11 compañeros de trabajo ganan 4,9 millones de dólares en la lotería Powerball

Once trabajadores del centro médico Northern Valley Indian Health, de la ciudad de Chico, California, se repartieron un premio de 4.927.915 dólares. Ocurrió tras un sorteo de la lotería Powerball, celebrado el 1 de agosto. Luego de los impuestos de lotería deducibles en Estados Unidos, cada uno ingresó cerca de 270.000 dólares.

Justo a la mañana siguiente, los once trabajadores conocieron los resultados y supieron que se habían llevado el premio. Apenas una semana más tarde, fueron juntos a reclamar su dinero, a las oficinas de Powerball en California. Allí recibieron su cheque y compartieron su alegría con los medios de comunicación allí presentes.

Emilio Montoya, jefe del equipo, fue el encargado de comprar el boleto ganador. Los números con los que jugaron fueron elegidos por él mismo de forma aleatoria, tal y como venían haciendo últimamente. En total, llevaban jugando juntos cuatro años y cada miembro del grupo pagaba solo 3 dólares a la semana.

El día del sorteo, el acumulado de Powerball se encontraba en 187 millones de dólares. Entonces, los números ganadores fueron 5 – 22 – 32 – 38 – 58 y el número adicional “Powerball” 26. Finalmente, los once compañeros acertaron los cinco números principales. De haber adivinado también el adicional, se hubiesen repartido el premio mayor. Sin embargo, este terminó acumulándose más aún, ya que no hubo acertantes de todos los números aquella noche.

Para el grupo, jugar a Powerball significaba algo más que poder ganar dinero. Era perseguir sus sueños. “Te rodeas de personas que también juegan, y siempre ves un rayo de esperanza en sus ojos”, dijo Janine Cuellar, una de las afortunadas. “Me gustaría poder comprarme una casa propia”, decía ilusionada Karen Hughes, otra ganadora.

Entre lágrimas, y especialmente emocionada se encontraba Sherron Prosser. Y es que, justo el día en que ganaron, se cumplían 12 años de la muerte de su hermana. No obstante, estaba segura de que ella se hubiese alegrado mucho por su suerte, y desearía que lo celebrase con todos sus familiares y amigos. Igualmente, Sherron se mostró eternamente agradecida a su jefe Emilio Montoya ya que, aunque ella ya no trabajaba con él, pudo seguir comprando lotería con el grupo.

Gestos como estos, demuestran que, más que compañeros de trabajo, los ganadores eran como una familia. Una relación forjada luego de varios años trabajando juntos y jugando a la lotería Poweball. El resultado, más allá de la compensación económica, fue compartir sus esperanzas y cumplir sus sueños unidos.

 

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