¿Es la hipnosis el invento más viejo de la fanfarronería colectiva o es, cómo algunos argumentan, un poderoso medio para influir en las personas?
Por siglos la hipnosis ha sido explorada como una herramienta terapéutica o de entretenimiento pero tiene la reputación de ser falsa y basada en el misticismo pero, ¿qué dice la ciencia?, ¿es la hipnosis verdadera?
A pesar de haber sido presentada por la media como una forma de control mental, las investigaciones científicas describen a la hipnosis un poco diferente. Ésta es un estado de conciencia que conlleva altos niveles de atención centrada que minimiza los pensamientos competitivos y permite elevar nuestra incidencia a responder a sugerencias. La hipnosis, desde el punto de vista científico, es similar a la clase de concentración que tendrías si leyeras un libro o miraras TV mientras el resto del mundo ‘parece desaparecer’.
Los estudios revelan que la hipnosis puede, de hecho, afectar nuestras respuestas autonómicas -aquellas que se dan de manera semi automática y son reguladas exclusivamente por el cerebro como la expresión facial, ritmo cardíaco o respiración-.
Un estudio realizado informó a sus participantes que verían palabras mal escritas o con errores. Después se les pidió nombrarlas y, aunque estas eran correctas, la mayoría respondió con errores. Una radiología mostró después que la actividad de la corteza cingulada de los participantes había disminuido (área del cerebro relacionada con resolver conflictos y completar demandas), además se redujo el trabajo realizado por la corteza visual -la cual es crucial para reconocer palabras-.
La hipnosis sigue una curva normal de ‘hipnotizabilidad’, es decir, algunas personas se encuentran más propensas a caer en hipnosis que otras. Mientras que algunos no presentan ninguna sensación durante la hipnosis, muchos otros responden a sugestiones de dirección motora (levantar el brazo involuntariamente, caer, cerrar los ojos) y sólo un pequeño grupo responde a sugestiones cognitivas que impactan en la memoria, la percepción, llegando, incluso a crear alucinaciones y amnesia selectiva.
La hipnosis incluso puede ser usada para modular el dolor. En un estudio se les dió a los participantes una descarga eléctrica en su mano derecha y se les pidió después evaluar su nivel de dolor. Se les informó posteriormente que el mismo estimulo eléctrico volvería a ser aplicado aunque en verdad nunca hubo descarga; los participantes volvieron a emitir una respuesta de dolor e incluso la resonancia mostró que los niveles de la corteza cingulada se mantuvieron elevados aún cuando no existió una segunda descarga eléctrica.
Los investigadores incluso han evaluado las respuestas cerebrales que presenta una persona que finge una parálisis y lo que ocurre después del proceso de hipnosis con ella. Al parecer, existe activación de la corteza orbifrontal, el cerebelo derecho comienza a actuar, también el talamo izquierdo y el putamen. No así cuando se esta fingiendo ya que a través de una resonancia magnética pudieron encontrar que aquellas personas que se encuentran bajo hipnosis mantienen bases nerviosas diferentes a aquellos que imitan una.
Uno de los hipnotizadores certificados de la historia fue Sigmund Freud, quien a través de esta técnica comenzó a tratar sus primeros casos de histeria femenina y neurosis. Llegando a la conclusión después de varios intentos que este método no funcionaba debido a que las pacientes lograban mejorar bajo el estado hipnótico pero retomaban su viejo self cuando el efecto terminaba o cuando los días pasaban. Durante su experimentación logró que los pacientes olvidaran por completo ciertos momentos de su historia de vida, se dice que curó a una mujer alemana que había olvidado su lengua natal y sólo podía comunicarse en ingles, e incluso, llegó a puntualizar a través de la hipnosis los mas oscuros recuerdos y deseos que presentaban las personas.
