.

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