Chile busca no dejar en el olvido a víctimas de dictadura militar

“Basta de silencio”, afirmó la presidenta chilena Michelle Bachelet al solicitar a militares y civiles  información sobre las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar de Augusto Pinochet.

Ciudad de México (elsemanario.com).- Fue el 11 de septiembre de 1973 cuando comenzó uno de los periodos más sombríos para la historia chilena. Con la irrupción violenta en La Moneda, comenzaron 17 años de dictadura militar.

42 años después, la actual presidenta Michelle Bachelet, instó a militares y civiles que tengan información sobre todas las violaciones a los derechos humanos acaecidas durante la dictadura militar, a que entreguen esos testimonios a la justicia.

Basta de silencio”, dijo Bachelet, pues de voz en voz se infiere que hay supuestos pactos entre militares para no revelar datos importantes sobre todas las violaciones a los derechos humanos que se perpetraron entre 1973 y 1990.

A partir del retorno a la democracia en 1990, en Chile la reconciliación nacional ha sido una meta por la que se ha trabajado de manera constante, pero no se trata de una reconciliación con olvido, la agenda chilena ha impulsado una reconciliación basada en la justicia a las víctimas y a sus familiares, en la restitución de la verdad y por ello al correr los años, se ha investigado y llevado ante la ley a los responsables de muertes, desapariciones y torturas.

 Recientemente, un caso que ha visto la luz de la justicia  es el del fotógrafo Rodrigo Rojas De Negri, quien murió quemado y por el que han sido procesados siete exmilitares. Rojas De Negri fue torturado junto con su compañera Carmen Gloria Quintana, quien sobrevivió con quemaduras graves.

Los dos habrían sido detenidos por una patrulla del Ejército en Santiago,  para posteriormente ser quemados y abandonados. Fue la semana pasada cuando la justicia procesó a los exmilitares por el homicidio calificado de Rojas De Negri y el intento de homicidio calificado contra Carmen Gloria Quintana.

Es sano para Chile que avancemos no sólo en conocer qué ocurrió, sino que avancemos también en justicia y, por supuesto, en reparación a familiares y víctimas”.

Son las palabras de la jefa de Estado chilena, quien se pronuncia de esa manera sobre lo acontecido durante la dictadura de Augusto Pinochet, al tiempo que reitera está comprometida con la adopción de una Política Explícita e Integral en Derechos Humanos con el fin de garantizar derechos, verdad y justicia para quienes padecieron el mandato pinochetista.

Sólo así podremos reencontrarnos como lo que verdaderamente somos: un país de hermanos, donde la libertad, la igualdad, la justicia y la fraternidad se viven cotidianamente y orientan nuestras acciones en el trabajo, en la convivencia, en la acción política, en la imaginación de un futuro compartido”.

Los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura no se olvidarán o desaparecerán de la memoria de quienes fueron víctimas directa o indirectamente. La memoria chilena sigue clamando por justicia años después de lo sucedido; los muertos, torturados y desaparecidos alzan su voz. Se escabullen entre las paredes que los quieren encerrar, entre los discursos que los quieren desaparecer. Ahí tenemos a tantos que aún viven en la memoria y que son motor para que las luchas por justicia y dignidad sigan su camino.

A lo largo y ancho de Latinoamérica la lucha reivindicativa de la memoria está presente, lo ha estado durante décadas y cada país tiene su propia forma de realizarla. Poco a poco la defensa de los derechos humanos ha cobrado relevancia en las agendas de las naciones, poco a poco mantener viva la memoria de los caídos se vuelve más importante en la construcción de los imaginarios colectivos, en espera de que ningún crimen tan atroz vuelva a repetirse.

Ese 11 de septiembre en Chile, la obscuridad llegó, pero también la luz, pues desde La Moneda, el derrocado presidente Salvador Allende nos enseñó la claridad de la justicia y la verdad:

La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen… el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de un mundo mejor… La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.”

Por Alberto Cedeño.

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