FMI advierte sobre los efectos de la pandemia en la educación
La gravedad de la crisis del coronavirus covid-19 obliga a los gobiernos a tomar en cuenta prioridades para evitar mayores daños en el crecimiento y desarrollo de sus economías, siendo los efectos de la pandemia en la educación uno de los principales por los daños a largo plazo que puedan generar.
En su artículo “El reajuste económico mundial: Fomentar una recuperación más inclusiva”, el Fondo Monetario Internacional (FMI) destaca que la población más vulnerable son los que más están resintiendo los efectos de la crisis del covid-19, una calamidad que podría generar un aumento significativo en la desigualdad del ingreso y retroceder en los esfuerzos del combate a la pobreza.
En el nuevo estudio, realizado en colaboración con el Banco Mundial para el G-20, el FMI reconoce que el virus genera mayores riesgos para la salud de los hogares de bajos ingreso, los más damnificados por el desempleo récord y con menos probabilidades de beneficiarse del aprendizaje a distancia, estimando que más de 500 millones de niños en todo el mundo se han quedado sin acceso a la educación debido al confinamiento, “muchos de ellos no volverán a las aulas tras la pandemia, con mayor probabilidad en el caso de las niñas”, indica.
“Estas desigualdades son realmente alarmantes, pero no inesperadas. Sabemos por experiencia y gracias a análisis recientes del FMI que las grandes epidemias suelen agravar la desigualdad del ingreso ya existente.” Refiere el estudio.
Con la interrupción de los programas educativos como consecuencia del virus, millones de niños corren el riesgo de caer en la «pobreza de aprendizaje», que significa no saber leer ni entender un texto sencillo a los 10 años. La pobreza de aprendizaje, impulsada por las deficiencias de acceso a una escolarización de calidad, ya es demasiado elevada, especialmente en los mercados emergentes y los países de bajo ingreso.

También nos preocupan los efectos a largo plazo que la crisis pueda tener sobre las brechas del ingreso y la educación. En nuestros estudios, hemos analizado la relación que existe entre educación y desigualdad. Un incremento de 10 puntos del coeficiente de Gini de un país (como los observados en algunas economías durante la crisis financiera mundial) se vincula a un grado de instrucción significativamente menor, de aproximadamente medio año. lo cual podría reducir los ingresos a lo largo de toda la vida y hacer que las diferencias de ingresos y oportunidades se transmitan de generación en generación.
Dicho de otra forma: para proteger nuestro futuro debemos proteger a nuestros hijos. Es por eso que debemos invertir más en educación, no limitarnos a gastar en escuelas y capacidad de aprendizaje a distancia, sino mejorar también la calidad de la educación y el acceso al aprendizaje y la capacitación para adquirir nuevas habilidades a lo largo de toda la vida.
La recompensa por estos esfuerzos puede ser enorme en términos de crecimiento, productividad y nivel de vida. Las simulaciones, basadas en un modelo que reproduce una economía como Brasil, demuestran que una reducción de una cuarta parte de la brecha del logro educativo, con respecto al promedio de la OCDE, podría hacer aumentar el producto económico en más de un 14 por ciento.
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