Lluvias intensas… y la ciudad, colapsada

¿Qué significado tiene la lluvia para todos los que vivimos, caminamos y padecemos la Ciudad de México?

Ciudad de México (elsemanario.com).- Una simple llovizna basta para entorpecer de manera seria la movilidad capitalina. Autos, peatones, ciclistas, transporte público. Ahora imagine (o viva, si ya le tocó) lo que causa la lluvia continua como la que se ha presentado en estos días.

Basta con revisar los titulares de algunos diarios para encontrarse cosas como Colapsan lluvias al DF, Lluvias rompen récord de intensidad en 50 años, Colapso por segundo día, espejo de lo sucedido  por efecto de una lluvia continua para la que, evidentemente, la ciudad no está preparada.

El caos. La ciudad se vuelve una postal a la ineptitud. Un cuadro surrealista. Una fotografía, la misma de cada año y que con el paso del tiempo se llena de más personajes.

La ciudad se convierte en un collage donde ya no cabe la imagen de ningún otro personaje que pueda habitarla. Se retaca, se satura. La hora pico ya no tiene nada que ver con los horarios que otrora se acomodaban en esa categorización que más bien, se volvió pretexto para justificar las cargas viales o el colapso del transporte. Eran avisos y nadie les hizo caso. Hoy, la hora pico es cualquier hora. Sálvese la madrugada que aún se encuentra libre del show que significa trasladarse en la Ciudad de México. Más cuando el clima decide mandarnos tres huracanes al mismo tiempo.

Y los afectados son…

Somos todos.

Al peatón le afectan los charcos; no sabe si pisar o esquivar lo que puede ser simple acumulación de agua o un tremendo socavón de los que “casi” no hay en esta ciudad. El ciclista tiene que dejar estacionado su vehículo en casa, en su lugar de trabajo o en dónde sea. Se convierte en caminante, que a su vez se ve afectado por los charcos… sin mencionar los deslaves y los 280 encharcamientos, que por ejemplo, ayer afectaron a la capital del país.

Otro enemigo común del caminante bajo la lluvia suele ser el automovilista, que a la mayor brevedad desea llegar a su destino, pero este a su vez es detenido por la carga vehicular; ni que decir del transporte: tramos que comúnmente se recorren en diez minutos pueden convertirse en detestables caminos sin fin, entre la incesante lluvia, tránsito lento, filas enormes para poder subirse a un camión, peatones esquiva-charcos, semáforos y transporte colapsado. Del metro, ni se hable. Si de por sí es un sauna que nos atrapa más tiempo del que calculamos en las mañanas, las tardes, las noches, también cuenta con sus propias cascadas y chapoteaderos; en días como estos, se convierte en un auténtico pandemónium.

Y arriba, la ciudad colapsada

Antes de que el problema se resuelva, se ve más viable la posibilidad de hacer hoteles rodantes. O eso parece, no hay acciones concretas. Se sabe cuál es el problema, pero se sigue motivando el uso del auto particular y nada se aporta a la mejora de la infraestructura vial o del transporte existentes.

La gente pasa más tiempo en el transporte o trasladándose que el tiempo que dedica a comer, por ejemplo.

La lluvia, ese fenómeno que debería causar alegría o dicha, en ciudades como la nuestra es sinónimo de encharcamientos, inundaciones, tránsito pesado, estrés, infecciones, retardos, peleas, cláxones ensordecedores, mentadas, silbatos de los que intentan contentar la desesperación y ansiedad y acumulación de motores que en conjunto desquician la frágil movilidad del Distrito Federal.

Rescate de conductores que se quedaron varados en Periférico y San Antonio.
Rescate de conductores que se quedaron varados en Periférico y San Antonio.

Y, ¿a quién le importa esto? Se dice, desde hace meses, que la ciudad está preparada para la temporada de lluvias… ¿Y luego?

La pregunta se vuelve letanía, ¿qué pasa en esta ciudad?; ¿es sólo que somos muchos? ¿Ya rebasamos el límite? ¿Tenemos a tope el transporte? ¿Son las obras? ¿Cuántas hay? ¿Por qué tantas? ¿Son necesarias? ¿De qué me sirve una mega obra en Chapultepec si toda la ciudad se colapsa? ¿De que nos sirve un deprimido en Mixcoac, que en teoría mejorará la movilidad, si toda la ciudad se colapsa?

Insurgentes, Revolución, Periférico; se vuelven chiste, alberca, estacionamiento, todo menos las vías que suponía su construcción. Paralelo a esto, las emisiones contaminantes aumentan. ¿Y la salud?

¿Y nosotros? ¿Y la bendita “movilidad de vanguardia”? ¿En dónde está? A lo mejor, se quedó atorada en alguna de tantas congestiones viales. La vivimos, la caminamos y la padecemos. Las arterias viales de nuestra bella jungla de asfalto se atrofian. El DF está a nada de sufrir un fatal ataque cardiaco.

0 0 voto
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x
()
x