Israel tiene activo periodo político por decisiones de Benjamín Netanyahu sobre Congreso

“Los israelíes comprenden ahora que a la cabeza del gobierno hay un primer ministro que no mantiene sus promesas y prefiere su supervivencia personal a sus intereses”, dijo el ministro de Finanzas Yair Lapid tras su cese.

Jerusalén, Israel (Efe).- El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, decidió pedir al Parlamento (Kneset) que disuelva la legislatura “lo antes posible” y que convoque a nuevas elecciones para la primavera de 2015, a tan dos años de los últimos comicios.

En medio de una crisis dentro de la coalición de partidos nacionalistas, la agencia Efe reporta que las posturas entre Netanyahu y el dirigente centrista Yair Lapid, al frente de la segunda fuerza política, con 19 de los 120 diputados de la Kneset, parecen irreconciliables.

El lunes, en un encuentro entre ambos, el primero que mantienen desde que se desataron los cruces de acusaciones, acabó de forma abrupta e infructuosa.

Al término del mismo la oficina de Netanyahu pidió a Lapid que “dejara de sabotear el trabajo del gobierno” y se retractara de su comportamiento y advirtió que si persiste en su actitud, “no habrá otra opción que solicitar la confianza del votante una vez más”.

Lapid, ministro de Finanzas, censuró la posibilidad de que se adelanten los comicios, sabedor de que tras dos años en el gabinete su fulgurante popularidad como político estrella y primerizo se ha visto sumamente desgastada.

“El primer ministro prefiere llevarnos a todo el país a unas elecciones innecesarias que paralizarían la economía, llevarían al mercado a una brecha y interrumpirían las reformas planeadas para beneficiar a los ciudadanos israelíes”, acusó su formación.

Hoy, Lapid anunció que ha convocado mañana, miércoles, una reunión extraordinaria con los miembros de su formación parlamentaria para decidir si continúa en el gobierno.

De acuerdo a los medios locales, el jefe del Gobierno formuló el lunes cinco condiciones que, según insistió, debían cumplirse a fin de que la coalición siga su andadura, la mayoría de ellas difíciles de digerir por Lapid.

Destacan que cese las condenas a decisiones como la construcción en Jerusalén Este o las relaciones con EEUU; dé su visto bueno a la polémica ley para declarar a Israel como estado nación del pueblo judío, o que renuncie a su iniciativa bandera, la de reducir al 0 % el iva a aplicable a la compra de viviendas por parejas jóvenes.

Para Ben Caspi del diario “Maariv”, algunas condiciones eran “realmente humillantes”, en lo que coincide Sima Kadmon del “Yediot Aharonot”, que dice que era “una oferta que sólo podía rechazar”.

Algunos comentarias apuntan que Netanyahu acudió a la reunión con Lapid teniendo asegurado de antemano el apoyo de los partidos ultra-ortodoxos, grandes ausentes de la actual coalición, y que no obstante, han advertido al primer ministro de que si vuelve a pactar con Lapid -de agenda anticlerical- lo dejarán en la estacada.

Sea como fuere, los medios ya han puesto fecha a los próximos comicios, presumiblemente a celebrarse a finales del próximo marzo, de acuerdo a fuentes del conservador Likud de Netanyahu.

Ante este panorama, varios políticos daban hoy por hecho el trámite electoral y así, el jefe del opositor Partido Laborista, Itzhak Herzog, ya se veía “capacitado para liderar el país”, tras de señalar que “el pueblo ya no tiene fe en su gobierno y las elecciones deben celebrarse cuanto antes para reemplazarlo”.

Por su parte, la ministra de Justicia, líder del centrista “Hatnuá”, y aliada de Lapid en varios frentes, Tzipi Livni, aseguraba que “el pueblo israelí va a tener que elegir entre un gobierno extremista y uno gobierno sionista”.

La fragmentada coalición de gobierno de Netanyahu, al frente de su tercer mandato como jefe del Ejecutivo, desde el principio no gozó de cohesión entre sus integrantes.

Además del Likud de Netanyahu y Yesh Atid de Lapid, incluye a los grupos de extrema derecha “Israel Beitenu”, del canciller Avigdor Lieberman, y el pro-colono “Hogar Judío”, del titular de Economía, Naftalí Bennett, por un lado, y la formación centrista de Livni, que ha encabezado el hoy estancado proceso de paz con los palestinos.

La fragilidad de la coalición ha adquirido dimensiones nunca vistas precisamente en momentos de inseguridad y volatilidad en la región, disputas sobre la legislación nacionalista que pretende sacar adelante el Ejecutivo y la paralización completa del diálogo con los palestinos.

En este contexto, expertos vaticinan que la seguridad desempeñará un factor decisivo en eventuales comicios, en detrimento de aspectos como el económico o un reparto social más justo, que catapultaron en los pasados a Lapid hasta el Gobierno.

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