En días pasados se informó que la OMS incluirá el trastorno por videojuegos como enfermedad mental, ante ello especialistas de la UNAM puntualizaron que para lograr identificar a quienes lo padecen se debe dar prioridad al análisis del contexto de la persona que presenta est adicción.
En palabras retomadas por Notimex, Hugo Veliz, maestro en Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que se debe de hacer una clara diferencia entre un jugador entusiasta y uno que es adicto.
“No es la primera vez que a los videojuegos se les encasilla como un problema, durante 30 años han competido contra el cine, la televisión, los medios alternativos o convencionales y también los han estigmatizado”, señaló el académico.
Veliz indicó que para determinar si es una adicción debe tomarse en cuenta cómo afecta o qué tanto distrae las actividades cotidianas del individuo como dormir, comer o el ir más allá del intercambio que se tiene con alguien más a través del juego.
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«Cuando se habla de un trastorno se hace con el fin de estigmatizar a un sujeto, etiquetarlo y organizarlo a partir de la enfermedad mental que trae consigo, y eso sólo ayudaría a incrementar las filas de los diagnósticos psiquiátricos”.
En referencia a la clasificación por parte de la Organización Mundial de la Salud, del uso excesivo de los juegos de video como una trastorno, el especialistas detalló que par contar con un diagnostico certero del paciente se debe de investigar “qué jugamos, cómo, cuánto tiempo, con quién, por qué, no estamos hablando de un escape de la realidad sino de construirse un nuevo espacio y poder interactuar con otras personas del mundo”.
Aun cuando es común encontrar escuchar de casos de personas que optan por descuidar su cuidado personal y bienestar físico por jugar una partida, el experto afirmó que cada caso es específico y es muy importante conocer el contexto sociocultural de la persona, así como su historia de vida para tener un panorama completo que permita definir si es un problema de socialización o es únicamente la forma en que la persona decide pasar su tiempo libre.
“No todos los videojuegos ni todas las personas que están frente a una consola se convierten en adictos, lo más importante es la guía y responsabilidad que se le dé a su uso”, concluyó el catedrático.
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