El problema con la Enuresis

Enuresis el mojado enigma de la retención, angustia y la introyección de reglas. ¿Por qué mojamos la cama? 

Mojar la cama siempre ha sido un tema digno de las más horribles burlas, es comúnmente el causante de todas las jaquecas maternas e implica terror nocturno para niños y padres por igual.

La enuresis es típica de los niños en la etapa en la que aprenden a controlar su deseo de ir al baño (y comienzan a entender el lugar correcto pare hacerlo) pero no es exclusiva de ellos y existen casos en los que, este mojado problema se mantiene hasta bien entrada la edad adulta o aparece tras eventos traumáticos que regresionan al individuo.

A pesar de las críticas familiares o lo señalado en algunas revistas para padres, el proceso por el cual aprendemos a controlar nuestras esfínteres es complejo y puede llegar a tardar algún tiempo antes de ser una conquista lograda. Usualmente el control de la vejiga comienza a darse entre los 18 y 24 meses pero, no es hasta los 4 o 5 años de edad cuando los nervios sacros, que producen la contracción de los músculos reguladores de la micción, la defecación y la erección, alcancen su madurez. En consecuencia no se puede hablar de enuresis antes de los 5 años e incluso de los 7 años.enuresis_02_sm

La enuresis no tiene causas orgánicas, de hecho, esto la caracteriza de otros trastornos de retención-expulsión. En la antigüedad se llegó a tratar con hierbas, se pensaba que era consecuencia del relajamiento de la vejiga por las noches o de algunos otros músculos que interactuaban en el proceso de micción, sin embargo, con el tiempo, las teorías acerca de fallos en el funcionamiento psíquico que podrían estar involucradas con este problema fueron siendo cada vez más aceptadas y en la actualidad se ha identificado que su base se encuentra en el placer, el control y la introyección del mundo externo.

¿Por qué placer?

Las funciones vesicales y las reproductivas guardan cierta asociación a nivel físico. La sexualidad en la infancia esta relacionada a conductas autoeróticas, es decir, que se satisfacen en el propio cuerpo como succionar el dedo, retener o expulsar heces y jugar con los genitales. El acto de orinar produce también llamativas sensaciones corporales y sirve, además de cumplir una importantísima función fisiológica, para la producción del placer que se experimenta en la urgencia de orinar y por fin lograr hacerlo.

Mientras que al ser infantes esta descarga puede ocurrir en cualquier lugar (gracias al pañal), mientras vamos creciendo debemos aprender la dolorosa lección que impone: no siempre puedes cumplir con tu deseo. Se encamina entonces al individuo a ciertas condiciones o lugares propicios para la descarga de este deseo lo que genera que se encuentre con uno de los primeros choques autoritarios que tendrá a lo largo de su vida.

Se busca así instaurar una normatividad en el niño y que él aprenda a autorregularse y controlarse. Mojar la cama nos habla de aquello que el niño no es capaz aun de controlar (las ganas de ir al baño como representación simbólica de su deseo por hacer otras cosas que salen de la norma). La forma en la que el niño introyecte este proceso regulatorio y normativo puede llevarlo a la angustia o al entendimiento relajado, dependiendo de las características propias de los padres.enuresis_01_sm

Si el niño introyecta figuras normativas con la capacidad para -simbólicamente- destruirlo padecerá de angustia de castración, miedo a que algún otro le quite de forma abrupta el poder -sobre sí mismo y su actuar- (que le pertenece desde el momento en el que nace y que se ve cortado cuando las reglas comienzan a presentarse). En cambio, si introyecta figuras que le permitan mantener un desarrollo adecuada de lo normativo, las reglas y el orden, lograra cumplir fácilmente con la tarea de insertarse en estos sin mayores complicaciones.

La enuresis nos habla de angustia ante el deseo (de seguir manteniendo sus conductas de expulsión y retención) o ante el miedo (de las consecuencias al no acceder a las reglas que los padres tienen para expulsar y retener). Ningún niño moja la cama porque quiere o porque es demasiado flojo como para levantarse al baño, estos son mitos que alientan a los padres a reforzar las conductas de terror que están provocando que todo el proceso de enuresis aparezca en una primera instancia.

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